Denisse, la vigencia del paraíso eterno y fascinante

Denisse, la vigencia del paraíso eterno y fascinante.

Amigos he visitado a Denisse

Y la verdad se me voló la gorra y cayó en Andorra entre gente que esquiaba.

Si fuera diez años más joven, qué feliz
Y qué descamisado el tono de decir
Cada palabra desatando un temporal
Y enloqueciendo la etiqueta ocasional
Los años son, pues, mi mordaza, oh mujer
Sé demasiado, me convierto en mi saber
Quisiera haberte conocido años atrás
Para sacar chispas del agua que me das
Para empuñar la alevosía y el candor
Y saber olvidar mejor
A Denisse la tengo agendada hace años. De la época de Mahia, Yami, Agostina, Gala y otras bestias que hicieron época en aquel foro donde Aminobwana hacía afters en Treffen y ellas pasaban fugazmente, inalcanzables.
Esta estupenda dama, tiene lo que todos buscamos: belleza, cordialidad, actitud, sonrisa franca y permanente, un lomo del quinto carajo, un servicio completo, profesional y esmerado, y un radar para administrar nuestras ganas de garchar a nuestro gusto. Todo por diez lucas la hora, a una cuadra de Plaza San Martín.
Cuando la contacto al mediodía del martes, la veo en línea y me contesta bastante rápido, un intercambio cortito y al pie. Ella, obviamente no me registra, soy como corresponde un extraño más entre tantos que la frecuentan y frecuentaron, dándole un merecido golpe a mi vanidad y fantasía. Parece una boludez, pero tardé años en aceptar no dejar ni una puta huella.
Verán que ando con una onda retro. Antes Alegra, ahora Denisse. Honestamente de cara no es especialmente bella, pero la verdad cuando la vi en SI lo primero que me acordé de ella no fue su cara, si no que le entraba por el orto que daba gusto.
Es muy delgada y de curvas suaves y hombros estrechos. Gomas hechas que cuando la mirás de frente le asoman por el costado ganando el contorno del torso. Una delicia el panorama.
Tomé entonces el turno de las seis y media de la tarde el martes lluvioso y frío. Se demoraba unos quince minutos y fui a boludear a la Galería Pacífico.

Esta mujer propone que salte y me estrelle
Contra un muro de piedras que alza en el cielo
Y como combustible me llena de anhelos
De besos sin promesa y sentencias sin leyes
Esta mujer propone un pacto que selle
La tierra con el viento, la luz con la sombra
Invoca los misterios del tiempo y me nombra.
Esta mujer propone que salte y me estrelle
Sólo para verle
Sólo para serle
Sólo y no olvidarle
Y como olvidarle, si a medida que se acercaba la hora, mejor me acordaba de esos encuentros pasados. Sin mucho esfuerzo, recordaba mis dedos (dos, tres) entrándole en el orto mientras me chupaba la verga.
Me recibe pues en un lindo departamento sobre San Martin al xxx. Está muy bonita con un vestidito mínimo mirándote directo a los ojos, con unas bucaneras negras que no se sacó durante todo el encuentro.
Baño pequeño y equipado, hay un cuadrito de una cabeza de estatua romana colgada al lado del inodoro, que te mira la verga cuando hacés pis.
De dorapas empezamos a transar y se va soltando. Hace algunos ruiditos y soniditos cuando la estrujás, una puta costumbre que no se ha sacado. No molesta para nada, pero a esta altura de la soirée es por lo menos pintoresco.
Baja y hace un pete sin muy suave. Con cuidado, con la mano la empujo desde la nuca, garchándole suavemente la garganta. Paro para no gastar la única bala que llevo, y cuando la saco me dice “cómo me cogiste la boca”.
Boca arriba en la cama, le devuelvo favores. Todo bien ahí abajo, labios chicos, suaves y limpios. Me pongo boca arriba, se sube y cabalga. Muy lindo verla con esas gomas bamboleantes.
Viene el momento de la verdad: se pone en cuatro, yo parado a un costado de la cama. Se pasa gel en el anillo, y le entro a dar por el orto muy profundo. Tuve el cuidado de agregar gel al costado de la chota (gracias Polacrin) entonces le entraba hasta la manija.
Ahora los sonidos que hacía eran roncos y desacompasados, mezclados con gemidos sordos y profundos. Bingo.

Con diez años de menos, no habría esperado
Por sus proposiciones y hubiera corrido
Como una fiera al lecho en que nos conocimos
Impúdico y sangriento, divino y alado
Con diez años de menos, habría blasfemado
Con savia de su cuerpo quemaría los templos
Para que los cobardes tomaran ejemplo
Con diez años de menos, hubiera matado
Después de acabar como un caballo, me tumbo a fumar y a mirarla en bolas con las bucaneras puestas. Está muy buena, linda piel para despuntar el vicio en el after.
Este período retro que tengo, me está enseñando que uno sabe lo que quiere y dónde conseguirlo. Salvando el tema guita, todo está a nuestro alcance.
Pero uno es muy vanidoso para aceptar que la magia está en ellas y que si vamos por lo nuevo es nuestra inexplicable necesidad de probarnos, escondidos sin vergüenza en el pobre argumento de la novedad y sabiendo que contradictoriamente las buenas sorpresas llevan tiempo.
Y parafraseando a Jack al final de “El Resplandor” digo
“No por mucho madrugar Jack, amanece más temprano”.
Escrito un millón de veces, hasta enloquecer.

Nuncagateo desde Buenos Aires, la ciudad de los ojos tan pero tan maquillados.

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