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Reencuentro con Holly: cuando el trato de amante es real.

No voy a hacerles perder tiempo detallando el servicio que ofrece Holly. Hay infinidad de textos en los que se habla de su performance, y todos coinciden en lo mismo: es excelente. Esta vez no fue la excepción. Pero lo que quiero destacar no es solo eso, sino algo que, a los que ya pasamos los 50, nos importa tanto o más que lo que sucede en la cama.

Para empezar, Holly no es de esas que te tiran el speech robótico cuando preguntás por el servicio. Siempre deja en claro lo que ofrece, a veces con más detalle, a veces con menos, pero sin vueltas. Ahora, lo que pasó muchas veces con algunas escorts, lo leo en sus relatos, es que el famoso “trato de amante” se queda en la teoría. Te reciben con la frialdad de una recepcionista y después hacen lo suyo con corrección, sí, pero sin esa calidez que hace la diferencia. Y ahí está el punto: uno no busca una novia ni quiere lidiar con lo que implica una relación real, pero sí espera, aunque sea por un rato, sentir la conexión, la entrega, el deseo mutuo (aunque sepamos que es parte del show).

Con Holly eso pasa. Desde que te abre la puerta, sentís que te está esperando como un amante que quiere verte, no como alguien que simplemente cumple un turno. La bienvenida, la sonrisa, cómo está vestida para la ocasión (aunque no le hayas pedido nada en particular), la calidez en la forma de tratarte, la manera en que se mueve, en que te mira… Todo fluye de manera natural.

Y en la cama, lo mismo. Fogosa, entregada, con esa combinación justa de pasión y respeto. No se trata solo de lo técnico, sino de que todo se siente auténtico. No es el típico “hago lo que tengo que hacer” y ya. Con ella hay una diferencia sutil pero clave: realmente te hace sentir deseado.

Después, la charla. Porque sí, después de los 50 el sexo sigue siendo importante, pero también queremos algo más. Un rato de conversación, un espacio donde descargar lo que venís acumulando, una compañía que se sienta genuina. Y Holly sabe escuchar, sabe responder cuando se lo pedís, sin apurarte ni rellenar el silencio con frases vacías.

En resumen, este reencuentro confirmó lo que ya sabía: Holly no es solo una gran profesional, sino alguien que realmente entiende lo que significa un trato de amante. Y eso, créanme, es algo que no se encuentra tan fácil.

Gracias por leerme.

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