Masajes y algo más con Mariana

Sábado 30 de diciembre, 20:30 hs


El fin de semana del 30 y 31 de diciembre iba ser tranquilo. No pensaba, por lo menos hasta el viernes, ir a conocer a alguna nueva o reincidir con mi chica preferida. El calor sofocante de ésa semana me había tirado muy atrás la líbido. Pero viví dos situaciones. La primera el viernes 29, como a las 15 hs (calor infernal) me llaman de un spa ubicado en San Justo para arreglar un par de cerraduras. Ya habrán adivinado que soy cerrajero. Mientras estaba transpirando la gota gorda ensimismado en mis labores, aparecieron 7 muchachitas que alegremente se iban a tomar un día de spa. Siete cajetudas que no tenían nada que hacer ése día y que se pusieron de acuerdo en ir al spa, mientras yo ya me había comido 8 cuadras bajo el calcinante sol para llegar al spa y hacer mi trabajo. La otra situación aconteció el mismo sábado. Viajando en el tren Sarmiento, mi vista detecta el pliegue o caída de una teta vista de costado. Por supuesto de una pasajera. La chica en cuestión, tenía puesto un vestidito, sin escote hasta el cuelo, pero sin mangas, y muy abierto en ésa parte. La abertura para el brazo le llegaba hasta lo que supongo debió ser su última costilla. Y como no llevaba corpiño debajo, ésa visión (mas) turbadora, hizo en mí un impacto que cambió radicalmente mis planes para ése fin de semana.
No sé a cúal de los dos sucesos atribuirles mi cambio de plan, porque hasta el viernes a la mañana, mi mayor deseo para ése fin de semana, era llegar a la noche al hotel, ponerme en bolas, y al aire acondicionado en 20. Quizás por lo del spa, me dije que yo también merecía unos masajes y unos mimos, y por eso, entre las masajistas de Baires, y que encima trabajen a la noche los fines de semanas, me decidí por Mariana. Le mando un whatssapp, me pasa cómo es su servicio: Masajes descontracturantes y sexo al final de la sesión. Me pareció atractiva su propuesta, así que arreglamos sin más trámite el encuentro. Llego más que puntual, unos 10 minutos antes, le mando otro mensaje avisándole que ya había llegado, y como no estaba ocupada me abre por el destrabador eléctrico desde su tercer piso. A ésa hora, hay una persona de seguridad al que saludé por cordialidad, y me mandé para los ascensores del fondo del edificio (tal como me indicó Mariana en uno de sus mensajes).
La primera impresión fue buena. Me recibió con un camisón de encaje negro que dejaba traslucir un conjunto de ropa interior roja.
Le pedí de darme un baño primero, para sacarme todo el calor de mi piel hirviente. Ducha breve de agua fría para tratar de revivir y sentirme bien con mi cuerpo. Ojo, no es que no tuviera agua caliente, me dí directo con la fría por elección. Previamente me facilitó un toallón.
Cinco o diez minutos después, salí del baño (en pelotas y con mis ropas en la mano), y me hizo acostar boca abajo en la camilla. En la habitación tiene aire acondicionado, así que durante ésa hora me olvidé del calor que hacía en la calle y me entregué completamente al disfrute de sus masajes. Muy buenos por cierto. Llegué a preguntarle cuántos cursos había hecho y de qué tipo de masajes, me respondió que básicamente sólo estudió para masajes descontracturantes, que era lo más habitual, y que también hacía masajes prostáticos (algo que no probé, por lo menos en ésa sesión... probaré cuando reincida). Al lado de la camilla, sobre el piso, hay un tatami. Fue ahí, a dónde me hizo bajar al concluir sus masajes para tener sexo.
Ella es tal cual la foto que tiene en el whatssap, y de algunas de las varias fotos que publica en Baires. Pero hay algunas fotos de su publicación que tienen varios años de antigüedad o que ya no son actuales. Al momento del sexo, ella se sacó la tanga y el corpiño, se bajó los breteles del camisón de encaje, para que pueda disfrutar de sus lindos pechos, pero al camisón se lo dejó a la altura del vientre, seguramente para ocultar alguna pancita que no me hubiera desmotivado ni causado desagrado. Pero las mujeres son coquetas, y tratan de disimular lo que creen que no causaría buena impresión. En cuanto a la onda, es simpática y te hace sentir cómodo.
A la salida, se vistió y me acompañó a abrirme, ya que a ésa hora la puerta se cierra con llave y el de vigilancia no te abre.
Salgo de vuelta al calor de la noche, y mientras caminaba para tomar un colectivo, me asaltan de nuevo las ganas de coger. Había acabado bien y bastante, además generalmente con un sólo polvo me quedo tranquilo y en paz. Ya eran las 21:30 hs pasadas, y como había dinero en el bolsillo, encaro caminando para el spa Libertad. Experiencia que comenzaré a escribir cuando termine de publicar la actual.
Saludos a todos!

TABLITA DE LA EXPERIENCIA

Regalito: xxxx
Barrio: Microcentro - esmeralda al xxx
Es Completa: NO
Bucal: CON
Es Independiente: SI
Besos: Piquitos
Calificacion Gral: 8

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Cara: 8
Lolas: 9
Cola: 7
Cuerpo: 7
Onda: 9
Lugar: 9
Relojea?: No
Servicio: 8
Reinicidencia: Si

FOTOS DE LA PUBLICACION

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