Yazmin, la lujuriosa de la camilla, masajes y placer. Material hot

Qué tal señores. Hoy les traigo una experiencia que vale cada billete. Jueves a la mañana, me levanté con ganas de algo distinto, algo que combine relax y desenfreno, así que le mandé mensaje a Yazmin, arreglamos en dos toques y me mandé para su búnker en microcentro.
Lugar prolijo, música tranquila de fondo, todo con onda zen, pero el único chakra que se me abrió fue el de la lujuria. Me recibe con una sonrisa encantadora y una energía que te levanta hasta el ánimo. Buena onda asegurada, eso ya es una garantía de que la vas a pasar bien, puedo confirmarlo.

Arrancamos!
Señores, me saco la pilcha y paso a la ducha de rigor, que siempre es clave para arrancar impecable. Salgo, me tiro en la camilla, y lo que viene después es una caricia al alma y al bicho. Yazmin sabe lo que hace, sus masajes te dejan flotando, pero lo mejor es que mientras trabaja en la contractura, se va arrimando con esos pechos que te ponen más duro que estatua de procer.

De a poco, me mete mano y entre roce y roce, ya me tenía duro como mesada de mármol. A los minutos, su mano toma el control, y con un par de movimientos estratégicos me dejó al borde de la locura.
En un momento, sin mediar palabra, baja a saludar al amigo. Y, hermano, qué nivel de pete, mamita. Lengua húmeda, boca caliente y movimientos precisos. Entre suspiros y miradas sensuales, me hizo ver las estrellas. Una profesional del placer, sin dudas.
Sale forro en mano y a la acción. Me la monto contra la camilla y le entro con todo, besos, caricias, respiración entrecortada, nos movemos en un vaivén de lujuria y descontrol. Le pido cambio de posición, la pongo en cuatro y a darle sin piedad. Cola redondita, cadera perfecta, se mueve con una entrega total. Por último, la acomodo de frente sobre la camilla y terminamos el baile con un final a todo dar, o mejor dicho a todo acabar.

Conclusión:
Si buscan una mina con curvas, buena onda y servicio de lujo, Yazmin es el nombre. Te trata como un rey, te hace sentir cómodo, y encima coje como los dioses. Una mezcla de relax y erotismo que te deja flotando de placer. Definitivamente, volveré muchas veces más. Saludos señores.

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