Lucía BG: La ironía del destino bairesgirls

Diciembre. El mes eterno. El más largo del calendario aunque cronológicamente aparente ser igual a los demás. Entre el 1° y el 31 metemos miles de eventos, reuniones, cuestiones pendientes y asuntos eternamente postergados. Vivimos este mes a un ritmo más acelerado que el normal. Queremos dejar todo al día, como si existiera una norma tácita de arrancar el año venidero sin nada pendiente.

Volviendo todo transpirado de un entrenamiento, con el acelere propio de esta época, mandando mensajes mientras caminaba por la calle, vi en mi agenda a Lucía. Hacía unos meses que no la visitaba. Típico de la conducta humana, uno tiende a idealizar las ausencias y a olvidar los detalles más reales. Decidí escribirle al otro día para ir a visitarla. A la mañana siguiente le mandé un mensaje y combinamos para vernos dentro de unas horas. Cero vueltas para coordinar. Es muy expeditiva.

Ubicación. Uriburu cerca de Santa Fe, en Recoleta. Zona “paqueta”. El edificio es una mezcla de oficinas, consultorios y algunas viviendas. No es “cat friendly”. Por eso la discreción es primordial. Lucía baja a abrir. Su estilo delicado no pone en evidencia su profesión. Un vestido negro largo le daba la elegancia propia para encajar perfectamente como una vecina más de la zona.

Lucía me parece hermosa. Es el estilo de mina que me gusta. Tiene un aspecto fino, elegante, delicado. A Los amantes de las curvas quizás les resulte demasiado delgada. Para mi es perfecta. Nada es exagerado en ella. Su característica es la sutileza de sus formas. El rostro no hay que describirlo. Lucía es de las que publican a cara descubierta. Y me parece una belleza. Los ojos verdes, de mirada intensa, te hipnotizan cuando te mira fijo. Ni hablar cuando los combina con su sonrisa. Desconozco su edad real pero si realmente tiene la edad que dice en la publicación me saco el sombrero. Las fotos de baires (si bien algunas tienen unos años) son bastante fieles. En resumen: Las descripciones que yo pueda hacer son completamente inútiles al lado de las imágenes de la publicación. Si les gusta lo que ven, eso es lo que van a encontrar. En cuanto a su personalidad es una mina muy agradable. Es simpática, sabe hablar y sabe escuchar.

La gran pregunta ¿Por qué si Lucía me parece tan atractiva y además es tan encantadora no la visito más seguido? Hay un detalle, que parece una ironía del destino. Esa burla que la vida nos hace cuando creemos que las cosas van a ser ideales. Lucía no besa. En algún encuentro he logrado como mucho sacarle algún pico o algún beso choto. No más que eso. Ahora ya ni lo intento. Se ve que es un rol en el que no se siente cómoda. Para mi es fundamental en el sexo que haya buenos besos. A pesar de la buena onda que tenemos es la única escort que no me besa. Y eso representa una enorme frustración para mí.

El departamento tiene la distribución propia de los lugares construidos en los setenta u ochenta. Bien clásico. Un pasillo, un living amplio, con ventanal a la calle y otro pequeño pasillo que lleva al dormitorio y baño. La habitación no es muy amplia. Un placard, perchero, cama y mesita de luz. Persiana baja. No sé si da a un patio o balcón. El baño se encuentra pegado al cuarto.

Bajar a abrir implica toda una inversión de tiempo. Una vez en el departamento, y después que el cliente se dio una ducha, es el turno de Lucía de pasar al baño y producirse para la ocasión. Esto lleva su tiempo. En mí caso, siempre la hora duró un poco más que los 60 minutos cronológicos, supongo que para compensar esos tiempos extras. Una vez que entra a la habitación ahí sí se puede ver la belleza de la dama en toda dimensión. Tanga, corpiño (en este caso negros) y tacos.

Cómo (muy a mí pesar) no hubo besos, el franeleo empezó con una frotada de culo por encima de mi chota. Enseguida me puso la pija dura. La saqué afuera del boxer y se la acomodé en el medio de las nalgas. Lucía acusó recibo y aceleró el ritmo meneándose muy sensualmente en un baile imaginario. Pasarle la pija por el culo me excitó sobremanera. La puse en cuatro en la cama y le pasé la lengua por la concha y por el ano. Me iba deshumanizado de a poco mientras mi lado más salvaje se hacía presente lamiendo, ya sin ninguna sutileza, las partes más íntimas de mi compañera. Después de un rato desapareció el último vestigio de Jekyll para que Mr. Hyde se haga 100% presente. Ella se dio vuelta y me la empezó a chupar mientras yo seguía parado. Te clava la vista. Juega con esos ojos verdes buscando la mirada. Me acosté en la cama. Ella se puso de costado y siguió chupando mientras yo le manoseaba el orto. Pasaba la lengua por el tronco, lamía los huevos, volvía a clavar la mirada y aceleraba el ritmo con toda la pija en la boca. Con una voz que parecía no pertenecerme le dije que la quería coger. En la mesita de luz estaban prolijamente acomodados tres preservativos y el pomo de gel. Abrió uno de los forros y me lo dio para que me lo ponga mientras ella se untaba el lubricante en la concha. Se montó a cabalgarme. Me puso las manos en el pecho y me montó de frente. A pesar de lo agradable de tenerla encima de mí moviéndose, sentí como una especie de distancia que se hizo todavía más evidente cuando enseguida de dio vuelta y me cabalgó de espaldas. Aproveché para llevar mis manos a sus nalgas y acompañar el vaivén. Me encanta el culito de Lucía. Ya bastante excitado le pedí que se ponga en cuatro. La cogí un rato en esa posición y me tenté con su retaguardia. No tuvo problemas. Se puso gel en el ano y en mi pija y se la fue acomodando despacito adentro de la cola. Empecé a bombear despacio e incrementé un poco el ritmo. Se sentía bastante estrecho. Intenté aguantar todo lo que pude pero ya mi calentura había llegado al punto de no retorno. Acabé dentro del látex con la pija en su culo. Fue una sensación hermosa sentir como me latía mientras eyaculaba en ese culito apretado. Cuando ya no salió ni una gota más Lucía con cuidado se sacó la pija del culo con un papel y envolvió el preservativo.

Ambos fuimos a higienizarnos. Nos quedaba aún algo de tiempo pero sin besos no iba a lograr llegar a un segundo polvo, así que nos quedamos charlando en la cama. En ese momento fue cuando tuvimos más conexión. O cuando la noté más auténtica. Fuera del personaje. Es una mina que me cae muy bien. Quizás el hecho que no bese sea una especie de escudo protector aunque el cliente, en este caso yo, no lo sepa. Quién sabe si, con una Lucía besadora, en lugar de estar escribiendo este relato sucumbiera a la denigrante actitud de abrir un tema en el off topic con el patético título de “Me enamoré de una escort”.

Cierro 2023. Buen año para todos los miembros del foro.

Salud.

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