¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a Lord Carrington
[XP] Gucci Hot: Sin saberlo me cumplió una fantasía bairesgirls
18-May-2022, 18:22
“La belleza que atrae raramente coincide con la belleza que enamora”.
Apelo a esta frase de Ortega y Gasset para graficar con mayor precisión lo acontecido. Y agradezco cuando esa coincidencia no se da en este rubro. Por suerte Gucci produjo en mí atracción física, indispensable para que un encuentro sea exitoso, y no enamoramiento. Confieso que, lamentablemente, no siempre he podido ser tan estricto con esta regla, indispensable para no equivocar el terreno que uno transita.
Le mandé WhatsApp. Me contestó rápido con el clásico mensaje pre-armado. $7.000 la hora convencional, $8.000 completa. Combinamos para ese mismo día. Me encantó que, un rato antes de que sea la hora, me mandó un mensaje para confirmar el turno. Muy profesional. A la hora convenida le mandé mensaje que ya había llegado y me avisó que bajaba a abrir.
Gucci es esa clase de mina que uno adivina o intuye su profesión aunque la veas de civil en la calle en pleno invierno. No puede disimular su aire felino. Tal vez el rostro y los labios prominentes sean la clave, el detalle que confirma la sospecha. Es la rubia cheta que deja a tus amigos con los ojos exorbitantes y que infarta a la abuela si la llevas a una cena familiar. La voz grave y arrastrada completa el cliché y despierta ese último cosquilleo en la pija si, por casualidad, todavía estaba algo dormida. En mi caso particular agrego un morbo personal. Es igual a una ex compañera de laburo que me cogía hace unos cinco años. Que con solo mirarme ya me dejaba una erección indisimulable. Verla a Gucci fue verla a mi ex compañera, fue pararme el corazón y la pija al unísono apenas bajó a abrirme. Mi habitual verborragia quedó temporariamente fuera de juego hasta que en un mínimo acto reflejo pude recuperar un poco de dignidad y actuar como un ser humano con capacidades sociales básicas. Posteriormente, ya en el departamento, podría verla desprovista de su vestimenta. Tiene un cuerpo atractivo pero natural, sin la tonicidad propia del gimnasio o del deporte pero aprobado sin demasiados preámbulos. Las tetas, un párrafo aparte. Hechas pero con un tamaño ideal y una consistencia perfecta. Grandes, tentadoras. Me cansé de chuparlas, amasarlas y pajearme con ellas. El cavernícola que habita en mí, usualmente dormido, salió a hacer gala de su parte menos civilizada. Gucci tiene la piel muy blanca y los pezones rosados.
Subimos juntos en el ascensor y llegamos a su morada. El departamento es un monoambiente con algunos años encima. A la derecha, apenas entrás se encuentra el baño. Sin lujos, pero sin faltantes. Una bañera clásica para ducharte tranquilo sin tener que hacer maniobras de contorsionista, propias de oficinas recicladas o lugares improvisados. El resto del departamento consta de un único ambiente, que lamentablemente siempre permaneció en penumbras. La única luz era la que provenía del baño o de la ventana que da a la calle. A medida que se fue haciendo de noche la visibilidad fue disminuyendo notoriamente. Además de la cama de dos plazas, una mesa con sillas y dos sofás completan el mobiliario. Uno de los sofás lo usé para dejar mis cosas y el otro, que está al lado de la cama, para sentarme un rato y recibir una buena chupada de pija en mitad del encuentro.
Gucci es complaciente con todo lo que pidas aunque la imaginaba más salvaje. Por el físico da la impresión de ser una mina que literalmente te pasa por arriba pero le falta iniciativa. Empezamos con un franeleo parados al borde de la cama. Instintivamente mis manos fueron a sus nalgas. Los besos son con lengua pero no demasiado profundos. Ante la chotada de besos que abundan últimamente en el rubro, diría que están bastante bien. Falta pasión pero me estoy volviendo cada vez menos pretencioso, o más conformista. Como si fuera un ciego leyendo en Braille mis manos recorrieron todo su cuerpo hasta que llegué a la zona de los pechos. Le corrí el conjunto que tenía puesto y los chupé alternadamente. Claramente es uno de los puntos fuertes de su físico. Gucci mientras tanto me masturbaba. Ya tenía la pija completamente dura. Apenas mi boca se desprendió de las tetas ella se sacó los tacos y se arrodilló en la cama. Sin rodeos fue directo a darme placer oral. La chupada es ceremoniosa, hipnótica. No es guarra aunque aplica variaciones. Por momentos hace garganta profunda. Te deja la pija impregnada de saliva. En cuanto pude me acosté en la cama. Ella aprovechó a sacarse el conjunto rojo enterizo que tenía puesto, quedando completamente en bolas. Es ese tipo de mina que te calienta. Verla en tetas mientras su cabeza baja y sube con la pija en la boca es una imagen que se graba en la retina con fuerza. Le agarré los pechos mientras ella seguía chupando. No podía dejar de manosearlos, eran una especie de imán que atraía mis manos. En cualquier momento me dejaba K.O. Me senté un rato en el sofá y ella arrodillada siguió con su despliegue sin perder el ritmo de la mamada. En un momento puso mi pija entre sus tetas y me deleitó con una buena turca.
Le pedí de coger. Fuimos a la cama. Agarró un forro de la mesita de luz y me lo puso. Se untó lubricante en la concha y se subió encima de mí. Cuando se tienen que lubricar la concha siento que estuviera fallando yo. Como si no lograra que alcance un punto mínimo de excitación. Tal vez era su cliente “vaya a saber qué número” del día. De todas formas ese pequeño acto me derrumba el ego en caída libre. La agarré de las caderas mientras ella se hamacaba arriba de mi pija. Algunos gemidos de dudosa autenticidad y frases típicas de escort acompañaban su meneo. De todas formas tener ese hembrón arriba tuyo te hace pasar por alto ciertos clichés clásicos. Cada tanto levantaba un poco mi cuerpo para volver a la clásica chupada de tetas mientras Gucci seguía con su cabalgata. Pasamos a un misionero. En esta posición los besos en la boca no eran lo ideal si lo que buscaba era no acabar pero al menos podía controlar un poco mis movimientos. Le pedí que se ponga en cuatro y la penetré desde atrás. La cogí un rato en esa posición. Antes de llegar al epílogo quería probar la cola. No tuvo ningún inconveniente. Esta vez no me sentí desanimado cuando, lógicamente, se lubricó el ano. Me agarró la pija de la base y se la fue acomodando despacito en el culo. Me encantaría relatar que costó entrar, que tuvimos que hacer más de un intento pero la realidad es que la penetré con suma facilidad. O el culo está muy transitado o mi pija no representa un gran escollo. O quizás ambas. Empecé un bombeo suave y como no acusó ninguna incomodidad de a poco fui incrementando el ritmo. La penumbra casi total de la habitación jugó con mi imaginación y con el recuerdo de mi antigua amante. Casualmente con mi ex compañera de laburo había hecho en la cama todo lo que puedan imaginarse, excepto el culo. Gucci fue esa especie de ángel que vino a cumplirme una fantasía pendiente y dejarme cerrar el círculo en paz, varios años más tarde. Confieso que no le hice el culo a Gucci, sino a mi ex compañera. El parecido notable entre ambas se incrementó aún más en la oscuridad. La pija se me puso todavía más dura y la sentía latir adentro de ese culo (es increíble como la excitación o el fracaso pasan siempre por la mente). Agarré una almohada y se la puse debajo del cuerpo para que se acueste. Me acosté encima de ella (de Gucci o de mi ex compañera, no lo sé) y empecé a bombearle el culo más fuerte mientras le besaba el cuello y la boca. Ya no había vuelta atrás. Le avisé que acababa. Los espasmos se sucedieron uno tras otro mientras el semen llenaba el forro adentro de ese culo que ya no sabía de cuál de las dos era. Parecía que no iba a terminar nunca de salir leche de la pija. Los latidos eran violentos. Se fueron espaciando y ralentizando como en una pequeña muerte hasta que la eyaculación y la fantasía se desvanecieron definitivamente en esa habitación oscura. Quedé en medio de la penumbra con la pija perdiendo dureza adentro del culo de una extraña. Le di un último beso y me fui a higienizar.
Apenas volví del baño estaba con la mirada fija en el celular abstraída por completo del contexto. Costó traerla a la realidad de vuelta. No restaba mucho tiempo así que nos quedamos charlando un rato mientras me cambiaba. Me causó buena impresión. Es una mina agradable. De a poco se fue soltando pero sentí por momentos una cierta distancia. Ojo, es muy amable y tuvimos una linda charla pero siempre hubo una línea bien marcada que, a pesar de su cordialidad, no logré traspasar. Ella también se alistó para acompañarme hasta abajo y abrirme la puerta. Nos despedimos con esa formalidad típica escort-cliente que marca la vuelta al mundo real una vez terminada la fantasía. Quién sabe ¿Acaso la vida no es una mezcla entre realidad y fantasía?
O tal vez como decía Ortega y Gasset: "La vida es una serie de colisiones con el futuro; no es la suma de lo que hemos sido, sino lo que anhelamos ser"
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