Amelina, el fuego volvió del fuego.

Amelina, el fuego volvió del fuego.

Amigos, he visitado a Amelina

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y realmente encontré, entrega total más allá del fuego.

Todos los fuegos, el fuego.
Venía con la guardia baja. Mi experiencia con Caro, me había enfrentado con la parte oscura del gato: en rigor, somos una billetera con verga, y solo en algunos casos muy aislados, aparece algo distinto. Cuando uno tiene que ponerle nombre a ese algo, cae en pelotudeces rayanas con lo infantil. Pero las ganas de garchar, vuelven. Entonces, vamos de nuevo hacia el fuego, como la mariposa.
Tenía agendado un celular de una Amelina, que había visto hace unos meses. Un fiasco y si bien la dama estaba bien, era una bolsa de fideos pasados. Luego me gateó un par de veces y yo le decía amablemente que el encuentro había sido una poronga y a mi las porongas no me gustan. Luego parece que le pasó el número a una tal Ayelen, rubia cuarentona, que también me tiró los perros, pero no le di bola. Hace un par de días de nuevo. Pero vino otra foto. Me sonaba la cara.
Me avisa que es “Amelina, la original” y que estaba publicando de nuevo después de un tiempo. Me meto en Baires y veo las fotos de la publicación: treintañera, morocha, pelo corto, cara descubierta de mirada directa, sonrisa encantadora. Después comprobé que Amelina es blanca, muy menuda, que su boca es una perdición cuando la usa y cuando te ve. Gomas hechas hace un tiempo, caderas estrechas, los labios de abajo carnosos y por $ 1.900 te lleva a donde quieras ir con ella entregada a full.

Te quemaste con la pava el dedito y llorás, maricón de mierda.
Te recibe en su departamento de Pellegrini al xxxx, en mi caso entramos juntos porque se demoró unos minutos, el miércoles al mediodía. Jean, remerita, mochila, zapatillas. Para ser la primera vez que me veía, actuaba muy relajada y jovial. El lugar es un monoambiente sesentoso, cagado a palos pero amplio y limpio. El baño es viejo, pero está todo. Hay un portero en el hall, pero boludea con los vecinos.
Se da una ducha y anda en bolas por todos lados, durante todo el encuentro. Tiene un “en bolas” muy natural, con esa cosa chuequita hacia adentro agradable que tienen las minas menudas. Sonríe, habla y te mira directo a los ojos todo el tiempo, estando ahí con vos xxx%. Sin perfumes (o sólo con el propio) vino a la cama, y se subió en bolas a cabalgar y frotarse.
Veo entonces que tiene una fea quemadura en el hombro y brazo izquierdo. Extracción de tejido en la pierna para reponer. A ella le jode mas que al que la visita. Este accidente (se prendió fuego el departamento donde vivía mientras dormía) hizo que estuviera un par de años fuera. Pero, con una garra y decisión conmovedora para nosotros y natural para ella, aquí la tenemos de nuevo.
Pensar que uno se queja de cada pendejada da vergüenza. Mantequitas urbanas somos.

Con Amelina los encuentros nunca son un quemo.
Ésta muy agradable niña, da un “servicio completo”. Pero hace honor porque es completo en el sentido más amplio de la imaginación: da y recibe besos, abraza, acaricia, oral sin a full, vaginal, anal… todo en una entrega total.
No sobreactúa, no relojea, no te hace sentir que ya está. Te hace olvidar que es un encuentro pago. Se queda con vos donde quieras cuanto quieras. Pero sobre todas las cosas garcha. Garcha todo lo que vos quieras, como vos quieras. Y no es poco.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
“Ahora que regresé, quiero que el foro me visite, como antes”. Estas palabras tenían atrás una firme mirada, directa y convincente. Su boca de formas femeninas sonríe y sella con un mohín, el vaginal cabalgando y el anal que se ligó conmigo. Como una tarjeta de despedida, sin cicatrices y sin dolor.

Pero este es exclusivo mérito de ella, que si volvió del fuego. Nosotros, lo más caliente que conocemos, es nuestra propia calentura.

Nuncagateo, desde Buenos Aires la ciudad de lo ojos tan pero tan maquillados.

Link a la publicacion en BairesGirls