¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a umpalumpa
[XP] Anita BG hermosa cuñataí en Monserrat bairesgirls
04-Oct-2024, 01:34
Espero que la estén pasando más que bien.
Con Anita también es conveniente arreglar de un día para otro, pero a veces podes tener suerte y colarte en algún hueco. Ella es muy cuidadosa y evita que los turnos se le solapen.
Llegué en horario, mensajito que me avisa que está abierto. Hay un portero qué saluda e incluso a veces te llama el ascensor, pero no pide DNI ni nada raro.
Llegó a su piso, tocó su timbre y se abre muy rápido la puerta. Todo super aceitado. Detrás de la puerta está Anita, una cuñatai guaraní de apenas 20, cabello oscuro, corte tipo carré, con unos mechones claros, labios carnosos, ojos achinados y una naricita apenas más grande que un poroto. No hay dos que piensen igual, pero sin ser hegemónica, creo que le hace justicia decir que es una belleza exótica.
Pechos pequeños y firmes, una cintura de marcada juventud, una cola preciosa y una figura de 1,60 muy armónica.
Me pareció exótica y hermosa, pero para gustos los colores.
Anita vestía un conjunto celeste sintético, de esos elásticos sin broches y un quimono negro con coloridas flores que acentúa sus rasgos orientales. Una hermosa guaraní de pura cepa.
Abono su regalito, 55 la hora convencional. Oral HEF 10 más y cola 25 más.
Aboné el básico, volveré por el completo.
Me da una toalla, cuál Morfeo me hace elegir entre la roja y la azul, opto por la azul, la pequeña, porque fui bañado a verla.
El departamento está bien, tipo hotel, un ambiente amplio y un baño cómodo. No vi cocina. Todo en buen estado, cuidado e higiénico.
Anita atiende sola y pone la alarma del celular. En la acción es algo tímida y bastante sumisa, pero muy reactiva y receptiva. No toma la iniciativa nunca pero se compromete con el rol que le vas asignando.
Me provoca algo de ternura y mucho morbo.
Comenzamos suave, con besos tiernos que fueron mutando muy lentamente en apasionados.
Bese su rostro, sus párpados, su cuello. A veces se estremecía y otras se le erizaba la piel. Acaricie su cuerpo firme y duro de 20 añitos muy bien llevados. Ella devolvía las caricias y se agarraba fuerte de mi tronco, como si no quisiera naufragar. Liberé sus pechitos y los bese, los mordí, los lamí, los chupe. Parecía gustarte, respondían endureciendo sus pezones como dos piedritas. Mientras comía sus pechitos, me agarraba como desesperado a su cola. Ella es muy menuda y podes estar en dos lugares al mismo tiempo.
La puse de espaldas en la cama, le baje la tanguita y me entretuve besando y acariciando su entrepierna. Riquísima.
Chupaba de a ratos su clítoris y de a ratos hundía mi lengua y algún dedo en su conchita y su colita. Todo se ve pequeño y tentador, da gusto quedarse ahí, así, un buen rato. Y eso hice.
Ella hamacaba su cuerpo, subiendo y bajando rítmicamente su cadera, su conchita y su culito se alejaban para tomar impulso y se acercaba para que mi lengua y mis dedos se hundieran cada vez más profundo.
La cosa estaba cada vez más húmeda pero el sabor fresco y limpio del principio no se acababa.
Me recuesto para tomar aire y ella, tomando por única vez la iniciativa comienza un delicado oral que fue volviéndose cada vez más profundo. No me hizo GP, supongo que por haber contratado el básico, pero básico y todo estaba muy bien, cero roces y un buen ritmo.
Verla así me tentó para pedirle un HEF, pero resistí y la acomodé para un largo 69.
Largo de verdad. Muy largo. en algún momento miré el reloj de la tele que reproducía un Reguetón genérico -ia tu sabe, pana- y ya habían pasado más de 45 minutos. El ingrato tiempo vuela cuando la estás pasando bien.
Le digo que me coja un rato, calza pilotín y se sube a cabalgarme un rato, como todo con ella: al principio, suave para ir volviéndose intenso y profundo. Casi me voy en ese momento pero quedaban apenas algo más de diez minutos: demasiado para darlo por terminado, demasiado poco para un segundo, así que la puse en cuatro y le di bomba con ganas, con una tierna furia que me embriagaba de placer. Ella gemía y decía con voz cada vez más grave que rico Que Rico QUE RICO.
En los últimos minutos, la acomodé en misionero en la esquina de la cama, me paré en el ángulo y con las patitas al hombro le di con pasión hasta que mientras llenaba el preservativo de leche, sonaba la alarma del Samsung. Un timing perfecto.
Le pido unos minutos para refrescarme, me visto mientras hablamos de su tierra colorada natal y nos despedimos con un beso amistoso, con la promesa de volver, volver, volver.
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