¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a Lord Carrington
[XP] Ariana Hot: Una mezcla justa entre mina fina y sexy
28-Mar-2022, 20:03
Día tedioso en la oficina. Sentado en mi escritorio veía en uno de los monitores como los mercados financieros venían en picada y en el otro una planilla de Excel, con números que yo había armado, y que no eran mucho más alentadores. De repente se activa el WhatsApp Web y me llega un mensaje. “Si, estoy libre”. Era Ariana (Por suerte no tiene la foto de un culo en primer plano como muchas escorts. No está bueno que te aparezca eso en el monitor). Le había escrito un rato antes que tenía ganas de conocerla y le había preguntado si estaba disponible en un horario determinado. Arreglamos para vernos más tarde. El día parecía cambiar la monotonía. Antes de salir hice la gran San Cayetano (le di trabajo a medio mundo) y alegando un encuentro con un cliente me fui a la mierda más temprano (debería cambiar la excusa, la estoy usando muy seguido).
Llegué hasta la dirección que me había dado Ariana. El edificio no tiene portero eléctrico. Un rato antes de la hora convenida me pasó el piso. Cuando llegué pasé directamente. El encargado amablemente te pregunta a dónde vas (más para orientarte que para vigilarte, o tal vez te vigila de una forma simpática) y subí directamente. El inmueble tiene sus años, la arquitectura lo delata. Escaleras, ascensores, palier son resabios de épocas antañas. Típico edificio de oficinas. De hecho el departamento de Ariana no puede disimular su pasado “oficinesco”. Readaptado, con no mucha elegancia a este nuevo tipo de funciones, cumple con lo justo para estos menesteres. Aunque la excesiva amplitud del lugar le agrega un aire lúgubre de desolación. La entrada da a un pasillo que conduce a un vasto ambiente que, hace suponer que en su pasado, debe haber sido epicentro del ruidoso trajín diario. La acción transcurrirá en una pequeña habitación, completamente minimalista, cercana al final del largo corredor. Eso contribuye a que uno no pueda recorrer la totalidad del lugar, e intente imaginar cómo es el resto del departamento. El baño, contiguo a la habitación, también sufrió estos procesos de reformas. Se nota, sin ninguna sutileza, el agregado de la ducha. Un pequeño cuadrado en el piso, con una mampara, que apenas llega a la altura de la chota, en uno solo de sus lados. Por si a alguno le queda alguna duda del agregado, un nada disimulado caño marrón atraviesa la pared del lado de la ventana y desemboca en el termotanque que se encuentra arriba de ese improvisado habitáculo. Por suerte hay un duchador, que uno puede descolgar y evitar de esa forma salpicar medio baño. La habitación de Ariana no cuenta con excesiva decoración y apenas un escaso mobiliario. De hecho la ausencia de cama será lo más remarcable. Lo suplantará un colchón inflable directamente colocado en el piso. El cuarto no tiene aire acondicionado, me imagino que en verano la temperatura no debe ser fácil de soportar. Ariana se maneja en forma independiente, o al menos eso creo. Si bien no me crucé a nadie escuché voces, femeninas y masculinas, y alguna puerta que se abría y cerraba. O comparte con alguna/s persona/s…o el lugar es realmente más tenebroso de lo que imaginaba.
Ariana. Físicamente me encantó. Es el estilo de mina que me atrae. Delgada, tal vez en demasía para los amantes de las curvas, pero con una sutileza de formas muy interesante. Yo la encontré perfecta. Descalza no alcanza el metro setenta, en tacos lo sobrepasa holgadamente. Es la clase de mina que puede adaptarse a distintas situaciones. Hay escorts que frecuento, y las quiero mucho, pero sería impensable imaginarlas, por ejemplo, en una gala en la embajada de Suecia. Desentonarían escandalosamente. No es el caso de Ariana. Es esa especie de comodín que se adapta a cualquier jugada de naipes que tengas en mente. Elegante y sexy. Un párrafo aparte, me gustó muchísimo su rostro. Muchas descripciones hacían hincapié en su belleza exótica, así que para mí era una incógnita. Sin embargo superó mis expectativas. Su belleza me pareció más bien clásica. Si bien hace un tiempo ella tenía una foto de su cara en primer plano en su perfil de WhatsApp, cuando la conocí en persona me pareció mucho más atractiva. Su sonrisa es peligrosa, de esas que enamoran. Son esas minas que te dan ganas de conocerlas, de salir a tomar algo, más que de cogértelas una hora de forma impersonal. Es sutil, habla poco, sonríe mucho. Da la impresión de cierta timidez o introspección. Si hiciera una lista de las características que debería tener una mina para gustarme Ariana cumpliría la mayoría. Así y todo, la vida es irónica. No sé por qué razón no conectamos mucho. La verdad que no tengo ninguna crítica para hacerle pero a veces las cosas no se dan con fluidez. Y cuando esto sucede los encuentros se vuelven artificiales, carentes de espontaneidad. Dos personas siendo correctas, aún en las situaciones más íntimas, aunque con un cierto dejo de incomodidad que flota en el aire como un mal presagio. Muchas veces nos quejamos que las escorts son mecánicas, esta vez podría decirse eso del cliente. Cuando uno no está totalmente cómodo pierde creatividad, el acto sexual se vuelve rutinario, maquinal. A pesar que ella me gustó, y de un par de piropos que recibí de su parte, no supe franquear esa barrera que siempre atravieso con completa naturalidad. Quién sabe por qué. A priori todo era perfecto para un gran encuentro. En los hechos fue una experiencia aceptable aunque sin ribetes extraordinarios.
Después de darme una ducha, volví a la habitación y empezamos una larga previa. Suave, lenta. Ariana besa despacio, abre la boca, te deja hacer pero uno no encuentra besos muy profundos. Son bastante tranqui. Se saca el corpiño y queda en tetas. No puedo evitar ir directamente a chuparlas. Ella manosea mi pija por encima del boxer. Le paso la lengua por el cuello. Seguimos franeleando de forma lenta y acompasada. Saco la pija afuera y ella la agarra. Me masturba mientras la beso. Ya la tengo muy dura. Enseguida se arrodilla, me mira y se manda la pija en la boca. Le pasa la lengua al tronco, lame la cabeza, los huevos. La chupada no es guarra pero esa linda carita con una pija en la boca erotiza visualmente. La agarro de la cabeza. Acompaño el vaivén. Le toco las tetas. Ella sigue en su mundo. Yo en el mío. Pasamos a la cama. Es un decir, en realidad al colchón que está en el piso. Se termina de sacar la poca ropa que le quedaba. Me chupa un poco más la pija. Manotea un forro, lo abre y me lo da. No es de las que te lo ponen. Lo coloco y ella se monta. Me apoya las dos manos en el pecho y se mueve con una cadencia armónica. Gime bajito. Hasta diría que parece creíble. Me levanto apenas para chuparle de nuevo las tetas mientras la agarro de las nalgas. Ella cabalga. La dejo moverse. Después de un rato le pido que se ponga en cuatro. La penetro de atrás. Veo el famoso “huesito dulce” sobresalir de su anatomía. Le separo un poco las nalgas para mirar su ano. Por un instante pienso en pedirle la cola. Desisto. Tengo la cabeza en cualquier lado menos en estar cogiendo. Estoy en otra. Le digo de acabarle en la boca. Saco el forrito, me siento en la cama (colchón) y ella me la chupa acompañando con un masajeo en los huevos. Le aviso que viene, acelera el trámite y le lleno la boca de semen. Espera que salga la última gota, se levanta escupe en la servilleta y me da papel para limpiarme.
Duchita de ambos y nos quedamos charlando un rato acostados en el colchón, a cierta distancia. Esos detalles marcan diferencias. Ella aprovecha para fumarse un pucho, lo que incrementó aún más mi distanciamiento. Me pareció simpática, sonríe mucho y habla suave. No quedaba mucho tiempo así que decidí tomar la iniciativa y empecé a besarla. Le agarré la mano y se la llevé a mi pija. Entre los besos y la paja empecé a reaccionar. En cuánto se dio cuenta arrancó de nuevo con el oral. Y se acercaba la hora. Hizo el amague de agarrar un forro. Le dije que terminemos así, con el bucal. Traté de concentrarme exclusivamente en acabar. Cuando la miré se estaba tocando la concha mientras me la chupaba. Me calentó mucho verla aunque me sentí medio hijo de puta. Debería haberle seguido la indirecta y cogérmela. A pesar de la culpa largué el segundo lechazo y otra vez en la boca de Ariana. Misma secuencia, higiene de ambos y despedida.
Me dio la impresión que esos azares del universo me hicieron conocer a una mina interesante en un día equivocado. Y tal vez el único responsable, de esa infructuosa jugada del destino, sea quien humildemente escribe este relato.
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