Camila BG: La fórmula J y G bairesgirls

Últimamente mi vida sexual es un mix entre civiles y escorts conocidas. Quizás, inconscientemente, esté aplicando esa máxima que dice que en tiempos de crisis es conveniente ir a lo seguro. Si existiera una especie de "test de inversor", como el que hacen los bancos o brokers, aplicado al "rubro escorts" casi seguro me daría que soy un inversor (o amante) adverso al riesgo. Caería en el tibio casillero de los "conservadores" o "moderados". Dicho en el llano lenguaje barrial, un "cagón". Nada más feo que andar por la vida con ese apelativo pegado en la frente. Para evitar esto decidí buscar nuevos horizontes. En resumen, conocer una dama nueva. Hacía rato que las fotos de Camila me habían llamado la atención. Parecía ser el estilo de mina que me gusta. Le mandé mensaje y rápidamente combinamos para vernos esa misma tarde. Lugar: el más que conocido edificio de 25 de mayo y Córdoba. Creo que a esta altura no necesita ninguna descripción. A la hora indicada me presento en el lugar y Joel el portero le avisa a la dama de mí llegada.

Camila es y no es. Se nota que las fotos son de ella pero la versión real es menos estilizada que lo que las imágenes insinúan. Es un tanto más retacona, y cuando se baja de los tacos, el 1,60 que anuncia en su presentación parece aún más lejano. De rostro es bonita aunque no es mi estilo de mina. Me recibe bien maquillada y con el conjunto rosa de la publicación. Me animaría a decir que inclusive con los mismos tacos negros. No puedo evitar retrotraer mi mente a la Camila imaginaria que diseñé en base a las imágenes y que termina por desvanecerse definitivamente ante la Camila real. Físicamente es agradable pero no es lo que busco. Quizás este factor condicione el resto del encuentro.

Digamos que el punto fuerte de la dama se basa en la fórmula J y G. Juventud y Genética. La piel suave y firme es producto de esta combinación, lo cual es mucho y poco a la vez. En cuanto a su carácter es una mina tímida pero agradable. Si se siente cómoda se suelta y uno puede disfrutarla mejor. Para el que le guste una chica con un perfil de sumisa, quizás Camila sea una buena opción. Todo se va dando de modo suave y pausado. No existe espacio para pasiones desenfrenadas. Claramente haciendo el "test del inversor" la niña caería, por sus dotes amatorias, en el mismo casillero de "moderada" en el que caí yo. Tiene un perfil de complaciente y/o sumisa que hace que le falte fuego a la hora de interactuar.

El departamento es un calco de los tantos que ya he visitado en ese edificio. Como en un cuento borgeano, no importa que puerta uno abra, todas parecen conducir al mismo lugar. Ducha de rigor y listos para la hora de la verdad. La iniciativa surge de mi parte. Camila acata complaciente. No hace nada mal pero tampoco se destaca. Supongo que para quien le guste ese estilo la encontrará ideal. En lo que a mi respecta, prefiero la escort (o civil) más activa. Sino mi deseo termina por esfumarse. Cuestiones mías, no de ella. Mi mente tiende a irse. Mi pija está dura pero es un efecto mecánico, biológico. Algo puramente instintivo. Miro la escena desde fuera como si le pasara a otro. Claramente estoy ausente. Veo como esa morocha me chupa la pija en un loop que se extiende indefinidamente. No hay principio ni final. Le toco las tetas, el culo. Le pongo la mano en la cabeza y acompaño el movimiento. No sé cuánto tiempo pasó. Unos minutos o una eternidad. Ponemos preservativo. Me pregunta como quiero cogerla. Es una pregunta que me jode. Las escorts que suelo frecuentar me agarran la pija y se la mandan de una. Me hacen creer que tienen ganas de coger. Que no les da lo mismo arriba o abajo. Si, ya sé. Hoy estoy medio rompebolas. OK. Ponete así. Date vuelta. Subite. Bajate. Acostate. Sentate. Camila me hace caso a cada boludez que se me ocurre. Finalmente mientras la cojo en cuatro acabo. Nueva ducha y nos quedamos charlando en la cama. Es un mina tranquila pero simpática. La noto más auténtica charlando que cogiendo. Acá no parece que pusiera Play. Logro empatizar más en la conversación que en el sexo. Repito: Camila no hace nada mal. No tengo nada para criticarle. Es una cuestión de gustos.

A pesar de lo que escribí quiero destacar que durante la charla Camila no se limitó solamente a conversar. Tuvo algunas caricias sugerentes que de a poco se fueron convirtiendo en un franeleo. Pareciera que, al menos tímidamente, fue tomando algo de iniciativa. Le agarré la mano y se la llevé a la pija, que con el manoseo se fue poniendo dura. Le pedí que me la chupe. Un dejá vu de la secuencia anterior. Pete, preservativo, cambio de poses aunque esta vez terminé en misionero, con algunos besos suaves. No es una gran besadora. Si bien no rehúsa, lejos está de ser pasional.

En resumen, nada que objetar pero nada que remarcar. La vida de un ser humano consta de algunos momentos destacables, otros traumáticos y una gran mayoría intrascendentes. En el final de nuestras vidas recordaremos los dos primeros. Mí encuentro con Camilla entrará en la última categoría. Si dentro de un tiempo leo estás líneas seguramente creeré que esto le pasó a otra persona. Quizás escribirlo sea la única manera de evitar que está historia se pierda definitivamente.

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