Escort Aime - Reincidencia bairesgirls

El otro día decidí visitar a la que fuera por un tiempo mi escort de cabecera. La visitaba rigurosamente una vez por semana. Pero hubo un tiempo de sequía durante el cual debi cesar toda la actividad gatuna, y luego comencé a variar por aquello de que en la diversidad está el gusto. Pero una parte de mi corazoncito siguió añorando el departamento de la calle Juncal, en una parte muy coqueta del barrio de retiro. Por eso reserve turno. Portero que te pregunta únicamente donde vas y te anuncia telefónicamente, cosa que no jode para nada. El departamento es un monoambiente, con una mesita y sillas, una camilla y una cama. El baño muy bien puestito, amplio, limpio, ordenado, y con todo lo necesario. La camilla necesita una reparación o cambio urgente. Aime me recibió con un body negro supersensual (o como se llame esa lingerie tipo malla). Ella es una morena tal cual como esta en las fotos. Tal vez un poquito mas madura (el tiempo pasa). Reservada. Muy amable. Y fundamentalmente es profesionalmente una masajista. Los masajes son muy buenos, o a mi me encontró la vuelta. El pasaje de masaje a la actividad sexual lo hizo muy sensualmente, primero recorriéndome la espalda y el orto con la lengua y luego me pide que me de vuelta y una buena tirada de goma. En el mientras tanto la fui acariciando y ella se fue desvistiendo. A partir de allí desaparece la profesional y aparece una “tipo novia” dulce y complaciente. Me pare junto a la camilla y la abrace para disfrutar ese cuerpo maravilloso. Buena piel, buenas gomas de tamaño normal, lindo culo. Y besos a full. Me recorría la boca con la lengua haciéndome calentar más y más Me dijo de pasar a la cama pero le pedí que se acostara ella en la camilla para poder acariciarla del pelo a los pies, con las manos, con la mejilla, con la lengua. Estaba como totalmente entregada, los pezones duros y y bien parados, gemiditos leves y constantes y la concha empapada. La acomode en la punta de la camilla Y le retribuí el pete con una lamida importante mientras ella se pajeaba. No aguante mas, previo forrito se la puse lentamente de dorapa, disfrutando la entrada y tratando de controlar los potrillos que querían escapar del corral. Por disfrutarla más me fui controlando, sosteniéndola de las nalgas porque arqueaba la espalda y se movía tanto que me iba a hacer acabar antes de lo deseado. La entendió y me dejo hacer. Con un ritmo muy lento entraba y salía, mientras seguían sus gemidos y se acariciaba el clítoris. Mirar esa carita de placer era un plus aparte. Lo estire lo mas que pude pero cuando empezó a contraer la concha no pude mas y acabe, culminando un muy buen polvo. No había tiempo para un segundo. Aunque no es de charlar, mientras me vestía hicimos algunos comentarios de los viejos tiempos y me despedí. Mientras salía pensaba que tengo que volverla a tener en cuenta cuando quiero desconectarme de la realidad y pasar un rato de paz y placer.

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