¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a umpalumpa
[XP] Escort Geraldine - Microcentro - Definitivamente otra categoría
28-Jun-2024, 00:38
Espero que estén bien, y que se encuentren celebrando la vida y este oficio gatero
Tenia que hacer un trabajito por tribunales así que decidí despuntar el vicio. Revisé mi listita de pendientes y a la cabeza estaba Geraldine, mando WhatsApp consultando por disponibilidad y en un par de horas tenía disponibilidad. Gol. Confirmo el horario y me manda un mensaje en video - un flyer, pero en video. Re original - describiendo servicios y tarifas. Reservo el servicio de 40 horneros la hora porque vi buenas experiencias en el foro.
Todos tienen razón: esta muchacha es de un nivel extraordinario. Buscaré los relatos y les compartiré mi voto de confianza.
Lo del trámite se liquidó mas vale rápido así que bien limpito y aun fresco me fui a tomar algo en el Bar Calixto, el de MT de Alvear al 900, no se hagan los que no saben cuál es, que todos nos junamos ahi esperando que las chicas se desocupen, birra en mano relojeando el celular para ver una y otra vez las fotos mientras esperamos nuestro momento y planificamos algún
próximo encuentro, tal vez un piletazo.
La cuestión es que se hizo el momento y enfilé para Cordoba y Suipacha - la dire aproximada que comparte en el video -, llego justo a tiempo, mando mensajito y me pasa la dirección exacta, otro mensajito y baja a abrir.
Mientras me abre conversa algo que no es de mi incumbencia con una señora que estaba adentro, y se da vuelta sonriendo y me dice, pasa, te esperaba.
Detrás de la sonrisa veo a una jovencita de civil muy bonita y menuda. Muy menuda, a ojo de gato te digo que no más de 1,50, delgada pero no huesuda, sus piernas pequeñitas y musculosas llenaban muy bien el jean, resaltando especialmente un culito que tensaba las costuras tratando de romperlas, un San Marcos de frisa apenas marcaba sus pechitos y un gorrito de lana con pompón completaban el cuadro casi adolescente. Debajo del gorro caían sus cabellos de al menos dos colores, un poco rubio y las puntas levemente celestes.
Me guía al ascensor y tenemos una charlita intrascendente sobre el frío y la humedad. En honor a la verdad me pareció preciosa pero con una belleza excesivamente juvenil, casi infantil, tanto que me cohibió un poco. El instinto me dice a gritos rajá, turrito, raja! pero decidí ignorarlo y tentar a la suerte. Lo bien que hice!
Al llegar al departamento - un departamento de combate, con lo justo, justísimo, con lo necesario, ni más ni menos: un ambiente recibidor-cocina comedor con una mesa con dos sillas, una cocina con mesada y heladera; un dormitorio con una cama grande, un ropero chico, un baño en suite y se acabo el departamento. No preciso nada más. -
Me ofrece una toalla y me da a elegir, la grande o la pequeña. Estoy fresco y bañado hace un par de horas, así que opto por la pequeña para una repasada veloz. Salgo con la ropa en la mano y ella me espera de pie al lado de la cama, con un conjunto negro y arriba de dos tremendos stilettos rojos con unas agujas de al menos 20 cm, su piel cubierta por varios tatoos aislados, una cintura cómo de avispa, unas caderas armónicas y bien marcadas, unas piernas pequeñas pero muy trabajadas, unos brazos también pequeños y marcados, el cabello suelto y unos pechos preciosos del tamaño justo, ni grandes en exceso ni insignificantes. Me quedo congelado, aun asimilando que no, no es una nena: es una mujer hermosa, de tamaño pequeñito pero preciosa. Y arriba de esos zapatotes se ve imponente. Tiene los brazos en jarra, con los puños cerrados y sobre la cintura, pero al ver que dejo caer toda la ropa al suelo, sin dejar de mirarla me sonríe y dice, viste? parezco otra!
Le doy la razón pero no puedo dejar de mirarla, lentamente levanta los brazos y los cruza detrás del cuello y quiebra la cadera. Señores reunidos detrás de la pantalla: está modelando para mi, la piba más linda del barrió está modelando para mi. Soy un bendecido! Y soy, también, el bolas tristes que casi se va porque es una nenaaaa!
Me acerco esquivando la cama y me siento para acariciar sus pantorrillas, porque si, porque se veían fuertes y al tacto no desilusionan, pura fibra tensada en entrenamiento diario de lo que sea - lo que sea es pole dance, después me contó - comienzo a subir acariciando sus piernas, aprieto un poco cada tanto para sentir esa firmeza exquisita y me detengo en sus glúteos, lisos y macizos. Hay algo de poderoso en sus músculos marcados pero sin exageración
Masajeo ese culo con fuerza y se deja hacer, miro hacia arriba mientras beso su vientre liso, perfecto y Geraldine aun tiene sus brazos detrás de la nuca, sus ojos entrecerrados y una sonrisa triunfal: definitivamente me tiene, y durante la
próxima hora, lo que quede de ella, soy suyo. Baja sus brazos y me abraza el cuello, con dulzura y firmeza guía mis labios a su boca y nos fundimos en un beso profundo y apasionado. Besa perfecto. Tiene un cuerpito pequeñito y perfecto, con un culito perfecto y besa perfecto. Geraldine es el paraíso perdido.
Mientras nos besamos desprendo su brassiere, un bralette de encaje negro de un sólo broche, puramente decorativo e innecesario para sostener sus pechos jovenes y firmes. Beso sus tetas liberadas, perfectas, con perfectos pezones apenas rosados, despiertos, besables. Mientras beso sus pechos la giro lentamente y aprecio su espalda también hermosa, con la delicadeza de un violin. Ella se deja hacer, acompaña y prevé mis movimientos, cómo si hubiéramos hecho esto mil veces. Beso su nuca y beso su espalda, mientras voy bajando su tanguita en T, a juego con el ya olvidado bralette; vuelvo a sentarme en el borde de la cama, mientras ella apoya sus manitas pequeñas en la mesita de luz y deja su culo en mi cara, que aprieto, beso, lamo y vuelvo a apretar.
Si, aun estamos en el mismo lugar, ella aún de pie.
La siento en mi rodilla y termino de quitarle la tanga, en mi regazo, ya libre nos trabamos en un beso largo lleno de caricias y manoteos, me agarra con firmeza la verga y puedo sentir su sonrisa en el beso. Ella tiene el control aunque yo haga casi todo, el tiempo transcurre lento y pesado, acaricio su vientre, ella aun sentada en mi pierna abre receptiva sus piernas y acaricio su vulva. Es todo tan delicado que resisto la tentación de dedear, solo acaricio sus labios pequeños y su clitoris de niña escondido entre los pliegues. Tiene la conchita perfecta que se ve en las fotos, delicada e infantil y mi morbo está por las nubes. Hace rato que no comparto mi cuerpo con una niña tan linda y sensual. La recuesto en la cama y abandono sus labios para volver a besar esas hermosas hermosas hermosas tetas, y bajo a su vientre y sigo bajando y besando y transo su conchita impecable, sin olores, apenas mojada. Me entretengo un buen rato en su clítoris, tan pequeño que apenas destaca y vuelvo a transar su vulva, a recorres sus contornos con la lengua mientras con un dedo acaricio su asterisco. No intenté meter el dedo, disfrutaba con la caricia y sentía ese asterisco palpitar al tacto. La doy vuelta y beso ese divino hoyito durante una eternidad. Ella se arquea y noto que en ningún momento dijo absolutamente nada. Solo suspiros y gemidos. Ni una palabra. Y yo tampoco. Me permite besar y hundir mi lengua en su asterisco, cero olores, cero sabores. Levanta una rodilla y abre las piernas para que pueda hundir mi cara por completo en su culito y no entiendo cómo pero así cómo lo cuento parece que es sumamente pasiva - no - pero jamás sentí que tenía el control de nada. Parece que se deja hacer pero la que manda es ella. Y lo hace sin herir de ningún modo la simbología del macho dominante.
Se da vuelta y subo para volver a besarnos. Es un beso raro y hermoso, comienzo a transarla y de pronto se apodera de mi lengua en el beso, estamos abrazados, ella pasa un brazo por arriba de mi pecho y una pierna por arriba de mi cadera, nuestras caras quedan enfrentadas y nuestras bocas unidas en el beso. en ese beso, en el que, señores, esta chupando mi lengua cómo si fuera una mamadera. Con ganas, chupa mi lengua con los ojos cerrados y estoy hiptnotizado, no puedo - no quiero- quitarle mi lengua y me entrego a ese extraño y muy íntimo beso. Aprovecho el trance - si, es cómo un trance- y acaricio su cuerpo, su cara, su vulva, su cola, sus tetas. Ella reacciona sin soltar la lengua y sin abrir los ojos, agarra mi verga y me pajea con delicadeza. Es claro que me quiere caliente, es claro que no quiere que acabe, no es de esas pajas apuradas de "te saco los pibes y no me cojés ni en pedo", es una de esas pajas de "te quiero mantener caliente porque quiero eso dentro mío"
Y yo quiero meter esto dentro de ella, claro que si.
De repente abre los ojitos, sonríe y me suelta la lengua, desciende besando y me comienza a hacer un oral hermoso, profundo y delicado, alterna lamidas con chupadas y caricias en el pecho. Desde que dijo que parecía otra no volvió a decir palabra, apenas si recuerdo su voz. Después de chupar un buen rato y de mantener mi interés po más de lo que acostumbro, sube su rostro, lo deja delante del mío y me mira fijo por unos segundos, cómo midiendome. Sonríe cómo satisfecha y se estira para darme un forro. Agarro el forro y ella agarra el celular, es claro que espera que me lo ponga yo y con malicia supongo que verá sus mensajes. Creo que quería encontrarle un defecto... pero no, ella abre Spotify y pone musica electrónica, se monta encima mío, y me viuelve a besar. Agarra la verga y se la calza de una en su conchita. Se siente hirviendo y humeda, se siente con la presión justa justa justa. Se siente perfecta.
Las sensaciones se alternan pero por primera vez es completamente transparente que el control lo tiene ella, ya no lo oculta, se mueve a su antojo, primero suave y de arriba a abajo, luego en circulos, luego se acomoda para que entre bien profundo, luego se aleja para que apenas sobrepase los labios. De aratos beso sus tetas, le pongo mis dedos en la boca y con la humedad de su propia saliva acaricio su asterisco. esta tan menudita que todo queda cerca. Su asteriso se hincha mientras me coje. Se mueve de un modo hermoso y sensual, me tiene atrapado en su conchita y a ambos nos queda perfectamente en claro que me usa para alcanzar un orgasmo, para ella, porque es su cuerpito y con el hace lo que quiere. Aumenta el ritmo y de pronto la humedad desborda hasta mis huevos, apreta con su vulva y siento todos sus músculos tensarse. Todos. Me mira fijo, sonriente, triunfante, roja e hirviendo, levanta una mano y vuelve a hablar, solo para decir un poco entrecortado "acá ya acabamos!"
Me resulta gracioso, el gesto de levantar la mano, cómo una estudiante que pide la palabra. Gracioso porque la profe es, a no dudarlo, ella.
Embisto unas cuantas veces en esa posición, mientras ella recupera fuerzas y la sigo. No puedo evitar que los pibes se vayan detras de su orgasmo. Me perdí de ponerla en cuatro, de cojerla contra la ventana, de que me la vuelva a chupar... porque señores, no sé cómo, pero me hizo acabar a la hora exacta y no me averguenza decirlo: hace unos 30 años que no duro tanto. Los años no vienen sólos, pero Geraldine, por 60 minutos, me hizo sentir de 20.
Lo demás son pavadas que aumentaron la intimidad, pero que reservaré para mi.
Los quiero.
Pero la quiero más a Geraldine.
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