Escort Martina - Maravilloso oral bairesgirls

La coordinación fue super aceitada, a un mensaje de consulta responde con el speech y un rato más tarde, confirma disponibilidad, agendamos para el día siguiente y listo.
A la mañana siguiente me escribe discretamente para confirmar.
El lugar que comparte es amplio, calculo que dos o tres ambientes que parecen más por unas ingeniosas paredes espejadas que vergonzosamente atropellé: si encarás en diagonal no ves tu reflejo y queres entrar al baño por el espejo, eso hice (risas compartidas, y aunque la vergüenza es grande, la risa siempre es buena). Luminoso, perfumado y acogedor, con un baño amplio, limpio y equipado.
Al llegar envío mensaje y me pide 2 minutos para finalizar de alistarse, pasados dos exactos minutos me confirma que puedo subir, presento mi dni en portería toma mis datos y arriba.
Toco su timbre, abre la puerta y me recibe descalza y en ropa interior. Un delicado conjunto de seda y encaje de dos pequeñísimas piezas que resaltan su cuerpo menudo y sus delicadas curvas.
Martina es muy linda, pero no me den bola, entiendo y acepto que la belleza es subjetiva, intentaré describirla con honestidad. Debe medir un poco más de 1,65, su cuerpo es delgado y armonioso, fibroso y fuerte sin ser robusta, en el que destacan sus curvas marcadas sin exageración, una cola firme y redondeada qué resalta antes que por el tamaño, por su cintura pequeña. De pechos pequeños, redondos y firmes con pezones morenos muy reactivos y un vientre plano con sus músculos apenas marcados. Tiene un bello cuerpo delicado, blanco, cuidado, juvenil y firme. En realidad todo en ella es cuidado con delicadeza, su depilación es perfecta y completa, sus uñas esculpidas de exactamente el mismo color que su ropa interior y un rostro vivaz, levemente exótico, bien maquillado pero sin exagerar, con sus pestañas largas y arqueadas y cejas leve y prolijamente curvadas, posiblemente mediante brow shaping. Un poquito de rosácea qué apenas se nota, sobre todo cuando se excita y un hermoso cabello negro, largo y cuidado.
Me gusta.
Me recibe con un beso y un abrazo qué nos permite verificar la higiene mutua, perfumes y, a mi, la delicada y femenina suavidad de su piel.
Besos de a montones. Montones, pero a su ritmo, a su gusto. De a ratos eran tiernos picos, de a ratos un tremendo espadeo de lenguas. Pero a su ritmo, de un modo que no logro explicar, aunque nos besamos todo el tiempo que no estuvo peteando, tengo la sensación de que no me dio ni un sólo beso que no quisiera... repito, estuvimos a los besos todo el tiempo, pero porque ella lo decidía así.
Me voy por las ramas. Es que estoy muy gratamente sorprendido.
Dejo el regalito sobre la mesa y ella me invita a que sólo me lave las manos, porque verificó con el abrazo y el beso que estoy impecablemente limpio. Igual prefiero darme una ducha muy rápida para refrescarme.
Al regreso seguimos con el beso y el abrazo y muy lentamente le voy quitando las pocas prendas mientras acaricio y beso su suave cuerpo.
Ella es al principio muy receptiva, se deja desvestir, se deja girar el cuerpo, se deja recostar boca arriba y continuamos besando y acariciando. Me agrada mucho su piel suave y tibia, besamos nuestros cuellos, beso su pecho, sus tetitas, y bajo besando su vientre hasta su perfectamente depilada conchita, sabrosa e impecablemente limpia. Ella se agita, se retuerce, se acomoda y me deja hacer a mi gusto, y aparentemente al suyo. La doy vuelta y me entretengo con su delicado culito, ella gime apenas y entreabre los ojos mientras se chupa un dedo.
La doy vuelta y nos abrazamos, a partir de aqui ella toma la iniciativa, me acomoda de espaldas y me hace un oral sin maravilloso. Realmente maravilloso, interminable, húmedo, pausado, profundo y sin usar jamás, ni una sola vez las manos. Tiene una técnica profunda, sin arcadas, se la manda hasta el fondo de la garganta, retiene un rato, se retira lentamente y se detiene a unos centímetros, para volver a empezar, así, mil veces. Me levanta con delicadeza las caderas y me da unos tremendos besos negros intercalados con unas chupadas de huevos monumentales. Y repite, otra vez.
Jadeo, me estremezco y le ruego me vuelva a besa porque se me seco la boca. Me besa, cuanto quiere y vuelve a bajar. Recién noto que nunca abre los ojos del todo, de vez en cuando los entreabre pero dejándolos por completo en blanco, esta concentradisima en el oral, parece gustarle. A mi me encanta. Pierdo la noción del tiempo, acaricio su rostro, su cabello, empujo su cabeza, me deja hacer pero definitivamente es ella quien marca el ritmo y la profundidad.
Después de una vida, me encapucha y se la clava de una, abrazándome.
Se hamaca de atrás adelante besándome el cuello, el rostro, la boca y de a ratos apoya las manos sobre mi pecho y hace unos profundos un dos de arriba abajo mientras puedo ver como entra y sale de su conchita preciosa, luego de un rato no puedo más y estallo dentro del reservativo, dentro de ella y sin abrir los ojos sonríe, me abraza y se sigue moviendo hasta que dejo de temblar. Me besa, me abraza, se retira y al fin abre los ojos.
Por supuesto que volveré.
Los quise, gracias por sus siempre valiosos consejos.

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