¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a Lord Carrington
[XP] Leila: Cuando un universo diferente se complementa perfecto con el propio
06-Nov-2022, 18:29
Perdida desde hace tiempo en mi agenda se encontraba la architatuada figura de Leila. Pasando desapercibida, a pesar de su colorida imagen, entre otras figuras femeninas. Ubicada de acuerdo al orden propio que da la inicial del nombre. Ese capricho alfabético con el cuál las damas aparecen numeradas en una lista. Tal vez algún criterio más justo sería de más voluptuosa a menos voluptuosa, de más bonita a menos agraciada…..etc. En fin, el azar ubicó a Leila entre Laura y Lola, sin que estas señoritas compartan ninguna característica en común más que la inicial. Aclaro que Laura y Lola son dos civiles.
Había agendado a Leila después que su compañera (una famosa escort hoy retirada) me hablara muy bien de ella. Los relatos del foro avalaban lo interesante de la dama así que valía la pena probar. Le escribí por WhatsApp y combinamos para ese mismo día, un rato más tarde.
Me mandó un mensaje que estaba libre por si quería pasar un rato antes. Genial, venía con tiempo de sobra. Llego a destino y le mando mensaje que estoy abajo. Me da el OK para subir. A primera vista da la impresión de un edificio de oficinas, no parecería ser “cat friendly”. La puerta se encontraba abierta, le anuncié el piso al portero, que sin más preguntas me franqueó el paso y me aproximé hasta los ascensores. El departamento de Leila es algo extraño. Ya lo conocía de antes porque había estado en varias oportunidades con su compañera. Me trajo recuerdos volver a ese lugar. Un largo pasillo perpendicular a la entrada, al menos tres habitaciones y al final, puerta plegadiza mediante, una pequeña cocina. Lo raro que uno debe atravesar esta cocinita para llegar al baño. El baño está pegado a un ventanal, que recibe luz natural del exterior, y tiene todo distribuido en un espacio exiguo. La ducha no tiene bañera y apenas una rejilla en el piso con el consecuente riesgo de posible inundación en el caso que uno no sea cuidadoso. Me imagino que ducharse en una tarde de verano con el pleno sol que entra por el ventanal no debe ser muy refrescante que digamos. Leila comparte el departamento. Sin embargo cuando fui estaba sola. Algo llamativo es que el departamento tiene dos entradas. La que te pasa Leila por mensaje y otra al final del pasillo frente a la cocina. Por fuera parecieran dos departamentos distintos pero ambas entradas pertenecen al mismo lugar. Ese largo pasillo es el hilo conductor entre las dos puertas. Es muy gracioso estar tocando timbre en una puerta y ver a la escort asomarse por el otro extremo del pasillo.
Esta vez me tocó la habitación más cercana al baño. Leila tiene el aspecto de una mina de barrio lejos de cualquier refinada sutileza. Más cercana al placer directo y visceral, bastante en las antípodas del estilo de musa becqueriana. De esas minas que seguramente uno encontraría en un recital de rock y no justamente en una gala en la embajada de Austria. En lo que a mí respecta, lo interesante del “mundo escort”, es poder relacionarme con chicas que son ajenas a los gustos habituales y lugares que suelo frecuentar. Eso me da la posibilidad de encontrar tanto excitación como buena onda con alguien con quien tal vez tenga poco en común.
El físico de Leila es armonioso por naturaleza. La genética, y no el gimnasio, es la responsable. Su parte menos llamativa son los pechos. Pequeños aunque mantienen la armonía clásica de una mina delgada. La llamativa y excesiva cantidad de tatuajes la ubican fuera de mi zona de confort en cuánto a criterios estéticos, aunque debo reconocer que la simpatía (y posteriormente descubriría, el buen servicio) la hacen subir varios peldaños de golpe. Imposible sentirte incómodo con su carácter abierto y espontáneo. Como si ya la conocieras de antes. Antes de empezar me preguntó respetuosamente si me gustaban los besos y si había algo que no quería hacer. Señal que si le das vía libre te pasa literalmente por encima.
Dicho y hecho. Ante mi respuesta afirmativa, que me encantaban los besos, se me abalanzó con esa lengua danzando como si tuviera vida propia. Traté de no pensar en todos los “black kiss” que probablemente habría hecho en el día. El que sea muy cerebral no debería transitar este rubro. Siguió un torbellino de acciones y sensaciones que son difíciles describir cronológicamente con palabras precisas. Leila es espontánea, se deja llevar y se nota la autenticidad cuando coge. Su lengua, que hace un rato estaba en mi boca, de repente le daba placer a mi pija. El oral de Leila pasa por diferentes estadios que van desde lo sensual a lo furioso. Si me vendaran los ojos y no pudiera verla podría llegar a creer que hay más de una mina chupándome la pija de tantas variaciones que aplica. Empieza sensual, pasando la lengua por el tronco con delicadeza, como si la chota fuera un helado que saboreara y por momentos ejecuta un cabeceo violento que parece que te fuera a arrancar la pija de cuajo. Cada vez iba descendiendo más con su boca e hizo un par de intentos de meter lengua en mi retaguardia. No soy muy fanático de que me chupen el culo así que me agarré la poronga y se la puse de nuevo en la boca. Mientras me la chupaba en forma acelerada dudé unos instantes si dejarme llevar y acabarle directo en la boca pero tenía ganas de cogerla. Colocamos forrito y siguió una variante de poses, alternada con besos que iban de lo sensual a lo porno. Ya cuando estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no acabar le pedí la cola. Se puso gel, la penetré despacio y luego de algunos minutos llené el látex. Leila se pajeaba mientras mi pija latía dentro de su culo. Tiene muy buen servicio, sabe vender bien la fantasía.
Nos quedamos charlando en la cama mientras intentaba recuperarme del primer polvo. Me cayó muy bien. Es simpática y accesible. Sin aires de diva. La conversación fluye con la naturalidad propia de la ausencia de ambigüedades. Lo malo de las citas con escorts es que obligan a condensar todo lo espontáneo en un exiguo espacio de una hora. Se aceleran de manera algo incómoda los tiempos, que no fluyen con el ritmo que suelen tener en la vida real.
Mi pija estaba de nuevo en la boca de Leila, reaccionando veloz ante los estímulos que me brindaba la dama. Mientras yo le acariciaba la cola ella me masajeaba los huevos. Me puso el forro y se montó encima de mí. Ese cuerpo lleno de tatuajes se hamacaba con violencia arriba de mi poronga. Sus dos manos estaban apoyadas en mi pecho mientras me cabalgaba, como si estuviera en un rodeo. Se dio vuelta y me siguió cabalgando mientras me apuntaba con el culo. La agarré de las nalgas para acompañar el meneo. Sentí que estaba por acabar de nuevo. Le avisé. Ella se bajó, me sacó el forro y empezó a chupármela. La dejé un rato. Finalmente me ayudé con la mano y le dejé el lechazo en la pera. Me chupó la cabeza para asegurarse que no quedara ninguna gota y fue al baño a lavarse. Quedé tendido en la cama.
Como decía anteriormente, a veces tengo la sensación que el único punto de contacto entre dos universos tan disímiles como el de Leila y el mío es en este rubro. Y, la verdad, es una lástima. Ese paso fugaz, vertiginoso se asemeja a esos eventos astronómicos que suceden de manera aislada e imprevisible. La diferencia que en el cosmos millones de años es apenas un instante. Tal vez no haya tanta diferencia. El sexo es una forma de lograr que un instante se vuelva eterno.
Link a la publicacion en BairesGirls
Escorts Capital Federal (CABA) - Escorts Tribunales - bairesgirls