¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a umpalumpa
[XP] Escort Lupe BG - Microcentro bairesgirls
18-Dec-2024, 22:31
Arreglar fue super sencillo y de entrada percibís toda la onda que le pone. Le escribo, pregunto para arreglar de un día para otro y responde con el tarifario y un lindo intercambio, muy delicado, respondiendo a cada pregunta con palabras dulces y precisas. Cero vuelta, cero espera. Un lujo. No pide adelanto ni segunda confirmación, ni nada raro, sólo nombre, horario y tiempo.
El día siguiente enfilo para Maipú y Corrientes, me pasa la dirección exacta, al llegar le aviso que ya estoy y baja a abrirme.
Según mis estándares -esto es muy subjetivo- Lupe es hermosa. De apenás más de 30, un metro 60 o menos, cabello largo y lacio hasta la cintura con reflejos rubios, un rostro precioso, correctamente maquillado, de labios levemente carnosos, una sonrisa pícara de dientes impecables y ordenados, una nariz pequeña y delicada y unos ojos brillantes, enmarcados en unas interminables pestañas correctamente arqueadas. Uñas esculpidas en unas manitos pequeñas y delicadas. Si no fuera por la ropa deportiva -un conjunto de calza gris y top a tono- parece estar lista para una fiesta. Es menudita y proporcionada. Creo que me referiré a ella en diminutivos, ya que es potente, esta muy fuerte, pero es pequeña. Piernas torneadas, un culito espectacular, a la vista redondo y firme, unos pechos medianos, naturales y en apariencia firmes y una cintura de avispa, creo que no podría pasar desapercibida ni siquiera intentándolo. Dos atributos destacan de inmediato, su colita espectacular y su buena onda.
Me recibe con una sonrisa, simulando que ya nos conocemos, me invita a pasar y en el ascensor nos abrazamos como si nos extrañáramos. Tengo oportunidad de sentir la firmeza de esos glúteos, que masajeo con fuerza, la delicadeza de su cinturita, sus pechitos sobre mi vientre y me entregó por completo, presintiendo que la pasare muy bien.
Aun en el ascensor me pregunta como me gusta y le digo, sin soltarla, que me sorprenda. Me aparta con un empujón mínimo, lleno de la confianza construida en minutos y me dice que si no vale. Sonríe y es increíble lo bien que se siente su sonrisa.
Le digo que onda novios va a estar bien, siempre que incluyamos la cola. Sonríe pícara, se muerde la lengua y me dice, veremos.
Entramos al departamento. Es de esos pequeños mono ambientes de turistas, un dormitorio amplio con una ventana luminosa, cama, sofá y una mesita alta, dos paredes espejadas, un pasillo con armarios qué esconden una heladera y un anafe y un baño pequeño pero completísimo. Es pequeño pero acogedor.
Me ofrece una toalla y un vaso de agua, acepto ambos para refrescarme, sin hablar del asunto, le dejo el regalito prolijamente ordenado en la mesita alta y me desvisto para la ducha.
Al salir, viste un conjunto tipo hilo dental, de fina tiras negras y esta descalza, abriendo la cama. Sin zapatillas de la ve más bajita. En ropa interior se la ve mucho más sexy. Lupe es un minón.
Me siento en la cama y la siento en mi pierna, nos trensamos en un beso qué duro todo el encuentro, sólo interrumpido por el oral de ida y de vuelta, y una pequeña pausa higiénica.
Mientras nos besamos voy retirando el sujetador, de esos triangulares, que no dejan marcas. Libero sus tetitas, tan lindas como se percibían, de tamaño justo, firmes pero no duras y naturales, de pezones trigueños, muy reactivos.
Acaricio todo su cuerpo mientras nos besamos y de a poquito la recuesto en la cama. Su piel es tersa, suave y tibia. Voy bajando y besando por su cuello, por sus hombros, sus tetitas, sus costillas, su ombligo. Le quito la colaless y pido pista. Por toda respuesta me agarra la cabeza y pega mi boca a sus labios. Su conchita es trigueña, depilada y bien definida, de labios levemente carnosos y armónicos, sin excesos. Me recuerda a una conchita adolescente. Beso su clitoris, lamo, chupo y abro sus labios con los dedos para aumentar la intimidad. Ella gime, suspira, se empapa y luego de un buen rato de esto, le pongo una mano bajo la cadera, para levantarla apenas y me regocijo otro buen rato con su culito. Tiene un asterisco precioso y rico, muy elástico, comienzo con besos delicados qué la hacen estremecer, continuo presionando levemente mi lengua y de pronto cede y puedo hacerle el helicóptero con la lengua en el asterisco. Gime cada vez más fuerte y luego de un buen entretenimiento, vuelvo a subir, lentamente, me dedico otro momento a su clítoris y cuando vuelve a temblar amigo y sigo subiendo hasta las tetitas y de ahí de nuevo al beso interminable.
Besándonos, la acomodo arriba y besándonos me acaricia. Besándonos me pregunta si no quiero que me le chupe y besándonos le digo que no se que espera. Besándonos nos reímos y se acomoda sobre mis piernas, baja apenas su cabeza, arqueando su espalda y me hace un oral bien baboso y dulce. Supongo que es porque pedí onda novios, lo cierto es que es un muy buen oral y a la vez es tierno y delicado. Algunas veces se la lleva hasta la garganta y se arquea un poquito más, besa, chupa, acaricia y es un espectáculo ver nuestro reflejo en los espejos. Sin soltarla, se yergue y me pregunta si no vamos a coger. Nos reímos y se acomoda para un misionero. Le digo que la posición no me molesta, pero que quería la cola. Me hace un berrinche tierno, de que tendría que haberle dicho, pero estira la mano buscando el gel en la mesa de luz. Se pone un poco en el asterisco, que de golpe luce pequeño, me pone un poco a mi y cruza una pierna, de modo que queda expuesto el culito, pero seguimos frente a frente. Cuesta mucho entrar, apenas lo logramos pero veo que parece dolerle. Me retiro y le digo que no quiero lastimarla. Me dice que no voy a lastimarla pero que mejor lo hagamos en el sofá. Me siento y ella se sienta en el pino. Esta vez entra sin problema. Ella se mueve de mil maneras, hacia arriba, hacia abajo, hace círculos con la cadera. Una genia. La agarro de su cinturita y la siento repetidamente. Esta piba es un manjar. Así, ensartada me paro, apoyo un pie en la cama y martilleo con ganas. Estoy emocionado, no recuerdo hace cuantos años que no lo hago con tanta fuerza y ella se la re banca. Cuando parece dolerle aflojo y vuelta a empezar, perdemos el equilibrio y la clavo boca abajo en la cama. Veo su rostro en el espejo, los ojos cerrados, la nariz dilatada, la boca abierta en en circulo perfecto. Como parecía estar pasándola bien, por debajo de su cintura la abrazo y comienzo a pajearla, su conchita responde empapando mis dedos. La escucho jadear, la escucho gemir y cada tanto dice si s i S I S I.
Y no puedo negarme, vuelco todo mi húmedo ser en el preservativos atrapado en su culito. Ella abre los ojos, luminosos, brillantes, cierra su boca y deja la lengua afuera, con una extraña mueca triunfal.
Yo tiemblo mientras las últimas gotas se despiden. Nos separamos con cuidado y por turnos nos damos una ducha refrescante.
Ella regresa a la cama y me abraza con ternura mientras busca otro preservativo. Qué fe que me tenes, bromeo. Se ríe. Es hermosa cuando ríe. Retorna al beso, me acaricia mucho, y curiosamente, la cosa funciona, me pone otro preservativo y me monta de frente. Se balancea, se agarra la tetas, se revuelve el pelo y gime concentrada. La agarro de las caderas con firmeza para guiarla, la hamaco de adelante para atrás y así, en una embestida profunda largo, incrédulo, el segundo. Ella ríe envalentonada y esta vez no sale, se inclina sobre mi pecho y sigue moviéndose, mientras nos besamos. Acaricio su espalda, desciendo acariciando y acaricio con un dedo su asterisco. Estoy re caliente, ella sigue besando y yo sigo dedeando mientras nos cojemos de corrido, húmedos, rojos, transpirados, palpitantes.
Me siento feliz. Dos son un montón y la promesa de un tercero me hace sentir potente y viril. La alarma del celular nos avisa que e acabo el tiempo, a ella parece no importarle. Sigue moviéndose pero yo me distraigo y la beso para dar por finalizado el round.
Ella, triunfante, se levanta sonriendo.
Nos duchamos. Nos vestimos mientras conversamos, al recoger el reloj veo que no toco su regalito, que esta tal cual mi deje en la mesita.
Me acompaña al ascensor, donde nos abrazamos despidiéndonos.
Al salir del ascensor volvemos a ser dos extraños, me despide con una sonrisa y el sol golpeando mi rostro me devuelve a la realidad.
Aun me tiemblan las rodillas y me siento feliz.
Los quise, gracias por sus siempre valiosos consejos.
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