Zoe: Nueva batalla con la guerrera amazona bairesgirls

“Así como las personas que mueren en su plenitud nos ahorran el recuerdo de su vejez, los amores interrumpidos abruptamente siguen viviendo en nuestro corazón; no como brasas agonizantes, sino como horrorosas llamas que queman cada noche. No hay mejor amor que el que nunca ha sido. Los romances que alcanzan a completarse conducen inevitablemente al desengaño, al encono o a la paciencia; los amores incompletos son siempre capullo, son siempre pasión.” (Alejandro Dolina, Crónicas del ángel gris)

Tal vez en este rubro pase algo parecido. Si uno NO vuelve a ver a esa escort que te deslumbró la primera vez, el recuerdo con el correr del tiempo idealizará el momento y uno creerá haber vivido una experiencia sublime. Seguramente futuras visitas rebajen la experiencia a algo más mundano. A veces, en algunas circunstancias, conviene dar un paso al costado y retirarse; aun cuando el deseo te pida tirarte de cabeza hacia adelante. A pesar de coincidir con el pensamiento del querido Dolina decidí meterme estas reflexiones en el culo y volver con Zoe.
No la veía desde antes de la pandemia. Cuando los términos “barbijo”, “alcohol en gel”, “protocolo” y “burbuja” (entre otras) no eran parte del cotidiano. Por esas conductas típicas del ser humano, que se pone a buscar oro en el barro cuando a escasos metros tenés la bóveda del banco abierta y a tu disposición, no la había vuelto a visitar.

Después de una experiencia totalmente aséptica e intrascendente con una Srta. de SI, con un arancel mucho más elevado y una actitud mucho menos complaciente, me di cuenta que el marketing puede ser un elemento más de engaño que de publicidad. Así que decidí ir directamente a la “bóveda del banco” y le escribí a Zoe.
Zoe, a mi parecer, cumple tres condiciones que la hacen una mina muy interesante. En primer lugar el atractivo físico dónde destacan particularmente esas hermosas tetas. Siempre tengo esa disyuntiva casi filosófica de dónde dejarle el lechazo, si en la boca o en las tetas. En segundo lugar el servicio de Zoe es de primera. Si la dejás te pasa por arriba. Es una guerrera amazona acostumbrada a la batalla, aunque sabe adaptarse al estilo del cliente. Anal, bucal completo, cabalgata salvaje, besos full…etc. Como un felino a punto de aparearse arranca despacio y empieza a tomar temperatura. No encuentro puntos flojos en su servicio. Y por último, la buena onda de Zoe te hace sentir muy cómodo. Es dueña de un humor irónico que uno disfruta mucho en las charlas inter polvos o en la despedida post garche. Es una mina muy inteligente y perceptiva. Esas minas que si uno la tuviera de novia mejor que ni se le ocurra mentirle porque con una mirada ya te sacan la ficha. Tiene un carácter abierto y espontáneo y una manera directa de decir las cosas sin eufemismos. Dicho en buen criollo, no la caretea.

Sigue atendiendo en la última morada que la había visitado de Uruguay al xxx. Linda cuadra. Varios barcitos con mesas afuera, veredas anchas y movimiento de gente pero con estilo. El edificio tiene una doble puerta de entrada, la de afuera está siempre abierta de día. Zoe abre desde arriba por el portero eléctrico. El encargado no sale de su sopor al ver ingresar al visitante y responde al saludo con algunos segundos de delay, como si transmitiera vía satélite. Subo al ascensor. Al bajar en el piso correspondiente se pueden visualizar cuatro departamentos. Dan toda la impresión de ser oficinas más que viviendas. Justo al que le falta la letra es el de destino, así que uno lo adivina por descarte. Por dentro, el departamento es distinto de lo que aparenta por fuera. Un moderno monoambiente con cocina integrada. El baño impecable. Una de las mejores duchas que he visto. Un habitáculo con puertas de acrílico y un espacio más que generoso para la higiene. Frente a la cama un enorme plasma de generosas dimensiones sintoniza algún canal boludo de televisión abierta.

Zoe me provoca. Se acerca de a poco. Lentamente. No se abalanza. Los besos no son directos. Juega con su boca pero sin tocarme. Parece ejecutar todo en cámara lenta. Si la dejás te puede hacer una previa larga y muy erótica dónde te lleva al máximo. Sabe avanzar y retroceder. Sugerir y esconder. Dar un paso adelante y otro atrás para enloquecerte. Un juego erótico sutil y perverso, propio de alguien inteligente. Se desviste pausadamente. Me roza. Me acuesto en la cama boca arriba. Ella encima de mí, en tanga. Se frota arriba de mi pija, que ya está durísima. Se queda en tetas. No puedo evitar chuparlas. Operadas pero perfectas. El cuerpo de Zoe es duro, macizo. No tiene nada de flaccidez. Piel suave y tersa. De las tetas paso a la boca. Ella se sigue frotando contra mi pija. Le pido que me la chupe. No aguanto más esta tortura. Cierro los ojos y siento esa lengua mojada y caliente deslizarse por mi glande. Acostado boca arriba en la cama estoy a merced de la boca que Zoe que hace conmigo lo que quiere, a tal punto que no tengo idea de cómo carajo esa lengua que hace un instante estaba en mi pija llegó a mi culo. Ya la veo venir, la conozco. Efectivamente tiene el dedo preparado. La freno y la vuelvo a besar (si en la boca que estuvo en mi culo). Otra vez volvemos a franelear. No sé cuánto tiempo pasó. Como en la teoría de la relatividad de Einstein el tiempo no es lineal. Ponemos preservativo y se sube a cabalgar. Al fin la penetro. Ella sabe que si me cabalga despacio me calienta y me hace desear más, así que no se apura. Cambiamos algunas poses. La cojo boca arriba, en cuatro, otra vez se sube, otra vez la hago bajar. , boca, ni en las tetas.

No hay mucho para agregar con Zoe. Muchos ya han dicho lo importante y lo único que yo haría sería ser redundante. Después de ducharnos nos quedamos charlando un rato y la verdad que es una mina muy piola. Irónica y ocurrente.
Tal vez Dolina y yo nos equivoquemos y no haga falta tener un recuerdo idealizado. Vivir estos momentos reales, con sus defectos y virtudes, posiblemente sea aún mejor.

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