Laurita Love, inolvidable oral bairesgirls

Contacto con Laurita sin problemas, coordinamos sin drama alguno para dentro de 15 minutos - estaba en la zona, por un plantón- y me dirijo raudo a la Esmeralda Pérdida. El lugar superconocido y transitado, ero nadie jode. Hay portero pero no te piden documento, más bien te ignora por completo y te da indicaciones de dónde están los ascensores con el mentón. Menos ganas de laburar que yo!
El lugar es discreto, cada uno está en la suya y nada incomoda nunca. Nadie baja a abrir ni te detienen ni nada raro.
Al entrar, una señora super amable me pone una toalla limpia en las manos y me mete en el baño, Estos privados que atienden a cama caliente tienen esas cosas. Mientras me higienizo tomo nota del baño: desordenado pero limpio, pequeño pero cumple con su función. Escucho que un cliente anterior se está despidiendo y me quedo en el baño por cortesía. La intimidad de la trampa. La solidaridad del gatero respetuoso.
Había tenido un mal día, un par de frustraciones importantes - la economía esta pegando feo - y el plantón recibido me tenían de un humor sombrío. Sólo quería que alguien me malcriara un rato y Laurita Love parecía un planazo.
Laurita me recibe en ropa interior, me hace pasar a la pieza - la verdadera, no la del biombo improvisado y me chanta un chupón hermoso y profundo, con mucha actitud y toda la onda. Sonríe con una mirada casi infantil y unos ojos enormes.
Laurita es flaca, muy flaca, pero armónica, tiene unos pechitos pequeños sensibles y una colita también pequeña y redondeada. A mi me pareció bonita, no hermosa pero si linda, parece una chica en sus treinta pero con gestos y actitudes adolescentes que le sientan muy bien.
Creo qué es muy perceptiva, después del beso me abrazo con toda la fuerza que podía con sus bracitos delgados y con una sonrisa enorme me preguntó que iba a hacer. No entendí la pregunta, no del todo, estaba enojado y me costaba soltarme a la experiencia. Creo que dudé, finalmente le dije que me quedaba y le di el gift para una hora. En mi estado, hasta una hora de besos y abrazos era un re plan.
Se va unos muy pocos minutos y regresa, siempre sonriendo. De nuevo mil besos y baja, besando a bajarme el boxer y, manteniendo el contacto visual, a hacerme un hermoso -si, hermoso es la palabra correcta- oral sin. Admiro su actitud, admiro cómo se hizo cargo de este viejo gruñon y la recontra remo.
Después de un buen rato en cuclillas, se sentó en la cama y siguió dándole con toda su alma.
Me recuesto y nos abrazomos y besamos de nuevo. Su piel es suave y tersa, no juvenil, pero muy linda al tacto. Sus pechos pequeñitos y sensibles son super besables y me entregue a ello un rato. Ella aun estaba en tanga y corpiño. Después de una linda sesión de abrazos y besos, larga, casi dulce, le quito la tanga y la acomodo para que me cabalgue un rato. Se muevo lindo, se acomoda para que se le hunda en las entrañas. Hay algo de salvajismo en su ritmo, profundo e intenso. Alterna unos hermosos plaf plaf con rondas de cadera y cada tanto me acerca su boca para que nos besemos. Sabe muy bien lo que hace.
Luego de un rato así, con el mástil bien en alto, se levanta y se pone en cuatro, se lleva un dedo diminuto a su colita, y la abre. Estaba superdilatada, era muy tentadora, pero yo estaba más para volver al oral. Le pedí y accedió sonriendo. Yo de espaldas en la cama, ella abrazada a mis piernas, se dedicó con mucho esmero a besar, tragar, chupar, con arcadas, con escupidas y siempre con sus enormes ojos abiertos, hasta que no pude más y me derrame por completo en su boca, que chupó, y chupó y chupó hasta quedar flácida de nuevo. Sonriendo, siempre sonriendo, se retira unos minutos a escupir y regresa tarareando una canción que no reconocí.
Se acomoda cómo una novia a mi lado y me acaricio el pecho mientras hablamos de naderías. Cada tanto me acaricia hasta abajo y lentamente el mástil comienza a recordar su pasada grandeza. Me empieza a hacer un nuevo oral, igual de hermoso que los anteriores pero golpean la puerta. Miro sorprendido el reloj y veo que si, ya habian pasado más de cincuenta minutos. Ella hace cómo que ignora los golpecitos, pero yo no puedo, estaba incomodo y con poco tiempo para un segundo round, por lo que le levanto la carita, le doy un beso profundo y le digo que no se preocupe, que por mi ya estaba bien.
Ella sonríe y me dice, cuándo vuelvas quiero que me hagas la colita.
Me voy al baño, me lavo un poco a ls apuradas, vuelvo a la pieza a abrazarla, me visto, me despido con un último beso y salgo al ruido porteño.
Puntos fuertes? el oral, sin duda. Y la actitud. La remontó toda ella sola, yo tenia un humor del carajo y no permitió que eso arruinara el encuentro.

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