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Cándido López supo retratar como nadie la Guerra de la Triple Alianza, no sólo como cronista plástico, sino también como combatiente. Tanto, que perdió una mano en batalla y se lo llamó de ahí en adelante "El manco de Curupaytí". Algún oficial le llegó a decir que él con las dos manos podría haber sido el mejor artista del mundo de la época, a lo que el humilde Cándido se conformó con contestar "prefiero ser el manco de Curupaytí".
Cándido hizo aproximadamente xxx instantáneas (como dice el soldado Virasoro, la fotografía no se había inventado) en un delicado e ingenuo estilo que hacía recordar al Aduanero Rousseau.
Y damos fe que no solamente López retrató la guerra, sino que también sus avatares. En el cuadro que se expone más arriba, se ve en el extremo izquierdo hacia arriba a dos jinetes, el cabo Cyberbostero a la vanguardia, detrás de él, en un gesto de dudosa masculinidad para la época, el soldado Virasoro, adelantando una mano que se sumerge en la grupa del corcel de su compañero.
Queda fiel testimonio retratado por el gran Cándido López, no así la crónica que relata el propio Virasoro de un supuesto secuestro y toma de rehén de la comandante Venus.
No obstante el anacronismo y lo apócrifo de la fuente, queda un hilo de duda sobre esos acontecimientos, que seguramente han sido contados en rondas de mate alrededor de un fogón, en un alto de la batalla