Un poco indeciso por ciertos comentarios que habían aparecido en el foro, decidí probar suerte con la mentada Yaky para ver si era rollinga, si el pelo era colorado, si era morocha y se había teñido, si la atención era lo recomendable que supe leer o querían meterme liebre por gato, por lo que estaba decidido a pegar la media vuelta.
Lunes por la tardecita, previa concertación telefónica, me apersono en Paraguay xxx, timbrazo y la niña que desde el ascensor me hace pasar.
Era la Yaky en cuestión, morocha, pelo largo, flequillito rollingueño y enfundada en un sobretodo que entreabrió en el ascensor mostrando su hermosa parte posterior a la vez que decía “acá la tenés a Yaky”.
Ingresamos al departamento y estábamos absolutamente solos. Bien, confortable, cómodo, higiénico, todo bien.
Yo estaba decididamente palmado por los festejos navideños y por una ardua jornada laboral, algo que pareció notar, ya que acercándose me espetó un “a vos te gustan mucho los mimos, no?”.
Asentí; fue entonces cuando la niña empezó su tarea lenta, con besos tibios y sensuales, explorando con sus manos y dejándose explorar.
Tomé la iniciativa recorriendo su cuerpo de manera lenta hasta llegar al pesebrín, que ella frotaba sutilmente; hice mi tarea en forma pausada, como enviando el mensaje “así me gusta a mí” y luego de un largo ir y venir y humedecida en el punto justo, se introduce un par de dedos y, contorneándose, acaba (bueno, déjenme creer que fue cierto que acabó, no tenía por qué fingir, ya que se lo aclaré de antemano).
Allí, a modo de “te debo una”, comenzó su real faena. Tiene labios más bien finos y una boca que no pasa de la media; pero al hinchársele los labios, elonga como el Diego en el Mundial ’86. Su bucal fue sencillamente espectacular, lento, pausado, con una lengua generosa y sopapeando los testículos pero con cuidado, no como si tuviera que aspirar el último hilo de oxígeno existente en la Tierra.
Sus caras y miradas eran el complemento ideal; el pete profundo y sin globo sencillamente fue de los mejores que me han realizado.
Y, siempre concertando, consultando, empieza a cabalgar también lentamente. Sus pechos son chicos, pero eso no impidió que ella se los lamiera, gracias a la longitud de su lengua. Mientras, no dejaba de hablar (casi susurrar) cosas que me excitaban aún más y de besar en forma más que generosa.
Fue un polvo maravilloso.
Entrega la cola pero no es algo que me interese demasiado y en ningún momento existió el reloj o el tiempo.
La despedida fue muy cálida y le sugerí que participara del foro.
Era nomás, la Yaky de la que tanto había leído.
Es morocha morocha, pelo largo medio ondulado y con flequillo.
Delgada, pero muy bien contorneada.
El gift fue de $ xxx.-
La reincidencia (a pesar de que no soy muy amigo de los retornos) está
prácticamente asegurada.
El bucal es sin,
prácticamente hasta el punto de ebullición.
Una experiencia muy pero muy satisfactoria.
¿Brasilera? Si no es de Barracas o San Telmo le pega en el palo (yo sé de dónde es, pero en todo caso que lo comente ella). Es tan brasilera como yo ucraniano/ugandés.
Asegúrense de que sea ella y la van a pasar fenómeno.
Un abrazo.
M.