Juanita me salvó de Manuelita bairesgirls

¡Hola a todos los amantes de los maullidos!
Como es mi costumbre, siempre pido estar 2 hs con una chica un dia antes. Ayer arreglé con una nenu y quedamos en vernos hoy sábado al mediodía. Aproximadamente a las 11 mientras cruzaba raudamente el famoso (famoso por los cortes) Pte. Pueyrredón me escribió diciéndome que tuvo un inconveniente y que me iba a avisar en que momento estaría disponible, que iba a ser más tarde.
Gatero viejo sabe de estas trampas y olfateé que otro cliente ocuparía mi turno, le contesté que no hay drama que la iría a ver la próxima semana. Corta la bocha.
Llegué al trocen y una vez que estacioné el vehículo dentro del corralito de Lavalle y 9 de Julio, pelé el celu y acudiendo a mi pequeña lista de felinos en Guasáp mandé mensajes a diestra y siniestra con el objetivo de enganchar alguna escort en un dia tan complicado como es el sábado.
Sucede que yo nunca recurro a la opción de tener un plan B o C para no tener que cagar a las chicas, en esto soy muy recto, o muy bolucho no sé.
A los pocos minutos el celu hace ¡Bip!, ¡Vamos! exclamé ¡Me salvé de tener que ir a visitar a mi novia de la adolescencia, Manu!
Era Juanita, quien me dijo veníte a las 12. Con ella estuve hace 2 meses, en Agosto.
Llegué puntual a su depa ubicado sobre Suipacha y bajó ella a recibirme.
¿Cómo es ella? Una chica que debe andar cerca de los 30, de piel blanca y pelo negro hasta mitad de espalda. De cara normal, de estatura media tirando a bajita, algo robusta pero no tanto, linda cola y pechos grandes. Tatus en los dedos. Es de pocas palabras, habla sólo lo necesario. En el sexo es mas bien complaciente, hace lo que le pidas, pero si hay algo que le molesta te lo dice.
¿Cómo es el lugar? Lindo, me gusta ese departamento. Aire acondicionado, abundante agua caliente, toallones limpios. Una pantalla de PC en donde pasaba videos musicales, un reloj digital grande sobre la mesa. Entramos y un rico olor aromático inundó mi nariz, el sahumerio estaba encendido.
¿Qué hicimos? Nada, conversamos todo el tiempo. Mejor dicho fueron nuestros cuerpos los que se entrelazaron en un diálogo cálido.
Para calentar motores comenzamos con unos besos tranquilos, sin lengua. Besos por todo el cuerpo y manos zarpadas. Cuando nos dimos cuenta nuestras ropas habían desaparecido. Recorrí todo su cuerpo con mi boca hasta llegar a... no sé, encontré algo entre sus piernas y me quedé a vivir ahí.
Con la sin hueso y 2 dedos rozando su punto G, si mis sentidos no me engañaron ella acabó: a mis orejas les pareció escuchar su respiración acelerada y sus gemidos, a mis ojos les pareció ver las contorsiones espasmódicas de su cuerpo y a mis dedos les pareció sentir las palpitaciones dentro de su vagina. Ojo es lo que me pareció a mí, por ahí yo estaba flasheando, o es muy buena actuando. Pero un orgasmo es un orgasmo y es imposible actuarlo, en fin estamos en tiempo de debate, el debate está abierto. La primera vez que estuve con ella no llegó a acabar, pero esta vez sí. Esta vez estaba más tranquila, más dispuesta.
El reloj digital sobre la mesa marcaba las 12:35.
Le pedí que se pusiera en cuatro al borde de la cama y procedí a devorar su asterisco sin piedad. Siguió ella con un pete sin globito, un pete bastante largo, que me lo hizo acostado sobre la cama, luego sentado y luego parado. También me dejó cogerle la boquita con suavidad. Pero no acabé dentro de su boca, ya que el lechazo lo quería guardar para su colita.
Llamamos al forro, quien acudió inmediatamente para cubrir mi pija, el muy forrazo...
Ella se montó sobre mi amigo y me cogió suave al principio y luego fue subiendo la intensidad de los conchazos. Luego hicimos la pose que le gusta a los gateros que viven en Misiones. Y terminamos en la pose que le gusta a mis mascotas, el placentero perrito, pose muy pedida por las mujeres. Concheamos un rato y entonces pedí su orificio sagrado.
Ella con el culito bien arriba, le mandé abundante gel. Mientras que con un dedo estimulaba su clit introduje otro dentro de su asterisco. Estuve jugando unos minutos con los dedos y pasé a la acción. La analizé el tiempo suficiente hasta que llegó mi primer orgasmo dentro de su apetecible cola.
El reloj marcaba las 13:10.
Ambos nos duchamos, tomamos agüita fría que sacó de la heladera que tiene oculta en la pared, y nos acostamos abrazados como dos novios que recién se conocen.
Casi ni hablamos, es de pocas palabras. al rato ya me estaba manoseando el ganso. Hizo magia la chica, porque me la puso al palo en menos de lo que canta un gallo.
Y acá pintó hacer ese número tan rico para cualquier encuentro donde haya dos personas, ¡el 69! Nos devoramos mutuamente nuestros sexos, ni gemir podíamos, teníamos las bocas muy ocupadas. Sólo se escuchaba la música de fondo.
Decidimos garchar y llamamos al botonazo de Prime, quien me encapuchó la pija con látex el muy forro...
Un rato en cuatro, otro rato en misionero, una patita arriba, luego las dos patitas al hombro y... saqué todos los nenes a pasear.
El reloj marcaba las 13:43.
Me duché, me cambié y salí contento a la calle.
Juanita gracias por atenderme, Manuelita este finde no vas a tener mi leche, lo lamento.

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