Larissa la paraguaya que hace temblar Retiro - Belleza y actitud guaraní

Buenas, colegas. Les vengo a contar una experiencia muy buena con una paraguaya que, sinceramente, es una diosa. No sabía qué esperar, pero les aseguro que quedé absolutamente sorprendido por todo lo que tiene para ofrecer. La cita fue en el barrio de Retiro, más precisamente en 25 de mayo al 700, el edificio es bastante lindo, con una recepción discreta, solo te preguntan el depto, llaman y listo. Subí al departamento, y apenas abrió la puerta, me quedé sin palabras. La primera impresión fue de una belleza impresionante. Tiene unos 25 o 26 años, y se nota que tiene todo en su lugar: una cola que no podés dejar de mirar, cintura pequeña y un rostro que, sinceramente, es digno de portada de revista. Está tan buena que es imposible no quedar con la boca abierta. Además, es simpática. Después de una breve charla, lo primero que hizo fue darme un beso suave y, cuando nuestros labios se encontraron, sentí que el mundo se detenía. De esas chicas que besan con intensidad, pero con dulzura a la vez. Me quedé allí un rato disfrutando de su boca, mientras sus manos se deslizaban por mi cuerpo con una suavidad que me dejó sin aliento.
Después, la cosa se puso aún mejor. Me empezó a acariciar mientras yo le recorría la espalda y sus curvas, sin poder dejar de admirar su figura perfecta. De a poco, se fue desvistiendo, mostrándome una piel suave y bien cuidada. Y, señores, cuando vi esa cola, no pude evitar quedar deslumbrado. Esas curvas son puro arte, ¡una verdadera joya! Nos fuimos tirando en la cama y, sin perder tiempo, comenzó a trabajar con su boca de manera exquisita. Me dejó completamente loco, no sólo por lo bien que lo hacía, sino por la actitud que tenía. Todo el tiempo me miraba con esos ojos profundos, casi como si supiera exactamente lo que me estaba matando de placer. Su oral, una maravilla: tan suave y profunda que no podía pensar en otra cosa que no sea disfrutar cada segundo.
Luego colocamos piloto, le pedí que se subiera encima mío, y la verdad que es impresionante ver cómo se mueve. Tiene un ritmo perfecto, ni muy rápido ni muy lento, pero con una intensidad que te hace perder la cabeza. A medida que la sentía moverse sobre mí, sus gemidos y sus caricias me hicieron olvidar hasta dónde estaba. A medida que pasaban los minutos, la intensidad aumentaba. La vi moverse con esa mezcla de placer y sensualidad que me hizo explotar. Nos quedamos abrazados después de acabar, relajados, charlando un poco mientras recuperábamos energías.

Totalmente recomendable para quienes buscan no sólo un cuerpo espectacular, sino un buen servicio.

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