¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a Ayrton19
[XP] Malena, como ninguna
25-Apr-2019, 08:17
Dicen que siempre hay que dejarse llevar por las sensaciones, por lo que dicta el corazón, por las señales que da la piel. Hay que volar. Sentir. Desde ahí nace el relato de esta experiencia. Desde lo que aún permanece latente desde el primer minuto que conocí a Malena. Desde la sensualidad retratada en la bella silueta de una teen que satisface todas las expectativas. Al menos las mías. Desde la feminidad hecha sexo y contenida en no más de 1,70 metro, alcanzados en 21 abriles. Desde esos senos que invitan a no retirar nunca de allí manos, labios y lengua. Desde su depilado y rosado tesoro que llama a zambullirse en él no bien se lo aprecia entre sus contorneadas piernas. No es una vedette. No es una modelo. Pero es muy linda. No es guarra. Es convencional. De carne y hueso. De cola proporcionada. Atributos que hacen que no recuerde cómo estaba vestida. Igualmente, enseguida todo queda en el piso, menos el huésped de honor, claro. Todo crece no bien uno pisa su coqueto nido de amor. Está apenas por encima del décimo piso de un correcto edificio sobre Esmeralda, casi llegando a Córdoba. Se accede sin problemas. Ella abre desde arriba y el portero saluda amablemente. No hay preguntas indiscretas.
No es este el primer encuentro con una mujer que se brinda para hacernos sentir eso que tanto buscamos: placer, con el respeto como consigna inegociable. Sí es el debut en este ámbito donde todos nos desnudamos. Y no hablo de despojarnos de ninguna prenda. Hablo de contar qué sentimos desde las entrañas.
Ese es el punto de partida y llegada de lo que me hizo experimentar Malena. Muy pocas mujeres lo han logrado. Jóvenes y no tanto. Bellas y profesionales del photoshop. Novatas o experimentadas. Desde el contacto por WA hace que uno ceda ante la tentación. Responde rápido y con dulzura. Casi sin historias, ni histerias, para acordar el ansiado encuentro. Todo se hace realidad al ingresar. Besos sin límites. Lengua sensual y juguetona. Caricias, manos que buscan y encuentran. Todo, cómo si uno fuera conocido de toda la vida. Eso, antes de cumplir con la higiene de rigor en un baño con todo lo necesario, es la otra puerta que abre Male: la de invitar a recorrerla desde la boca y las orejitas a sus sabrosos labios escondidos junto a profundidades inexpugnables. No importa que no se pueda acceder a la colita. Al menos para mí.
Su lengua no permite que nada artificial interfiera con su propósito. Juega a descubrir cada centímetro de un amigo que alcanza su máximo esplendor. Eso compensa todo. Sus ojos mirando los míos mientras su boca abriga a su obsesivo deseo son inolvidables.
Es un combo irresistible de 20/25 minutos. Es el preludio del éxtasis. De eso que pese a la envoltura de látex, no impide sentir el fuego interno de Male. Que no relojea. Que busca que uno se sienta a gusto. Que disfruta y hace disfrutar. En todas las posiciones. Su contextura hasta facilita que se cuelgue del cuello, la sostenga desde las piernas y sienta a fondo cómo se excita con una cabalgata aérea infartante. El placer no cambia. O sí: aumenta. Y aumenta. En ritmo, intensidad y profundidad. Hasta estallar. Inevitablemente. Son 15, 20 minutos en lo que todo arde. Los cuerpos parecen flotar, pero están apoyados sobre el respaldo del sillón que acompaña a la cama, también escenario del fuego cruzado y el sexo en plenitud. No hubo fotos ni video. Las retinas y la piel atesoran mejor que nada y nadie los momentos inolvidables.
Pasó un cuarto de hora más de los 60 minutos acordados. Todo sigue latente. Ni el agua que bañó a dúo nuestros cuerpos logró apaciguar las encendidas acciones. El precio del placer fue de $ xxxx, sólo desembolsados antes de emprender el feliz regreso. Fueron setenta y cinco minutos que no consiguieron apagar los 10 días transcurridos. Tanto, que la reincidencia llama. El deseo es más fuerte. Hubo onda, química. Los planetas se alinearon. Si llegaron hasta aquí, lo cual agradezco, sepan que deseo experimenten lo mismo que relato aquí cuando visiten a Male. Ella pone todo. Para que el goce sea de 10, cada uno sabe lo que tiene que poner…
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