Iniciado por j_s_a
Estimados Colegatos:
Hace mucho que no escribo por estos lares. Trabajo, vida, huracanes varios que nos afectan. No dejé de tener experiencias aquí o allá, pero quizás ninguna digna de mencionar.
Por eso me dije que necesitaba quebrar esa racha tan seca y empecé a arreglar mis asuntos para tener que ir "forzosamente" por la zona de (Alto) Palermo. Y cuando estuvo todo listo, el "detalle" principal:
La sorpresa dio paso a la alegría. En verdad hacía tiempo que no hablábamos. Todavía no la había ido a visitar a su depto. de Billinghurst 14xx (aunque sí habíamos conversado telefónicamente algunas veces en el ínterín).
Luego de una charla personal (preguntas sobre familias, situaciones y demás), combinamos para ese mismo día (sábado) a la tarde, aprox. 16.00. Teníamos que ponernos al día en todos los sentidos.
Me sentía como un chico con juguete nuevo, como mínimo. Creo que la euforia que me producía la proximidad del encuentro se me dibujaba en la cara muy evidentemente: varios me sonreían, incluyendo alguno en forma maliciosa y hasta burlona. La verdad, no me importaba: por fin volvía a ver a Melisa Claribel!! y por ella, cualquier burla era bienvenida.
-.-
Llegué a su edificio; toqué el timbre y toqué el timbre y unos momentos después bajó a abrirme. De civil, con evidencia de otra ropa debajo y una sonrisa como dos soles, a falta de uno. Ahí mismo en la puerta nos abrazamos largamente, como dos viejos amigos.
Enseguida fuimos hacia el ascensor y, ni bien se cerró, empezó la fiesta. Quién le comió la boca a quién primero, quién desabotonó primero la ropa a quién, no lo recuerdo. Sí que ambos nos trenzamos casi al unísono con besos, caricias y una serie de movimientos... que el sufrido ascensor se empezó a quejar del traqueteo que hacíamos, por lo que, entre risas nos detuvimos hasta que terminó su recorrido.
Ya dentro del depto., ninguno de los dos se hizo esperar: debajo de su ropa de civil estaba ese conjunto rojo que aparece en sus fotos y que me enloquece. La contemplé un buen rato, mientras desfilaba para mí y tenía que contenerme para no empezar a arrancárselo.
Ella, por su parte, no se quedó atrás: cuando volvió hacia mí, mientras me volvía a comer la boca, sé que algún botón de mi camisa quedó por allá, así que tendré que ir de vuelta a recuperarlo pronto...
La ropa iba separándose de nosotros hasta quedar lo mínimo.
Le pedí un momento para pasar por el baño a fines de higienizarme y, mientras tanto, ella se dirigió a su habitación, no sin mover arteramente sus caderas en anuncio de lo que me esperaba...
Un poco de higiene (ya venía bañado y perfumado de antes) y fuimos a la acción.
Ya en la cama, tras volar lo poco de ropa que quedaba adherida a nuestros cuerpos, la suave piel de Melisa comenzó a rozar toda mi piel: me rozaban su espalda, sus brazos, sus hombros, su vientre.
Sus senos, del tamaño preciso para desearlos siempre.
Sus pezones, pequeños pero muy punzantes en su erección, hacían placenterísimas cosquillas en cada lugar por donde pasaban; ella lo sabe, me gusta mucho, demasiado, cuando los pasa así por mi cuerpo.
Enseguida me sumé al juego y comencé a besarla, tierna y húmedamente, por toda su piel.
Y voy bajando, bajando, bajando...
Y al llegar a la zona del placer absoluto, me detengo, contemplándola extasiado, apenas respirando (¿jadeando?) sobre ella.
Y empiezo a lamer su botón, a apretarlo con mis labios, a mordisquearlo muy suavemente, a rozarlo con mi barba de unos días.
Y la oigo jadear. Y la escucho gemir. Y la siento mojarse largamente, como una marea que asciende sin parar y baja a mi boca, inexorable.
Y Melisa, que con cada temblor orgásmico se hacía más poderosa, comienza a devolverme cada "golpe":
Gira y se coloca sobre mí y empieza ella a besar mis puntos erógenos mientras me mira con su expresión de leona hambrienta, pero de hombres.
Y va bajando, bajando, bajando...
Y roza mi pene con esos pezones tan punzantes y tan placenteros. Y al tiempo que pasa sus pechos por allí, siento que crezco más de lo que hubiera imaginado posible.
Y con su boca me aprieta, me traga, me escupe, me lame, me babea, subiendo y bajando lento y rápido, suave y furioso, en el borde y en toda la profundidad de su boca, pasando de allí a uno y otro testículo y otra vez a mi miembro.
Y pensé que en ese momento iba a descargar mi ser en su boca. Pero, no sé cómo, ella misma me lo hizo contener y ocurrió entonces algo que nunca me había pasado anteriormente:
La obedezco. Y en ese momento toma mi cabeza con sus manos y la hunde en su vulva, hasta que fui uno con ella.
Y su concha ardiente me hizo hervir también a mí... y ahí mismo sentí que no podía resistir más.
Y allí fue, precisamente,
-.-
No la había penetrado y, sin embargo, sentía como si hubiera estado toda la noche dentro de ella.
Nos quedamos un rato así, hasta que finalmente fuimos (ella primero, yo después) a lavarnos y a intentar reponernos de esa ola de caluroso placer que nos cruzó.
-.-
Sé que no soy objetivo en esto, y no puedo ni quiero serlo. Pero Melisa es una de las mujeres que más hondo me ha llegado en mi vida; no sólo como escort sino en el sentido íntegro de la mujer/amiga/hembra.
Lo he dicho antes y, de hecho, lo usé como título de otra experiencia con ella:
Con Melisa el sexo; con Claribel el amor.
(Aquí va el link: [Solo miembros ven links] )
Y lo sigo sosteniendo.
Un cordial saludo a todos y gracias por leerme.
j_s_a
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TABLITA DE LA EXPERIENCIA
Regalito: xxx
Barrio: Palermo - billinghurst xxxx
Es Completa: SI
Bucal: HTA EL FIN
Es Independiente: SI
Besos: A full
Calificacion Gral: 10
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FOTOS DE LA PUBLICACION
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