Pamela, ó el hallazgo de un tesoro escondido bairesgirls

Ni bien vi las fotos tuve la necesidad imperiosa de tener ese cuerpito entre mis manos.
Empezamos a chatear y ella intercalaba fotos hot que avivaban aún más las llamas en mi cabeza, no tardamos mucho en coordinar y salí ansioso rumbo al punto de encuentro.
La pasé a buscar por la casa de una amiga y de allí nos dirijimos al hotel Bariloche.
En el camino me contó que era Santacruceña y vino por unos días a laburar acá, pero se encontró en el ambiente gateril con un mundo bastante hostil y competitivo.
Le dí unos tips para que no se deje estafar en su buena fe ya que me pareció una buena chica, auténtica y hasta ingenua por momentos.
Ya en la habitación pasé a retocar mi higiene, ella hizo lo mismo, y al salir del baño, mientras seguíamos charlando, empezó a desvestirse y pude comprobar que lo que se veía en las fotos era real, un cuerpo tallado, perfecto para mi gusto, no veía la hora de hacer contacto.
Me desvestí para estar en igualdad de condiciones y nos acostamos para comenzar la tan ansiada previa.
Empezamos tímidamente con unos piquitos que al rato se convertirían en besos y luego en un combate infernal de lenguas, caricias, roces y frotadas de cuerpos en celo.
Yo no daba crédito a tanta calentura, no podía dejar de mirar ese cuerpo y por momentos nos mirábamos fijo a los ojos mientras nos dábamos placer mutuamente.
Imposible recordar la secuencia de como fueron los hechos, ya que yo estaba en trance de tanta calentura.
Todo fue muy salvaje, probamos en todas las poses posibles y lejos de calmarnos, cada vez la calentura aumentaba más.
La habitación tenía varios espejos y a veces nos corríamos en la cama para poder vernos mejor en ellos.
Hacía tiempo no disfrutaba una sesión tan intensa de sexo, no quería que terminase nunca pero ya era imposible seguir conteniendo el final y ya habíamos superado la hora pactada así que le pregunté dónde quería le deje mi descendencia y casi lloro de emoción cuando me dijo "en la boca, me encanta tomar la leche".
Me puse boca arriba y a ella de costado para poder ver la escena una vez más en el espejo, y le iba relatando a medida que los chicos iban llegando a la salida....
Y empecé a acabar, y seguía acabando mientras me tapaba la boca para ahogar los gritos que me salían con cada lechazo.
Ella se tomó todo hasta la última gota y yo quedé vacío y agotado, pero feliz de la vida.
Nos quedamos un rato mas charlando de nuestras vidas y finalmente nos cambiamos y la dejé nuevamente en el lugar de encuentro para despedirnos con una última comida de boca.
Volví a mi guarida con la sensación de haber encontrado un tesoro escondido.
Y hoy lo quería compartir con ustedes
Saludos a todos
pd. Cómo la alegría nunca es completa, me dijo Pamela que está viajando este finde y no sabe a ciencia cierta por cuanto tiempo. Habrá que apurarse ó saber esperar...

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