Referente al tema y sin querer desvirtuarlo, aporto un pensamiento.
Me ocurrió hará un par de meses.
Tomando un refresco en una cafetería, en una mesa continua había una chica que supongo estaría esperando a alguien, era bella, y parecía simpática; por sus movimientos se deducía que no deseaba pasar desapercibida, llevaba una minifalda, que mas bien parecía una bufanda, y una camisa que resaltaba sus encantos.
Mi mirada claro, la revisó de arriba a bajo, ya que sus largas piernas cruzadas casi obligaban a ello. Creo, más bien estoy seguro que mi mirada fué intensa pero respetuosa, de la misma manera que admiro una obra de arte ya sea de pintura o escultura o cuualquier monumento que el hombre haya sido capaz de crear.
Bien, la dama pareció que se sintió ofendida y así me lo comentó sin inmutarse en un momento en que nuestras miradas se cruzaron.
Yo intenté explicarle que no tenía razón, mis argumentos no fueron que ya que ella iba vestida de cierta manera yo tenía el derecho (mas bien diría la obligación) a mirarla y observarla, sinó que lo bello hay que mirarlo, porqué sino, existen las artes, la pintura, el cine, la fotografía, la escultura, creo que si no pueden ser admiradas no tienen razón de ser.
No me quedé mucho tiempo ya que nuestros puntos de vista no coincidían, pero me quedó un cierto regusto de no haber obrado adecuadamente.
Por descontado, que nunca he intentado hacer sentirse mal con mis actos o mirada a otra persona, pero cuando veo un bella mujer la sigo mirando y admirando de la misma manera que miro y admiro todo lo bello que hay en el mundo, una puesta de sol, las hojas que caen de los arboles en otoño, la lluvia golpeando el suelo, un edificio peculiar, un cuadro que me intriga y como nó todas las mujeres que veo, luego las miro, con una sonrisa como regalo.
Mi pregunta.
Las mujeres se sienten mal cuando las miramos?.
Juraría que nó, quizás alguna mirada pueda molestar un poco, pero como dice una muy buena conocida mia.
-lo primero que te miré cuando te conocí luego de los ojos, fué el culo.-
Y a mí nadie me ha preguntado si me siento ofendido cuando una mujer me mira. Aunque la respuesta es que nó.
Ítaca.