Reincidencia no planeada con Lupe BG, orteada matutina en Microcentro

No es ninguna novedad, Lupe es una eminencia del mundo gatero, y si pudiera clonarse, se apoderaría del mundo sin problemas. Ayer a la mañana le mandé un mensaje, me paso las opciones: media hora por 40, una hora por 50 y el completo por 60. Le agradecí y seguí con mi día. Más tarde volví a escribirle para arreglar, y en un toque coordinamos para hoy a las 11:30.

Llegué media hora antes, así que me tomé un café en la esquina para matar el tiempo.

A la hora acordada, le envié un mensaje avisándole que ya estaba abajo y me dirigí a la puerta del edificio. Ahí me di cuenta de que ya había estado en ese lugar antes. Lupe se demoró un poco, pero no fue un problema; la esperé cruzando la calle para evitar el sol. Al rato, bajó a abrirme con unas calzas que me volaron el cerebro. En ese instante, se me fue el Alzheimer, ya había estado con ella en ese mismo departamento hace un año, y la había pasado genial

No quiero sonar repetitivo, pero vale la pena describirla: es una mini bomba. Rubia por elección, con cintura de avispa, una cola perfecta, dura como una piedra. Las lolas, de madre de hace unos años, y de cara normal, pero se nota que se cuida y está súper bien producida.

Ella es súper simpática y charlatana, te hace sentir cómodo desde el minuto uno. Entramos al monoambiente, que está muy bien, con cama, sillón, espejo en la pared y algunas mesitas de apoyo. Dejo mis cosas, le doy un chocolate junto a su regalito y me voy al baño a acomodarme, aunque ya venía recién bañado. Cuando salgo, ella ya estaba quedándose en tanga y corpiño blancos. Me pongo a tiro, quedo en boxer y nos arrancamos a besar como si fuéramos novios. La desnudé sin parar de recorrerle el cuerpo con las manos, la boca y la lengua.

La puse en cuatro y empecé a lamerle las nalgas y el asterisco. Todo perfecto, sin olores ni nada raro. Le dejé claro, con más directas que indirectas, cuál era mi objetivo principal. Me recuesto en la cama y ella se manda un pete tremendo, con toda la dedicación del mundo, tragándosela entera, sin dejar nada afuera. Mientras tanto, yo seguía jugando con su colita, saliva y dedos sin parar. Al rato calzamos el pilotin y vamos a lo que vinimos. Ella me elogia la herramienta, diciendo que es grande (no estoy tan de acuerdo), pero es verdad que ella es muy chiquita.

Ella sugiere ir al sillón para estar más cómodos, a donde fui contento, como un abanderado camino al colegio. Me siento y ella toma el control, lo cual me resulta ideal para que todo fluya sin incomodidades. Se sienta de espaldas a mi y de a poco va entrando en ese culito hermoso hasta que cruza el punto de no retorno. Ya con todo adentro, en cuestión de segundos estaba cabalgándome con una energía que me voló la cabeza y a los pocos minutos me fui sin más, así que después de una pausa para la higiene, nos tiramos a charlar como dos amigos con derechos.

De golpe, corta la charla y me come la boca y me empieza a manosear la verga de nuevo. Era hora del segundo round. Con mucha facilidad me lo revive, y cuando ya estaba despertando, bajó a hacerme un oral de lujo para ponerlo a punto. Calza pilotin y se sube arriba mío, sentado en la cama con la espalta en el respaldo. Le puso tantas ganas que cuando noté que ya estaba empezando a aflojar, sin cambiar de posición, empecé yo a moverme yo hasta que las piernas no me dieron más. Le propuse mi posición favorita, la flor de loto. Para mí es básica, pero en este ambiente me parece que no es muy común. Nos sentamos uno frente al otro, yo la abrazaba por la cintura y le agarraba las nalgas, mientras ella me abrazaba del cuello. Estuvimos un buen rato así, dándole con ganas. Por un momento, me pareció que lo estaba disfrutando de verdad, gemía, tenia los ojos cerrados y se mordía el brazo.

Al rato, la recosté y le di con las piernas al hombro hasta el final . Este segundo round debe haber durado unos 20 minutos de mete saca sin parar, y terminé con una intensidad que hacía rato no sentía.

Ya era tarde, así que Lupe, siempre un amor, se fue a duchar rapidito porque su día seguía. Yo me limpié, me vestí a medias y pasé por el baño a acomodarme mientras ella se cambiaba. Nos terminamos de acomodar y al ascensor. Lindo beso de despedida en el cubículo y otro pero en el cachete en la puerta del edificio. Me fui contento, como perro con dos colas, listo para seguir con mi día de laburo.

Hay muchas opciones para probar en el mercado, pero sin duda con Lupe vale la pena repetir, hay certeza de que se disfrutará de principio a fin.

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