Iniciado por Biasatti
Todavía, cada tanto, me sale un hilillo de baba de la comisura de los labios…
Todavía, cada tanto, me tiembla ligeramente la mano derecha…
Todavía, cada tanto, siento electricidad, en la pierna izquierda…
Todavía, cada tanto, recuerdo los tremendos chuponazos que me propinó y se me estremecen los pelos de la nuca…
Todavía, todo el tiempo, siento sus hermosos mamelonazos como queriéndome perforar la espalda…
Y sí…
Estuve con Lore…
Qué soy más fácil que la tabla del 1, ya es sabido.
Imagínense entonces qué sucedió cuando me enteré que esta impactante morocha, además de tener toda la buena onda del mundo, dos contundentes mamelones, una sonrisa devastadora y solidez por donde se la mire, además hace masajes…
¿La conocen a Lore?
Es esta niña…
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El tema es que la había conocido hace casi un mes, oportunidad en que la fui a buscar a su departamento para llevarla a una reunión que se hizo en lo de la divina París. Arrimé el auto en Perón al xxxx y cuando la vi salir del edificio, ya experimente una especie de espasmo: irradia salud…
Luego, coincidimos algunas veces en el foro hasta que el día martes pasado llego el momento de conocerla, y más aún después de que el Licenciado Matambretti (si, Aminobwana), me comentara que Lore, además de todo, también hacía masajes…
Un par de llamaditos y encuentro arreglado; quedamos en que íbamos a comenzar con unos masajitos…
Llego. Subo y me recibe a pura sonrisa y a los chuponazos. Terribles besos…
Me lleva hasta el “campo de juego” donde se llevaría a cabo la sesión y tras sentarse ella en la camillita prosiguió con su “chuponicidio”…
Pido break para pasar a higienizarme y cuando regreso me despojo de mis vestiduras y Lore, con un aceitito en la mano, me dice: “Mejor acostate en la camita boca abajo que arranco con los masajitos en la espalda”.
Reprimiendo la ola de baba que se acercaba a mi garganta como un “tsunami” obedecí la directiva de Lore, pero hete aquí que en vez de sentir la presión de dos manos sobre mi espalda, sentí la única, inimitable, cálida e irrepetible sensación que ocasiona un tremendo y turgente par de mamelones cuando se posa sobre la espalda de uno…
Como pude gire la cabeza y cuando la vi con sus cabellos negros y esa boquita que es un huracán, llegué a la conclusión que sin empezar la sesión masajeril ya había terminado y seguramente con los ojitos en blanco gire para quedar frente a frente…
Y entonces hubo festival de chupones, recorrida con mi lengüita pos sus divinos mamelones, bajadita hasta su sabrosa “chuchina” para realizar degustación de rigor, reciprocidad de parte de ella para visitar al amigo con su calida boca propiciándole un espectacular petardo, giro de ambos para convertir el pete en un ardoroso 69, muchos chupones, mucha mano por aquí y por allá, para seguir todo en su curso hasta desembocar en tremenda explosión…
¡Qué buena que está Lore!
¡Qué bueno que es su servicio!
¡Cuánta garra y cuánta onda que le pone!
Y tras la higiene de rigor, abrazaditos nos quedamos hablando de boludeces y riéndonos mucho.
Luego, antes de irme, me presentó a Angie, una inquietante morocha con quien comparte el departamento y prosiguió la charlita unos minutos más, hasta que liberado de tensiones regresé a mi hogar…
Cuando abrí la puerta de casa, mi bichi me espetó: “¡Que carita de paz de que tenes”…
“Es que vengo de encamarme con una tremenda morocha”, le dije…
“Dale gordo nabo… Deja de soñar y anda a regar el jardín”, retrucó con ese tono castrense que la caracteriza…
“Está bien, bichito… Debo admitir una vez más que tenés razón”, le contesté y salí sonriendo al jardín…
Disculpen lo extenso de mi relato, pero es mi estilo.
Van las fotos del estribo:
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¡Oootro tema!
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