Sol Mack: Fui con la vara alta y cumplió mi expectativa

Mi relato no tiene ninguna pretensión de originalidad. No van a descubrir nada que no haya sido escrito o insinuado por otros colegas. A lo sumo algún detalle de color, o anecdótico, que no inclinará la balanza sobre las cuestiones de fondo.

Amparado en la garantía de las buenas crónicas leídas, le mandé WhatsApp a la mañana y combinamos para ese mismo día (creo que era último turno). Rápida y expeditiva. De todas formas me llamó la atención que está siempre online. Me da la impresión que no maneja ella el teléfono. Tal vez tenga una recepcionista, tal vez sea la compañera cuando no trabaja, o tal vez el 4 de Aldosivi cuando no entrena. Desconozco.

Dirección ya conocida en Maipú al xxx. Debería haber un amarradero en la puerta para los barcos piratas. Hace poco estuve en ese edificio y posteriormente me daría cuenta que también en ese mismo departamento. Sol te pasa la dirección exacta y le avisás cuando estás abajo para que venga a abrirte. Al verla venir la reconocí enseguida por la publicación. No son necesarias muchas descripciones. Publica a cara descubierta y las fotos son un fiel reflejo de la realidad tridimensional. El Photoshop de las mismas es meramente una cuestión estética para profesionalizarlas pero no distorsionan las características de ella. Sin maquillaje, y en persona, me pareció incluso más atractiva que en las fotos. Menos artificial, más natural, más auténtica. No pasa desapercibida, ni siquiera de civil. Remera blanca que dejaba al descubierto un nada disimulado escote, jeans ajustados y zapatillas. Cabello negro azabache que contrasta con el blanco de su piel. Simpática, cordial pero sin ser ampulosa. Hicimos un corto trayecto por escalera. Tuve la sospecha de cuál era el destino final y efectivamente no me equivoqué. Sol Mack resultó ser la misteriosa compañera de Camy Love ¿Comparten locación? ¿O es un privado? Realmente no lo sé. En ambos casos la propia señorita te recibe, te cobra y te despide. Pero mi duda si ellas manejan el WhatsApp persiste. Mismo departamento e inclusive fuimos a la misma habitación en la que ya había estado (hay dos). No quiero ser autoreferencial pero describí en detalle la disposición del lugar en mi relato con su compañera. Creo innecesario repetir las mismas cuestiones, más propias de un agente inmobiliario que de un pretendido amante.

Después de la higiene de rigor, y de vuelta en la habitación, ambos estábamos listos para dar rienda suelta a las artes amatorias. Desprovista de su ropa de calle, pude ver una versión todavía más erótica de Sol. Tanga y corpiño blancos, que dejaban explícitamente expuesto su generoso cuerpo. Curvas pronunciadas, explícitas, sin lugar a ambigüedades. Esa lencería era aún más llamativa con la luz azul/violeta de la habitación. Montada en unos tacos negros muy sexys, que no se sacó en todo el encuentro, superaba holgadamente el metro setenta. Me encanta cuando las chicas cogen con los tacos puestos. Empezamos a besarnos de parados. No mezquinó ningún beso. Me siguió sin desentonar. A pesar de su higiene bucal perfecta se notaba un perceptible sabor a tabaco. Mis manos alternadamente pasaban de sus tetas a su cola. Las amasaba con total lujuria. Ella me agarró la pija. Me empezó a masturbar. Estuvimos así un rato largo. Pasamos a la cama, su boca fue directo a mi sexo. Hace un buen oral, suave y profundo. Con bastante saliva, sin usar la mano. Ver esa cabellera negra azabache que sube y baja con la pija en la boca es una imagen difícil de sacar de la retina. Una de mis manos fue a su cabeza, a acompañar el ritmo, mientras que la otra trataba de abarcar esas enormes tetas. No daba más, la quería coger. Pusimos protección y ella se subió a cabalgar. Nos besábamos en la boca, o le chupaba las tetas. Sol tiene un cuerpo para disfrutarlo. Verla como cabalgaba mi pija era muy excitante. Estuvo jineteando un rato largo. La acosté boca arriba y cogimos en misionero. Buena pose para disfrutar de sus besos. Finalmente en cuatro. Probamos por la cola. Se puso gel y la penetré. Después de cogerla un rato me preguntó dónde quería acabar. Una forma sutil de decirme que no iba a estar dándole por el culo mucho más tiempo (Bueno, en realidad no fue tan sutil). Le pedí acabar en la boca. Me sacó el forro. Me acosté boca arriba y me la chupó hasta descargar todo. Una cosa que me encantó fue que me la siguió chupando bastante después de eyacular. Cada tanto iba abriendo despacito la boca y dejando deslizar el semen por el tronco de mi pija. De vuelta volvía a chupar y otra vez abría la boca y dejaba escapar por sus comisuras más semen. Mi pija, mis huevos y mi abdomen terminaron con una mezcla de mi leche y de la saliva de Sol.

Ambos nos higienizamos y estuvimos un rato charlando. Es una mina piola. Hubo un detalle no menor que agradecí íntimamente: Es la primera vez en mucho tiempo, dentro de este ambiente, que pude coger sin escuchar reggaetón. Sol puso un combinado de rock nacional (Virus, Serú Giran, Soda Stereo, Los Enanitos Verdes…etc.). Un poco de respiro a los oídos. Todavía nos quedaba tiempo. Volvimos a los besos. Acostados en la cama me empezó a hacer una buena paja mientras su lengua recorría mi boca. Instintivamente mi mano fue a su conchita y nos masturbamos como dos adolescentes en un rincón oscuro de un cine. Me la empezó a chupar de nuevo. Mi erección era plena. De nuevo pusimos forrito y la cogí en cuatro. Quería quedarme así toda la tarde, con ese culo apuntando hacia mí pero el Dios Cronos es tirano. Ya estábamos con el tiempo cumplido. Tuve la tentación de acabarle en las tetas. Se lo propuse. Ningún inconveniente. Se sentó en la cama y yo me paré al lado. Juntó sus enormes pechos y me los ofreció para que los rocíe con mi semen. Sin quererlo, vino a mi mente una imagen del día anterior, viajando en subte. Una señorita con una generosa delantera estaba sentada justo enfrente de mí. Yo estaba de pie a escasos centímetros, en la misma posición que ahora estaba de Sol. Una recreación casi perfecta de la víspera. La diferencia que en el subte no me estaba masturbando como lo hacía con Sol, al menos no físicamente, si bien mi mente daba rienda suelta a esa fantasía. La imagen en vivo, y la imagen del recuerdo, jugaban un doble efecto que se notó en la eyaculación. Digamos que fue un poco para Sol, un poco para la chica del subte. Le acabé en las tetas y algo cayó en la pierna. Hermosa la imagen de esos enormes pechos salpicados de esperma. Ahora sí, quedé de cama.

Higiene final, ambos nos cambiamos. Yo para irme, ella para bajar a abrir. Beso discreto de despedida en la mejilla, en completo contraste con lo que fue en la habitación, y de vuelta al mundo exterior. No tengo dudas que volveré a visitarla. Últimamente no me pasa tan seguido pero con Sol me dieron ganas de reincidir. Siento, sin embargo, que sólo fui a recibir placer, y no a darlo. Si, ya sé. Para ellas es un trabajo. No necesitan un feedback. Bueno, no lo sé. Nunca hago distinciones entre una escort y una chica fuera del ambiente a la hora de coger. Las trato de igual manera. Tal vez por eso me sentí un poco egoísta. Quien sabe, a lo mejor los tipos egoístas sean justamente lo que ellas están deseando.

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