Que buena que está la negrita caribeña, terrible ojetazo. No me puedo imaginar lo placentero que debe ser tenerla en cuatro patas para uno solito, observar minuciosamente sus partes más íntimas, acariciarlas, oler, lamer, besar, chupar, saborear, y beber el juguito de sus orificios, un elíxir de los dioses. Me encantó el tema de la buena iluminación, sumamente importante a la hora de la estimulación visual, odio garchar a oscuras o con luces de colores, amo la luz del sol. Lo felicito Sr. Colega por el riquísimo chocolatito que se comió, y agradezco el material compartido. Saludos, y pronta reincidencia, esa cola merece ser ANALizada.