Somal, una pantera negra bairesgirls

XP de la semana pasada. A Somal la tenía entre ceja y ceja desde hace rato (las caribeñas son mi debilidad), pero cuando vi las fotos nuevas que subió, en las que se la ve con los rulos naturales, me tiré de cabeza. Además, a pesar de que los relatos que había visto eran dispares, lo cierto es que, en los contactos que había tenido, ella había sido muy simpática y correcta.

Lugar relativamente cercano, a un km de la oficina, así que avisé en el trabajo que salía a hacer un trámite y me fui. Día bastante caluroso; fui caminando despacio y haciendo ommm para no llegar transpirado (después, al regreso, llegaría transpirado a la oficina, pero ahí ya no me importaba).

Edificio conocido (no para mí, mi primera vez ahí). Encargado con la cara de amargura que requiere el puesto; pide DNI y anota. Subo al piso que me indica Somal. Hace lo que muchas chicas del ambiente: abre la puerta y espera detrás, sin dejarse ver. Vivo esos segundos de incertidumbre con la tensión propia que es natural: sabemos que allí, cuando se deje ver lo que se esconde detrás, se definirá en gran parte nuestro encuentro y, por qué no, una experiencia que podremos recordar de por vida, para bien o para mal.

Cuando quedó al descubierto y la vi de espaldas mientras cerraba la puerta, me quería morir: qué culo, qué tetas, qué cara hermosa, qué bestia, por Dios. Pasé al baño, toallita en mano, y, antes de lavarme, me miré al espejo con la cara de Macaulay Culkin en el póster de Mi Pobre Angelito: no podía creer que me iba a coger semejante animal hermoso y salvaje, una máquina tan perfecta hecha por la naturaleza para ser cogida y darnos placer.

Oral sin perfecto. Esa cara y esos labios son ideales para el oral, y encima los maneja bien, deslizando los labios con la presión perfecta, el punto justo entre la dureza y la suavidad, mirándote a la cara, alternando el ritmo. Creo que está al tope de los orales que me hicieron en mi vida.

De ahí pasé a las cuatro patas, primero desde el borde de la cama, yo parado, y luego perrito sobre la cama. Acá es donde aparecieron mis primeras dudas sobre el éxito del encuentro (qué complicado que soy): se dio el problema de que ella se movía mucho al momento en que le daba desde atrás, pero mucho, nunca vi algo así, al punto de que quedábamos totalmente descoordinados. Le pedí que se quedara quieta, le hice algún chiste cómo que el moverse lo llevaba en la sangre, pero no hubo caso. Para colmo, la cama doble son dos camas pegadas: había que tener cuidado de no meter una rodilla en el hueco entre las dos porque te ibas para abajo o quedaba un colchón en declive. Vi que empezaba a desconcentrarme y le dije que no podía seguir.

Me saqué el globo y me hizo un oral y luego un manual, hermosos, hasta que le terminé sobre las tetas (cuando arrancó con esto, desconfié del éxito, ya que el relax manual no es algo que particularmente me caliente, pero lo hizo tan bien que le pasé todo el ordeño de mi ubre a las suyas).

En fin, tengo planeado reincidir. La mulatona es una belleza, muy simpática (con un acento y una timidez un poco distintos a los de las caribeñas de otras naciones), y, sabiendo de antemano el problema de que se mueve mucho, puedo hablarlo de entrada para evitarlo y puedo pegarle la terrible cogida que promete.

Abrazos,

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