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...Mal llamada La Primavera, El nacimiento de Venus, de Sandro Boticelli es la imagen que me viene a la mente para contestarle al buen amigo.
...el amigo describe dos escenas y dos escenarios
El primero, es el carísimo a su corazón...es decir presente a su hija, a su princesa, como gusta decir. Se siente extranjero, como también se siente uno en esos lugares, indefinibles antros de actos performáticos y boliche...donde uno hace el papel que puede....donde le gustaría levantar algo, pero que el respeto y la represión de tantos años de plomo nos marcan para ser más cuidadosos que espontáneos...
El otro escenario, el del encuentro con VenusBG, aquella "prima" menor de Andreita...y toda la expectativa que el amigo le pone a cada encuentro...
Y uno, que todavía no la conoce, sólo por las fotos con su despiadado photoshop, hace caso irrestricto a la descripción que hace el amigo para que uno la imagine...
Y uno, que conoce un poco al amigo virtual, pone carne a esa imagen que le viene a la mente, a ese Boticelli que se quiso apartar del canon clásico del Renacimiento, que le aporta una nueva visión, donde Venus es una escultura de dos dimensiones...
Y uno entonces, haciendo ese ejercicio de abstracción, enlaza todos los datos que el amigo hace de VenusBG...y la sueña etérea y a la vez monumental, rosada, tierna, voluptuosa, púdica, casi un susurro....
Uno entonces, celebra que el amigo haya tenido una buena experiencia, porque se la merece, porque ya es un destino que la comente de la forma en la que él comenta las equispés...
Uno goza pasando un relato de Virasoro y se ilusiona para agendar a VenusBG para su larga lista de pendientes...y sabe que todo ese fárrago de palabras magistralmente hilvanadas, musicalmente entrelazadas definen su lectura como única...
...de la misma manera que cuando piensa en Gabriel García Marquez...a quien abordé tardíamente, también por insistencia de otro amigo...que me dijo: para leer a Gabo, no importa lo que dicen las palabras, que pueden parecer disparatadas
...importa la melodía...