Veryto...escrito en el cuerpo

ADVERTENCIA MAS QUE NECESARIA:
Por inconvenientes ajenos a mi propia voluntad y como todos sabemos, luego del interruptus técnico producido en el server de este foro, algunas de nuestras experiencias desaparecieron, vaya a saber, en la noche de los tiempos. Como no llevo registro de cada una que escribo, por un tema de seguridad, apelo a mi frágil memoria y a la férrea voluntad de mi colegato LeonXXX, que me pide que &#xxxx;junte huevos&#xxxx; para volverla a escribir. Sé que no es la muerte de nadie, pero como soy bastante preciosista (un elegante eufemismo de obsesivo) no sé si podré transmitir lo mismo que en aquella.
Ahí hacía referencia a que había abundantísima data sobre VerytoBG, sobre la que mi experiencia no iba a aportar nada nuevo sobre la belleza de marras. Simplemente me propuse un ejercicio seudoliterario, para el regocijo propio, ante todo, y para el disfrute de quien aprecia leer experiencias escritas en esta cuerda.
La dedicatoria de la anterior iba dirigida al susodicho LeonXXX, de quien había leído su experiencia con VerytoBG, más la data que habían aportado los foristas que estuvieron en las archifamosas festicholas de la cashita de Aldy. Por supuesto que sigo manteniendo mi dedicatoria, ruego entonces, como lo hice en ese momento, homofóbicos abstenerse.

Para quienes no la conocen



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La experiecia original tenía pretensiones de estar redactada al estilo de la película Memento, pero fue más atinada la corrección de LeonXXX, que era más cercana a Irreversible, de Gaspar Noe, el hijo del eximio &#xxxx;Yuyo&#xxxx;, Luis Felipe Noe, un plástico del carajo de lo mejor que supieron dar nuestras pampas. Así que ahí va:

Traspuse la puerta de Corrientes 9XX, encontrándome con el shock del último de los calorcitos que nos dejó este verano nacido bajo el influjo del calentamiento global, donde febrero ya parece abril y donde por momentos junio parece setiembre. El tiempo había volado, yo todavía conservaba la piel de la ducha que me había prodigado apenas entre a ver a VerytoBG, que me invitó amablemente, abriendo la &#xxxx;caliente&#xxxx; en el box de un baño con todos los elementos necesarios para el gatero entrenado, desde jabón líquido en bañera y vanitory, hasta desodorante masculino.

El gatero vive sus vidas por hora. Su destino está marcado por esos 60 minutos que a veces son más, y cuando hay piel, hasta puede ser una noche entera. Pero ese tiempo, arbitrariamente medido en minutos y segundos, se relativiza cuando el encuentro ha sido placentero.

Feliz es el día
Feliz es la noche
Feliz es el cielo
por cambiar todo el tiempo
sin moverse de sitio

....supo escribir Luis Alberto Spinetta, y eso es lo que vibré esa hora vivida con VerytoBG.

El traqueteo del tren que me lleva a casa, ese tiempo muerto donde se escucha música y se lee en el mejor de los casos, invita a la reflexión de lo vivido hace apenas media hora atrás. El gatero piensa en cómo va a llamar a la experiencia, y cómo va a ser el hilván de su relato. Piensa en un título y se le ocurre: VerytoBG....la maiko que no quería ser. Y se acuerda que en el tránsito de los diez pasos que llevan a la habitación, el gatero divisó -gracias a la luz de la computadora que reproducía melodías de Adele y la televisión sin volumen en un canal de noticias- la eterna espalda que dejaba el vestido solero que llevaba puesto Veryto. Y el gatero vio que eso era bueno. Ahí vio una chorrera de caracteres kanji japoneses en hilera que se perdían en la última estación del tajo de la cintura de VerytoBG.

Una maiko es una aprendiz de geisha. Y VerytoBG me comentó que de la sarta de fantasías que alucinan los clientes que la visitan, una de ellas había sido la de una geisha. Un cliente había leído en un foro (a los que aclaremos, Veryto BG no le da mucha bola) que ella era japonesa, entonces la quiso de geisha. Y VerytoBG fue una geisha.
Para mí fue mucho más sencillo, porque yo no pedí ninguna fantasía. Sólo me entregué a su arte silencioso, de complacer con miradas, salivas y ojos cerrados de placer.

Pero el ambiente invitaba a una experiencia oriental. La habitación que da a la bochornosa Corrientes, sólo filtraba la luz en hendijas, ningún ruido, más que el rechinar del piso de pinotea con el taconeo ratoneador en ese flash que el gatero vive mientras espera que le abran la puerta.

El vestido de VerytoBG es de esos nuevos géneros que no necesitan planchado, por lo que hacían que se entalle perfectamente en su cuerpo. Primero había visto la espalda de VerytoBG, luego la tuve de frente. Lo primero que vi del frente de VerytoBG fueron esos pezones que sobresalían a gritos de esos hermosos pechos que sostenían el talle del vestido.
El vestido de VerytoBG duró, como dice Sabina, lo que duran unos peces de hielo en un whisky on the rocks. El vestido de VerytoBG, sostenido por el mecanismo de una argolla de metal sujeta al cuello se dejó caer bajo las órdenes de las manos de VerytoBG.

Lo que vino después fue una sucesión de caricias que descubrieron la piel de VerytoBG. La piel de VerytoBG produce en el gatero la textura que produce un sashimi apenas pasa &#xxxx;entero, sólo la lengua lo toca- hacia la garganta. Lo mismo que hizo ella con mi miembro, que a esas alturas ya estaba tan rígido, pero aparentemente tan apetecible que VerytoBG, escondió de un bocado haciéndolo llegar hasta el fondo de la garganta.

Eso es el pete de VerytoBG, un frenesí de saliva, acompasado con leves movimientos de su cabeza y apenas una mano para no perder control de la situación. Con el pete de VerytoBG es casi imposible aguantar, así que continué en la línea de suavidad que ella tuvo conmigo y la tomé de la cintura para comenzar con un almejeo en el cual descubrí notas del mismo placer que me da el sashimi. Nada de olores, nada de sabores agresivos, sólo la humedad que crece con cada cosquilleo de mi lengua en círculos.

Pero como VerytoBG es una maiko, y como ha aprendido o lo adquirió de forma infusa, aplicó todo su conocimiento a la hora del garching. No recuerdo haber visto el momento en el que me calzó el forrín y me tendió en la cama para darme esa espalda y comenzarme a cabalgar. También me regaló unas miradas hacia atrás y ahí se fue el tiempo que duró lo que dura el gatero que intenta contener el estallido. Que sobrevino, luego de las constantes contorsiones de la pelvis de VerytoBG.

El traqueteo del tren devuelve la enésima mirada a los tres mismos renglones del libro que intenta infructuosamente de leer el gatero. Ahí es donde resigna los paisajes de su lectura para recrear en la mente los paisajes de la estampa japonesa, del haiku, esa escuela de poesía que, como todo el arte nipón, combina imagen y texto, donde el texto adquiere entidad de imagen. Ahí es donde el gatero recuerda a Peter Greenaway, un cineasta &#xxxx;ecléctico y desparejo&#xxxx; (como inteligentemente lo recuerda mi colega LeonXXX) pero que para el gatero, que es un esteticista a ultranza le gusta y le sirve para recordar El Vientre del Arquitecto, Zoo, El cocinero, el ladron, su mujer y su amante, la soporífera La Tempestad, y la que le servirá para el título de su experiencia: Escrito en el cuerpo, cuyo título original es más convincente The Pillow Book, algo así como el diario íntimo que llevan las mujeres japonesas y que guardan debajo de sus almohadas.
El intergarchin fue breve. Sólo sirvió para escudriñar el alma de esos kanjis tatuados en la espalda que cuentan una historia, como la de todos los kanjis. Los de VerytoBG son diez, nombres de familia hasta donde el gatero pudo indagar, y que el arte del silencio de VerytoBG supo eludir.

En ese tránsito, el gatero roba una mirada furtiva al reloj y se da cuenta que no ha pasado el tiempo y que han pasado 50 minutos desde que llegó. VerytoBG invita a terminar con un bucal &#xxxx;para no ser grosera&#xxxx;, como no podía ser de otra forma durante la magia de ese encuentro. El segundo pete de VerytoBG tiene mucho más frenesí. Y no por apurar el tiempo, sino para hacer gala de toda su arte en esas lides. Mucha saliva, más apretada de dientes, más fricción, una agridulce sensación que tarda un poco más que la primera, pero que termina explotando en la boca de VerytoBG.

El gatero sale a la calle y no escucha ruidos, porque dejó los oídos dentro. No siente el calor, porque la piel también se la olvidó en el mismo picaporte donde VerytoBG había puesto el vestido que había caído al piso. Y que, en ese momento, estaría dentro de VerytoBG.


TABLITA de la eXPeriencia:
Regalito:xxx
Barrio:centro
Completa:NO
Bucal:HTA EL FIN
Cara:9
Lolas:10
Cola:9
Cuerpo:9
Onda:9
Lugar:10
Relojea?:No
Servicio:9
Reincidencia:Si
Besos:A full
Calificacion General:9