¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a Buscador de amor
[XP] Nuevo encuentro con La Cortesana.
12-Sep-2005, 10:01
Amigos del Foro: el miércoles pasado tuve el placer de encontrarme nuevamente con la dulce Cortesana. Esta vez ella había llegado primero y la pícara sonrisa de su cara anticipaba la tarde feliz que me esperaba. Café de barrio, ella sentada en una mesita. Tenía una pollera larga, supongo que la misma que se sacó para ser halagada por Cerezita en el relato de Giorgio. Un suave besito y luego cruzamos la tarde hacia la intimidad. Llegamos al hotel, palabras cómplices, miradas cargadas de deseo. Nos higienizamos, ella puso música y comenzamos a besarnos, muy profundamente, entrando en acción por primera vez nuestras lenguas (que no dejarían de estar activas en otros terrenos) Sin darnos cuenta, estábamos desnudos en la cama, besándonos, acariciándonos, toqueteándonos, diciéndos cosas... De repente ella tomó la iniciativa. Yo estaba acostado boca arriba. Ella me brindó la posibilidad de verla en todo su esplendor. Se puso en cuatro, atravesada, buscando además que yo pudiera ver su imagen en el espejo y comenzó, lentamente, a introducir mi sexo en su boca, tragándolo todo (sin) Comenzó su trabajo: Lengua, labios, manos, vaivén de su cabecita. Pocas veces en mi vida he sentido tanto placer. Le pedí que apagáramos la música, porque quería oír el sonido que provocaban sus embates, los chasquidos, su respiración. Deseando retribuír su gentileza, la hice girar y tuve entre mis labios la mágica visión de los lugares que podría penetrar y los besé profundamente. Luego nos besamos en la boca largamente, nos tocamos y besamos los cuerpos muy lascivamente. Largo sería entrar en detalles, pero en un momento tuvimos una cabalgata memorable, ella encima mío, mi pene en su vagina. Luego de caernos le pregunté qué posición le agradaba, y ella me dijo "en cuatro". Y así se puso. Yo observaba su bello cuerpo, y las dos entradas que La Cortesana me ofrecía provocativamente. -¿Por dónde querés?- le dije -Por donde quieras -me dijo- Y no dudé. Intenté penetrar su cola tan bella, tierna y palpitante, digna de un marco. Resbalé en el primer intento y aparició su mano que -experta en estas lides- la ubicó en su lugar, ese perfecto e incitante anillito que me vuelve loco. Una presión mía hizo superar el primer obstáculo. Yo todavía podía observar como se había dilatado el anillo por el que me estaba introduciendo. Lentamente, llegué a penetrarla totalmente. Nuestros gemidos y palabras entrecortadas eran la música celestial que complementaba la escena. Cuando no pude ir más adentro, detenido por las suaves almohadas de sus nalgas, me incliné para verla. Su rostro, que se adivinaba entre sus rojos cabellos que caían verticalmente, tenía una expresión bellísima, mezcla de placer y dolor, ojos entrecerrados, labios entreabiertos. Me incliné para besarla, y luego comencé a moverme. Ya no quería abandonar el lugar en que estaba, y decidí llegar de ese modo al orgasmo, si bien trataría de prolongar ese momento lo más que pudiera. A veces los movimientos eran muy suaves, a veces muy violentos. Nuestro deleite era enorme. Cuando no pude más, llegué a uno de los momentos finales de mayor placer que recuerdo. La Dama que me acompañaba se sorprendió del largo orgasmo (yo también), pero con semejante compañía y ubicado dentro de tan cálido sitio, no podía ser menos. Fue todo muy intenso. Después, la habitual dulzura de La Cortesana. Mimos , caricias. Arrodillada desnuda junto a mí, me siguió premiando con su calidez, su belleza y su sensualidad. ¡Qué mujer maravillosa!