¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a carlos_labanca
[XP] [XP] Bianquita se toma la lechita
01-Mar-2008, 23:15
Mi experiencia con Bianquita tenía que ser titulada con diminutivo. No porque fuera una pequeña experiencia -no lo es, está claro- sino porque los que la conocen saben que ella habla así.
Dos vínculos de la muchachita en cuestión:
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Recuerdo haber leído alguna vez que alguien dijo estar medio hinchado las pelotas con ese "papi, dame esa lechita", ese "bichi, me quiero comer esa pija" que te va soltando Bianquita mientras te entrega esa cola o a medida que te lame la pija como si fuera un helado de dulce de leche tentación.
Gustos son gustos. No voy a juzgar a ese forista. Para nada.
A mí eso me puede. Me mata. Me domina. Me vence por completo.
Llegué a U343 (parece un modelo de avión), fui recibido por "Madamme Bénéficier" (gozar en francés), quien me hizo pasar a una bonita habitación, renovada, en donde me pidió la suma acordada. "Abonando cien pesos, te podrás empernar a Bianquita por el lapso de una hora", me dijo con toda amabilidad. Le pagué, me pidió dos pesos más para preservativos. Se fue.
Durante mi espera, disfruté la posibilidad de escuchar un desfile tras bambalinas. "Hola, soy Tami", escuché a la distancia. "Como estás, bebe? Soy Romi", oí decir.
Que lindo, pensé. Que bonito lugar. Debe venir mucha gente a conocerse.
Al ratito entró ella. Radiante va la novia. Ella, sin embargo, no va radiante. Va casi en bolas. Que lindo, volví a pensar, mientras mi pene ya se erectaba. Me sugirió una limpieza de nepe, y accedí. Volví a la habitación.
Así, de la nada, comenzó a besarme. Pasaron unos segundos y ya se encontraba recorriendo mis genitales con su lengua. Introdujo mi pene en su boca y comenzó un acto que no olvidaría jamás. Tal como sucede en el cine, cuando alguien está muriendo y ve pasar la película de su vida delante de sí, yo vi pasar a todas las chicas que me comieron alguna vez la poronga. Uy, perdón, el relato perdió sus modales. Bueno, sabrán comprenderme. Todas las chicas que alguna vez se prendieron a este pene desfilaron en mi imaginación. Qué formidable felación! Qué arte! Qué... puta que es!
Mientras tanto yo jugaba con su argolla, con sus pezones, con su colita.
No pude más. Tenía que estar adentro de ella. Me puso un condón y la forniqué durante un buen rato tal como copulan los osos luego de meses de hibernación. Ella me decía "dame esa lechita, papi, dámela". Por qué negarme a su pedido? Era legítimo, creí. Tan justo me pareció que le descargué mi líquido con una fuerza que me hizo gritar hasta que me doliera la garganta. Acabé, amigos, en una palabra.
Conversamos un rato. Me acariciaba, me pasaba la mano por aquí, por allá. Bianquita es muy dulce. Es como se la ve en las fotos, a sóla excepción de un cambio de peinado.
Al rato, pareció ansiosa, no sé, como angustiada. Habrá sido lo que la psicología describe como "angustia oral"? No lo sé a ciencia cierta. Lo que sí sé es que empezó a lamerme mis genitales nuevamente. Qué linda sensación, Bianquita. Me pasaba la punta de su lengua por la punta de mi cabeza sin dejar de conservar el tronco de mi falo dentro de su boca. Sentí un goce que pensé que me llevaría al orgasmo. Entonces me dije: momento, me perderé la oportunidad de meterle esto en su cola. No estaría bien, pensé. Se acomodó entonces como los perros en una exhibición, se puso un gel íntimo y la penetré por el to-or. Despacio, suavemente, y entró todo. No sabría decirles si es estrecha, si no lo es. Yo ya no estaba allí. Algo o alguien se había apoderado de mi y yo sólo era sensaciones. "Dame esa pija, papi, dame toda la lechita", repetía con vocecita infantil. Golpearon la puerta. El cruel aviso de que la hora se ha cumplido. Fue Bianquita la que supo leer la voz que provenía de mi escroto diciendo: no te vas a ir así, sigamos.
Un gran gesto el de Bianquita.
Seguimos. Podría decir que con Bianquita recuperé en parte algunos minutos de todas esas veces que estoy por acabar y me golpean la puerta a los cuarenta minutos, desconcentrándome, eliminando mediante esa presión que dice "acabá, dale, Labanca, acabá" toda posibilidad de lograr el ansiado orgasmo.
Lo mejor de Bianquita? el petezón y la onda.
A mi me pareció una hermosísima hora de sexo. Creo que logré un buen acuerdo con la Madamme Gozanos.
Carlos Labanca