Iniciado por El Gato Felix
Estimado Cicerón:
Para que se vaya preparando y no diga que no le avisaron, aquí le envío copia de una XP de S.S.S.
El Gato Felix
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Publicado: Jue Jul 28, xxxx 2:48 pm Asunto: [XP] CAMY: LA REINCIDENCIA INEVITABLE
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Evidentemente, uno de los grandes momentos en la historia personal del gato avezado es el de la reincidencia con alguna semi-diosa, divinidad o ser celestial, según el método epistemológico o escala de valores que cada uno maneja. La gran ventaja de la reincidencia es que uno, ya sabiendo qué es lo que lo espera, aguza su ingenio para repetir y explorar, al mismo tiempo, nuevas opciones, caminos, poses, caricias y sensaciones.
Luego de un tiempito sin visitar a Camy [Solo miembros ven links]
decidí -de común acuerdo con mis ratones, neuronas pensantes, ideas eróticas y pensamientos afines- que ya era hora de concretar una nueva incusión al Principado de Camy - ver informe correspondiente en [Solo miembros ven links]
En alguna visita anterior había llevado, para amenizar el encuentro y darle ese toque "extra" que todo "meeting" necesita y merece, una botella de un Malbec bastante decente, la cual fue apurada sin apuros -sorbo a sorbo, y con las adecuadas pausas que la situación requirió.
Esta vez (léase ayer a primera hora de la tarde), recorriendo las abigarradas estanterías de un "wine-shop" confiable, me re-encontré con un viejo amigo, al cual hacia tiempo que no saludaba con la efusión que su pedigree merece. Se trata de un caldo bastante bueno y recomendable: El Clos de Moulin de Chandon, una sabia armonización de Cabernet-Sauvignon con Pinot Gris. Sin dudarlo más, me cargué un tubo de este tintorro y, a la hora señalada, llamé puntualmente a las puertas del Principado De Camy.
Luego de una breve espera en Migraciones (tiempo durante el cual la Princesa y Suma Sacerdotisa estaba preparando los detalles finales del encuentro) ELLA me franqueó el ingreso a sus dominios y me recibió, recatadamente, enfundada en una extraña túnica que apenas si tapaba escuetamente sus delectables atractivos físicos y que incitaba a avanzar por más.
Apenas si pude sacarme algo de ropa supernumeraria (yo venía del frío de la calle y me encontraba con este torrente de pasión irradiando calor) cuando ya empezamos a los besos, caricias y suspiros que devinieron, rápidamente, en un acercamiento y una excitación mayor.
Desenredándome de entre los brazos de la Suma Sacerdotisa pasé al baño para higienizarme adecuadamente, saliendo envuelto en el toallón y encontrándome con Camy, aún semi-cubierta con su túnica blanca llena de tajos y tajitos y sostenida sobre su cuerpo por apenas tres botones.
-¡Ah, no! -exclamé - si vamos a defender la igualdad de los sexos, según lo que es políticamente correcto en estos difíciles tiempos que corren- ¡afuera con todos los tapujos!¡Ambos tenemos que estar en igualdad de condiciones!
Dicho lo cual, voló la toalla al demonio, la tuniquita desapareció luego de que mis febriles dedos desabrocharan esos malditos botones y luego despojé a Camy de su última línea de defensa: una mini-mini tanguita (que dicho sea de paso, no entiendo para que carajo sirve porque debe estar confeccionada con no mas de 50 cm. de hilo dental).
Luego de un par de sorbos del Clos de Moulin (que, afortunadamente, contó con la aprobación de la dueña de casa) pasamos a la acción directa, sensual, mutua y absolutamente erótica que nos tuvo entretenidos un buen rato y nos dejó medio exhaustos, por lo que hubo que recurrir al vino para reponer algo de energías.
Y vienen a mi memoria unos versos de Omar Khayyam (que no por algo están catalogados, en algunas ediciones, con el N° 69) que dicen algo así cómo "si los que hacen el amor y beben vino van al Infierno...el Paraíso debe estar desierto".
La necesaria pausa de recarga de baterías fué aprovechada por ambos para seguir dándole batalla al tubo, que ya estaba dando sus últimas boqueadas, y luego pasamos nuevamente a demostrarnos mutuamente las habilidades que podían desarrollar nuestras lenguas.
En otro momento, Camy encima mío, cabalgándome y puesta de espaldas, estaba sólo iluminada por la delicada luz de una sobria lámpara azul: la sensación de estar en el desierto, haciendo el amor a la luz de la luna tropical, era sumamente excitante y absolutamente hedónica.
Fue pasando el tiempo... y finalmente la hora de partir. Una vigorosa ducha, a enfundarme nuevamente en mis pilchas... y a la calle, a la vida profana, llevándome el recuerdo de un momento de pasión y ya la idea de una futura reincidencia comienza a germinar en mi mente.
Camy: ademas de todo lo dicho, debo agregar también que tu compañía, tu conversación, tu calidez de mujer y tu corazón son encantadores.
Un beso como cierre de esta crónica.
Tu admirador, sicario, seguidor, hierofante, adorador
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