¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a vea
[XP] CAMY APASIONADA
18-Dec-2006, 16:00
Hay ocasiones que uno se encuentra con una antigua amiga, aún cuando es la primera vez que la ve.
Una amiga de aquellos tiempos de la primavera de la vida, cuando todos los trenes nos esperaban pacientemente a que los abordemos para ir al encuentro de nuestras promesas, de todas las estrellas que queríamos alcanzar.
Cuando no habíamos pasado todavía por la tristeza de las despedidas, ni habíamos perdido los trenes que partieron sin nosotros.
No podía ser de otra manera, la charla se daba natural, las historias borboteaban, y el tiempo transcurría sin apuro.
Quizás pasó media hora, tal vez más…. y solo nos habíamos rozado con palabras.
No me importaba, si hubiera salido de ese departamento habiéndola tocado únicamente con mis pupilas y mi voz, la dicha igualmente me hubiera elevado al cielo como una nube en pantalones.
Pero Camy no cultiva el platonismo, también es carne, sangre, y sudor que pulsan por abrirse paso.
Impone un mar tempestuoso para los sentidos, que invita al viajero intrépido a surcarlo con las manos bien aferradas al timón.
Yo, con mi barquito de cáscara de nuez para hacer frente a tal furia, supe que no me esperaba otro destino que naufragar en las cálidas y blancas aguas de su cuerpo.
No temía, presentía que estaba en buenas manos, ya que su violencia, si bien golpeaba implacablemente contra el casco, lo hacía con la fuerza de una caricia.
Al fin y al cabo ya estaba allí, y recordando a mi querido Sigmund, me dije "uno no puede convocar a los dioses del averno, y dejarlos partir sin haberlos interrogado”.
Como no estoy sujeto a la regla de abstinencia, no los interrogué, sino que bebí con ellos el mejor de los vinos, y ebrios de placer nos reímos de la muerte por un momento.
Camila es pasión por y en todo: bien, mal, demasiado, pero pasión, sin medias tintas. Las alas de su gran corazón, aún con algunas plumas menos por los desgarros de la ruta, son suficientemente fuertes y vivaces para llevarla a donde su deseo le indique.
Yo aprendí desde hace un tiempo a vivir cada día como si fuera el último, bien podría serlo, cuando beso a mis hijos por la mañana o cuando contemplo bajo a sombra de un árbol una tarde de sol.
Cuando me encuentro con una mujer, también lo vivo como el último encuentro de mi existencia, con el cuerpo y el alma. No lo quiero, no me sirve, de otra manera.
Si la muerte me invita a su cama, que solo pueda morder como trofeo las cenizas de mi corazón.
Pero, si no fuera este el último día, y la vida generosa le robara a la pálida dama algunos días más, no tengo duda que la brújula de mi deseo volverá a apuntar mi pequeño barquito hacia los espumosos mares de Camila.
Un beso para vos,
Vea
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