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[XP] [XP] LIZ Y LA LEYENDA DEL AZUL
12-Jun-2008, 18:00
LIZ Y LA LEYENDA DEL AZUL
FICCION CON SEXO EXPLICITO REAL
El paisaje era totalmente desolado. La nevada había borrado toda huella del camino. A los costados, pequeños hoyuelos advertían el paso de una marta, una liebre patagónica o un zorro solitario.
Cuando la Toyota 4X4 detuvo su andar, estábamos en Pajas Blancas, un paraje donde se cruzan la Ruta Nacional Nº 40 y el camino que nos trajo desde Comodoro Rivadavia. En esa soledad blanca se veía una vivienda cuya chimenea humeante invitaba a solicitar algo de calor. Hacia el Norte de la Ruta Nacional 40 estaba Alto Río Senguer. Hacia el sur, Río Mayo. Ambos poblados perdidos en la inmensidad de un paisaje blanco y helado, vigilado por la majestuosidad impresionante de la Cordillera de los Andes.
Durante el trayecto, Liz me había lamido el rostro, chupado las orejas y succionada la lengua hasta casi absorber mi epiglotis. Metió varias veces mi mano derecha en su escote para que acariciara sus senos. Había desprendido mi pantalón, sacado mi miembro fuera y, con mucha saliva, absorbido, tragado en una garganta profunda cálida, como vientre materno. Vestida como secretaria, cumplía el rol de “complacer al jefe”
- Apriétalos fuertes, así… -me rogaba mientras dejaba las lolas al descubierto.
Bajé del vehículo con la bragueta desprendida, el calzoncillo húmedo y severamente “alzado”. Con un movimiento subí el cierre y golpeé las manos. Unos segundos después se abría la puerta y aparecía el anciano vestido con botas de cuero de oveja, bombacha de lana, sombrero y poncho negro con grandes dibujos blancos.
- Peñi peñi, Logko –le dije dirigiéndome en su lengua.
- Peñi peñi –me contesta quitándose el sombrero y mostrando cabellos largos, cargados de canas.
Extiendo la mano y tomo la del anciano agregando una reverencia y diciéndole:
- Mi nombre es Total, Peñi logko. Quiero presentarle a mi acompañante, la señorita Liz. Venimos desde Buenos Aires para hablar con el Cacique Ñancul… Podría decirme cómo llegar hasta él?
- Ñancul ser yo, saludamos visita, don Total y señorita Liz. -Con un ademán de su mano, extendiendo el brazo nos invita a pasar y sentarnos en la humilde habitación que hace las veces de “living”.
- Tiene una familia bastante importante –dije al ver mujeres y niños que se asomaron de una puerta interior -Y por lo que se ve, hay muchos pu picikece (niños)...-dije
- Si, pu picikece meter ruido y alegría en corazones...
- Desde que nos acercamos a su casa escuchamos los gritos y risas de los niños...
- Pu picikece ser futuro. También tenemos muchos pu fvtakece (ancianos) ellos respetados por ser tayiñ pu ce ñi kuyfi nvxam (la historia de nuestro pueblo). Nuestros hombres trabajan en campos de blancos o están de cacería, por eso pocos, hoy. El ser Kallien, nuestro hermano maestro… -señala a un hombre de unos cuarenta y cinco años, también cubierto con un poncho negro, que se acerca y nos extiende la mano. Después del saludo, continuamos la charla.
- Tienes razón, peñi logko. Ellos son, la tayiñ konvmpanieel (memoria colectiva) de toda familia grande, como la suya.
El jefe mapuche asiente con su cabeza.
- Necesita ayuda, señor? –me pregunta
- Solo que me permita cruzar unas palabras...para conocer algo de su cultura natural
- Lengua mapu ser siempre natural...
- Yo lo sé y lo respeto así, pero muchos de mis colegas periodistas y escritores de Buenos Aires no hablan mapuche y les es difícil escribir sobre los tehuelches y los mapuches sin poder reflexionar como tehuelche y mapuche. Entonces sólo escriben una visión ideológica o política sobre estas razas, sin contenido, sin bases intrínsecas de la visión de ustedes sobre nosotros y el mundo.
- Necesitan aprender lengua mapu, que es tradición de un todo.
- En eso estoy trabajando, peñi logko. He anotado en un cuaderno palabras mapuche que conozco y les puse su interpretación en español. La cosa no es fácil porque lengua mapu es de traducción difícil. Mi conocimiento del tehuelche me ayudó bastante...
- Lengua mapu ser difícil para blanco porque nuestras palabras representan cosas, ideas, situaciones que obligan a reflexionar.
- Eso lo he notado, las ideas se arman de acuerdo a una combinación de frases, pero no es distinto a la lengua española. La diferencia es que la lengua mapu es más profunda y reflexiva. En eso se parece a la tehuelche donde en un idioma muy similar reflejan la vida en forma sintética y simplifican hasta lo más complejo.
- ¿Porqué cree, señor, que lengua debe ser difícil, si paisaje y vida estar dados en forma natural y simple?
- Tiene razón pero la compleja organización de nuestra sociedad, tanto en cantidad como en diversidad cultural, hace que nuestra vida sea más compleja, más difícil. Las desigualdades sociales que tenemos hacen que nuestra forma de vida sea una lucha permanente por el ascenso social y el reconocimiento.
El jefe asiente con su cabeza.
- Ustedes piensan en sólo uno... Ahí diferencia.
Lo miro un instante y reflexiono.
- Tiene mucha razón. El pensar individualmente, el buscar la riqueza y hasta el conocimiento a costa de otros, es algo que nosotros aún estamos en desventaja con lof mapu. –Liz miraba atenta tratando de comprender la profundidad de la conversación.
- Ustedes tienen mal en ustedes mismos. Carecen de azkvleci xokiñce (organización). Mapuche, para ser pueblo, primero lof mapu azkvleci xokiñce sin no ser así, nunca ser. Sin lof mapu azkvleci xokiñce (comunidad organizada o con organización) ser solos fáciles de cazar, de perder tayin tuculpanieel (memoria de su historia) y si perder tavin tuculpanieel uno morir. No ser (humano).
- Por eso viajé hasta este lugar. Trato de aprender de ustedes para escribir y permitir a otros que conozcan las tradiciones mapuches, para que de a poco nosotros comprendamos y construyamos una comunidad organizada como lo lograron ustedes.
- Mucho trabajando, señor... mucho trabajando... Lo primero es respetar pu fvtakece (mayores ancianos) sin respeto a pu fvtakece no hay lof mapu. Ustedes abandonan a sus pu fvtakece. Nosotros amamos, respetamos y los cuidamos tanto como a los pu picikece (niños). Ustedes abandonan muchos pu picikece en la calle, sin calor de familia. Males de ustedes nacen allí. No respetan historia, ni cuidan futuro por eso no se respetan ustedes mismos. Pelean por cosas inanimadas (materiales) en vez de respetar al (ser) humano y su paisaje.
- La dignidad del ser humano sólo se logra con equidad...- expreso
- ¿Equidad? ¿Qué ser?- pregunta el jefe
- Es como la justicia natural. Es trabajar por y para todos. Es como compartir el pan de la vida con el otro y que a nadie le falte lo necesario para vivir con dignidad. Es ser, antes que parecer. Esto se discute desde hace miles de años. Hace casi tres mil años el pueblo griego buscó lo mismo, pero las ambiciones de riquezas y poder, pudieron más que su filosofía.
- ¿Qué ser filosofía?
- Es la forma de pensar de un pueblo. –explique con la mayor simpleza posible.
- Pueblo siempre debe pensar en lof mapu. Si no hacerlo, otros hacerlo por él.
- Tiene razón y así lo comprendo.
- Usted ser buen logko, señor Total. Un logko que busca delimitar las fronteras del pensar para mejorar su pueblo. Dejar fuera lo malo y meter dentro lo bueno que da futuro.
- Nunca como usted, logko mapu. He aprendido mucho de su simpleza por entender las cosas más difíciles y espero que cuando lo cuente, así lo comprendan.
- Espero regrese, señor Total. Yo también aprendiendo de usted. Ahora saber que ser filosofía y equidad. –el jefe mostró una increíble dentadura con su amplia sonrisa.
- Si, sobre filosofía y equidad... – la carcajada de ambos contagió al resto de los presentes. –Usted buscar eso hablado hoy, y encontrará respuesta para lograr su lof mapu azkvleci xokiñce.
Al retirarse Ñancul, vemos a Kallien, sentado junto a la salamandra, manejando diestramente un viejo cuchillo sobre una pequeña rama de araucaria.
- ¿Qué esta tallando? –preguntó Liz, curiosa, viendo el cuchillo gastado de ser afilado durante años.
- No sé que saldrá de este palo… tal vez un rebenque. –le extendió la pieza finamente trabajada y a medio terminar.
La rubia observó cuidadosamente el trabajo artesanal que el hombre había realizado en la vara.
- Es una talla extraña. Qué es este símbolo? –Liz señaló el extremo superior de la madera.
- Representa al Gran Cacique del Cielo.
- O sea, Dios. –Ella le devolvió la vara.
- Si, algo parecido, pero entre los araucanos, mapuches y tehuelches es conocido con el nombre de “El Azul”, el Gran Cacique y padre del cielo.
Había escuchado ese nombre varias veces, pero no lo había asociado con el azul del cielo y menos con un Gran Cacique.
Mientras decía esto, el maestro mapuche, continuaba trabajando con su cuchillo sobre la vara.
- Usted es muy hábil, esas flores son raras, pero muy bonitas. –le dijo Liz
- No son flores, m’hija. Son espíritus que hablan con “El Azul”.
- ¿Los espíritus mapuches son parecidos a flores?
- Algo así. Un espíritu puede vestirse como flor, como potro, como estrella, como árbol. Un buen espíritu lo hará para proteger a su pueblo. Un mal espíritu lo hará para perjudicarlo.
- ¿Hay espíritus malos, también?
- Mira, te voy a contar el origen de mi pueblo: El Gran Cacique vivía rodeado de buenos espíritus. No eran como flores, ni como potros ni como árboles, porque en ese momento había paz y equilibrio en los cielos. Esos espíritus eran como sombras claras. Un día, el Primer Día, el Gran Cacique se sintió solo y creó la Tierra para que le haga compañía. Pero la soledad continuó y entonces decidió ver de cerca, más profundamente su creación. En la Tierra sólo había agua, valles, praderas y montañas. Los espíritus estaban tristes porque no había nadie que viviese allí. Llamaron, todos juntos, al Gran Cacique y le pidieron permiso para poblar ese mundo desierto. “El Azul” meditó durante horas hasta que les contestó: - Bueno, pueden poblarlo, pero tendrán que fabricar seres como yo. Háganlos pequeños para que entren todos y a nadie le falte un lugar. Yo iré, viviré un tiempo con ellos y seré su guía, su conductor y maestro.
Así, al Segundo Día, bajaron los primeros seres a la tierra. Poco tiempo después bajó el Gran Cacique del Cielo para enseñarles los trabajos de la tierra y el cuidado de los animales.
- ¡Qué historia increíble! –los ojos de Lis estaban cada vez más abiertos de asombro por la historia que escuchaba. No se perdía detalle.
- Sin embargo, al ver estos seres, blancos como nubes, que se movían con el viento y marchaban juntos unos a otros, se dio cuenta que algo le había faltado a los espíritus para que perfeccionaran esos seres. El Gran Cacique del Cielo descubrió que no hablaban, sino mediante señas y que no tenían memoria.
- ¡Qué bueno! –los ojos de la rubia no se perdían detalles de la escena.
- No tenían idioma, así que no podían hablar entre ellos. Tampoco contaban con memoria. No recordaban qué había sucedido un día antes. Desconocían quienes eran sus creadores, sus guías. Y por lógica no sabían quién era el Gran Cacique del Cielo. Existían, pero no vivían. Estaban allí como si fuesen rocas vivientes. Entonces, frente a esto, al Tercer Día, el Gran Cacique les entregó el Mapudungun, el idioma Mapu, les enseño a vivir en comunidad y les dio la memoria, para que se acordaran de dónde venían, quienes eran, o sea les dio la suerte de reconocerse como humanos y les enseñó a sembrar, a cuidar la tierra, a vivir en familia, a trabajar en y para la comunidad, les enseñó a vivir con amor y les dio las llaves de la felicidad. Todo eso les dio al Tercer Día. Con el tiempo, esos seres se volvieron oscuros por el brillo del sol. Los pequeños niños nacían blancos y se iban tostando con el sol; de esta manera recordaban siempre de donde habían venido. Pasaron muchos años, los primeros hombres se hicieron ancianos y El Gran Cacique los fue llevando a los cielos. Así detrás de cada estrella se esconden los primeros araucanos que habitaron la Tierra. Desde allí protegen a sus hijos y nietos para que no pierdan la memoria, y sepan que siempre hay que respetar y proteger la tierra y trabajar unidos, en comunidad. Desde allí cuidan del idioma Mapudungun, sus leyes y costumbres, que los primeros hombres recibieron al Tercer Día. Al “tercer wallón” –el maestro finalizó su relato cubierto de astillas ya que nunca dejó de trabajar la vara con su cuchillo.
- ¡Es una historia increíble. –Liz y Total se pusieron de pie, aprestándose a retomar el camino de regreso.
- Nunca te olvides de ella, m’hija. –con manos ágiles tejió cintas de cuero crudo de oveja alrededor de uno de los extremos, a modo de empuñadura.
- No lo haremos, señor Kallien –Total y Liz le extendieron la mano, a modo de despedida.
- Toma. Te obsequio esta vara para que la historia que te conté no se vaya de tu memoria. Cuando la mires, recordarás. –Liz tomó la obra de artesanía muy emocionada.
- No podría aceptarlo, señor, usted ha trabajado mucho en ella…
- Te la obsequio, m’hija. Acéptala como parte de la historia que te conté. Ahora la tendrás grabada en madera. La historia del Tercer Día.
Liz dubitativa, tomó la vara finamente tallada con la empuñadura de cuero crudo de oveja como si se tratase de una reliquia.
- La cuidaré para siempre…muchas gracias, señor Kallien –dicho esto se encaminaron hacia la Toyota.
- Recuerda que esa vara representa la historia de todo un pueblo. Que el Gran Cacique de los Cielos guíe sus pasos. Que el Azul los proteja.
- Adiós, señor Kallien y nuevamente, gracias.
Cuando llegamos a Comodoro, calle Moreno al xxx, nos introducimos el Austral Hotel, casi corriendo. El conserje me entregó la tarjeta llave de la Suite Junior del segundo piso. En el ascensor, comenzó la franela, los besos, los lenguetazos, las manos nuevamente apretando ese par de tetas macizas, naturales, erectas como cerros del cuaternario.
Me empujó hacia el interior y de un movimiento de pierna cerró la puerta. Allí se desató el conocido tasunami rubio. En diez segundos estábamos desnudos y en quince recorriendo nuestros cuerpos con manos, lenguas, labios. Fue terriblemente obsceno. Extraordinariamente erótico. Increíblemente sexual. Su “ano limpio”, tradición liziana. Su volcar en la palma de la mano el sémen que ordeñara con la boca, para luego volvérselo a tragar. Su movimiento de odalisca. Sus apetitos sexuales. Su estallido orgásmico. Su excelente aptitud de golfa cariñosa y mielera. Todo eso junto. En la cama, en la ducha, en mil poses distintas. Como si su devoción por el placer fuese un poema de vida sin final.
Nunca padecí semejante torbellino erótico, sensual y pagano. Miércoles 11. Mi día más feliz junto a una mujer con mayúsculas y una compañera sin igual.
Gracias Liz, por acompañarme en esta locura y por ser como eres. Como la flor que se abre ante el primer rayo de luna.-
Total.esunratito
PD: Su arancel tradicional es de $ xxx.-[/i]