¿El mensaje rompe las reglas?
Reporta a j_s_a
[XP] [XP] ¡LIZ!... ¡¡¡LIZ!!!!... ¡¡¡¡¡LIZ!!!!!!
23-Dec-2007, 08:58
Buen día, estimados colega(tero)s:
Primero de todo, quiero hacer llegar a todos ustedes mis mejores deseos para el año
próximo y que puedan pasar este período de Fiestas de la mejor manera (en paz).
Este es
prácticamente mi primer mensaje. Desde ya disculpen la lata. (El título, de todos modos, lo dice todo. Pueden ahorrarse lo demás, no me enojo
Segundo de todo, y a guisa de
prólogo.
Soy muy nuevo en el Foro y también en la experiencia gatuna (un mes escaso ambas cosas). Leí numerosos comentarios y he tenido algunas (pocas) experiencias en este tiempo; pero no me animaba a escribir ninguna, y no por "canuto". Quizás porque me considero aún en "etapa de aprendizaje"; otro poco por razones laborales y personales (tengo pocas ocasiones para escribir "sin riesgos")
También había una razón de índole, digamos, "cualitativa". Ustedes lo saben, y se aplica a éste y todos los ámbitos: para tener opinión fundada es menester comparar y para ello hay que experimentar.
Con la ayuda del Foro, debo decir, tuve suerte. Pude apreciar niñas de gran profesionalismo y, especialmente, varias muy buenas personas, muy "gente". En tal sentido no tengo quejas. Puedo eventualmente contar mis anteriores xps -y eventualmente lo haré a la brevedad-, aún cuando no agreguen nada nuevo a lo que ustedes ya conocen acerca de varias de sus favoritas.
Pero sin duda la de este caso me anima a desafiar los "controles" para contarla. Y lo hago con gusto pues ha sido, hasta el momento, la más hermosa experiencia que tuve en éste ámbito -y una de las más bellas por las que he pasado en mi experiencia hombre-mujer-, con el punto justo de equilibrio entre la pasión y el cariño. Por eso es que la cuento en primer término.
Tercero: (ahora sí,) la XP
I (Intro)
Fue el día de anteayer, viernes 21. En realidad comenzó el miércoles a la noche, cuando le envié un sms preguntándole por el viernes. O tal vez comenzó unos días antes, cuando leí su mensaje en el Foro acerca de su nueva condición de "itinerante". O quizás hace más tiempo, quince días atrás, cuando infructuosamente había intentado ubicarla en su ex depto de calle Tucumán.
Sabía que ella recibiría mi mensaje esa misma noche o a la mañana siguiente. ¿Me respondería? (me ocurrió en algunos casos que no).
Pero sí me respondió.
En efecto, el jueves temprano recibo un mensaje como respuesta, precisando un posible horario y pidiendo confirmación en la mañana. Le agradecí su respuesta, siempre por sms, prometiendo llamarla unos minutos más tarde. Quince minutos más tarde, ya en "zona neutral", la llamo.
- ¡Hola j_s_a!
- ¡Hola Liz!
Eso sólo bastó para que me sintiera como si la conociera de mucho antes.
Hablamos durante unos 10 minutos muy amigablemente, preguntándonos y contándonos cosas; concretamos el día y horario (viernes, 15 horas) y un lugar aproximado de encuentro, que le comunicaría el mismo día.
Regresé al trabajo con una sonrisa de satisfacción que no tenía de un tiempo a esta parte. ¡Y eso que sólo había sido un diálogo telefónico muy tranquilo! Pero hay algo en esta correntinita que, así como puede mover montañas y generar vendavales, también puede dar serenidad y alegría.
Ese día, pensando, soñando.
II (espera)
El viernes a la mañana tenía ya decidido el lugar de encuentro: sería en zona de Barrio Norte, por Av. Santa Fe y AgÜero; aproximadamente a mitad de camino en ambos itinerarios.
Quedamos en vernos a su llegada en un café cercano, con idea de conversar brevemente antes de la labor. Esto es algo que quise hacer aprovechando el "obsequio" de 30 minutos que ella ofrece además de la hora habitual; me pareció una buena idea aprovechar parte de ese tiempo tomando algo y rompiendo el hielo.
Llego media hora antes al lugar. Café. Agua. Más café y más agua.
¿Nervioso? No en la superficie. Adentro, desfilaba de todo. Me dirán que parecía un primerizo. Y, en algunos aspectos -el de la cita, por ejemplo, sí.
El depto. o aún el PV dan una imagen -posiblemente engañosa- de "seguridad" o "privacidad". Esto de la cita en un café más bien poblado era una apuesta más bien riesgosa.
Sin embargo, algo me decía que iba a estar todo bien. Había algo en esas breves conversaciones telefónicas que me daba seguridad, algo en las fotos que me hacía presentir que todo iba a ser como lo planeaba.
A la hora puntual, un llamado ("Estoy enfrente"). La veo bajar de un taxi. Blusa blanca, pollera azul media pierna, anteojos ahumados, cabello recogido, casi sin maquillaje. Una chica normal de oficina para cualquier persona que pasase por allí.
Entra. Me pongo de pie para que me reconozca. Me saluda con amabilidad, aunque más bien seria. Sabía que iba a ser así. Después, por lo bajo, me decía que disculpara esa "seriedad", que hacía todo lo posible para no ser "indiscreta" en un lugar público. La tranquilicé: sabía que se trataba de eso y no había problema.
Mientras ella tomaba un licuado de banana (y yo un poco más de agua mineral), hablamos generalidades, me pregunta acerca de cómo había llegado a ella y otras cosas. Aprovechaba cada tanto para juguetear con la bombilla del licuado, poniendo algunas caras y sonrisas (siempre muy discretamente y como jugando). como las que están en algunas fotos (en particular las del book anterior). Yo también me sonreía y debía contenerme para no besarla furiosamente allí mismo.
Finalmente termina la "colación" y emprendemos el camino (una cuadra) hasta el lugar de "segundo encuentro" (Laprida 14XX). Mientras tanto no dejaba de mirarla y admirarla. No podía creerlo: ¡Una mujer así, conmigo!
III (el momento)
Laprida, habitación en suite.
Me dice que lleva algunos trajes en su bolso y me pregunta si alguno me es "importante". Le pido que me "sorprenda". Ella pasa al toilette, a oscuras ("no prendo la luz porque si no me vas a ver y no va a ser sorpresa"). Unos minutos (horas me parecieron) y, confieso, estaba tratando de espiar.
- ¡Vaya a la cama!
- Bueno...
Me pongo cómodo mientras tanto.
- ¿Estás en la cama?
(no había terminado de decirlo que ya estaba subido a ella -a la cama-)
- Sí.
Entonces enciende la luz del baño y a través del vidrio que separa la bañera de la habitación, veo.......
¡¡¡La Diablita!!!
Una diablita con mínimo vestido, pollerita más mínima aún, cuernitos en la cabeza, un tridente y unos altísimos tacos (rojos, por supuesto).
Me pongo en pie como un resorte y ella viene hacia mí comiéndome la boca a besos y pasándome un "Tic Tac" desde su boca a la mía. Besos y caricias por todas partes.
Me ordena acostarme. Ella de pie en la cama con una pierna a cada costado mío (¡qué hermosas columnas!).
Y comienza lentamente a desvestirse mientras la miro, seguramente, con cara de embobado. Así voló la parte de arriba, así voló la pollerita, así voló finalmente la tanguita. Yo me incorporaba y besaba sus piernas, su ombligo, su vulva.
- "Pero esto tiene que ser parejo".
Inmediatamente vuela el calzoncillo -ella me lo quita- y comienza un pete sin preservativo, exquisito, con garganta profunda, alternado con besos, lambidas y succiones a mis testículos. Luego, una suave "turca" con esos dulces pechos, que ya había besado y paladeado. Y otra vez la garganta profunda, y otra vez...
Me incorporo para seguir besándola y vamos girando hasta llegar a un hermoso 69, donde pude gozar sus ricos labios inferiores, su deliciosa vagina, su magnífica cola.
Sabiamente, ella iba regulando el ritmo de su succión (de otro modo hubiera acabado ahí mismo).
Un rato después escucho entre sueños:
- "¿Ponemos el forrito?"
Un segundo y medio después estaba colocado en su lugar específico y, medio segundo más tarde, ella en cuatro patas, ofreciéndome ambas rutas. Fui por la principal, estrechita, bellísima. Suave al principio, poco a poco más fuerte. Palmeaba sus glúteos, acariciaba su espalda, sin dejar de bombear.
Luego probé también por su ano, pero ya fuera por mi emoción o porque estaba relativamente ancho (no tengo gran dotación, pero es relativamente gruesa), se tornó un poco difícil de momento. Así que volví a la vía principal, no sin antes cambiar neumático, claro.
Ella en perrito, apuntándome con su maravillosa cola. Tomé sus caderas y aumenté la velocidad. ¡Qué delicia! No sé cuánto tiempo estuve (así hubieran sido dos horas seguidas me parecería nada).
Empiezan las estocadas a fondo. Sabía que faltaba poco.
- "No, no termines ahí. ¡Dámela en la boquita!"
¿Y cómo negarse a semejante pedido? Ahí mismo salí de su maravilla inferior, quité el látex y pude probar una vez más el calor y humedad de su lengua. Apenas dos toques de mi mano y ya estaba en plena pre-eyaculación. Los estertores me impedían hablar. Y allí... Y ALLÍ... ¡Y ALLÍ...!!!
Y allí estaba la angelical sonrisa de Liz, deleitándose con mi leche. Mientras tragaba nos besábamos y acariciábamos, como dos novios (un poco chanchos los novios, pero bueno).
Un rato después, toilette y de vuelta a la camita.
IV (la mejor parte)
Y luego vino quizás la mejor parte de esta experiencia: una muy hermosa charla, con gran ternura, caricias y besitos, donde nos contamos distintas vivencias. Le hablé de mi profesión. Ella de su
próximo book (entra a sacarse nuevas fotos prontito). Fue realmente enriquecedor el diálogo con esa hermosa e inteligente mujer. Arte, trabajo, intimidad.
Yo sabía que, dado el tiempo restante, no iba a tener la posibilidad de otro round. Pero también sabía que tenía tiempo para otra cosa.
Nuevos besos (incansablemente la besaría, ¡es demasiado hermosa!), ahora descendiendo por su cuerpo, haciéndole cosquillas con mis bigotes, hasta llegar a su Templo. Allí, y repartiendo el control entre ambos, comencé a lamer, besar, mordisquear suavemente, aspirar, introducir mi lengua por todo recoveco y protuberancia.
Ella gemía, al principio suavemente, luego con más fuerza. Me decía cosas, iba subiendo el tono. Yo, seguía cada vez con más fuerza. Siempre me gustó hacer ese trabajo y pocas veces lo logré tan concluyentemente como esta vez.
Finalmente sus gritos, no muy fuertes pero sentidos, sus movimientos de cadera y SU DULCE MIEL me indicaron inconcusamente que ella había tenido su descarga. Y yo, debo decir, en ese momento sentí una satisfacción física y mental comparable a la que había tenido un rato antes cuando descargaba en su hermosa boca. Comprobé que no siempre hace falta tener una eyaculación para experimentar el orgasmo. Allí fue así.
V (Ya es la hora)
Luego de esto, tendidos y acariciándonos, nos besamos una vez más (y van...) hasta que llegó la hora en que ambos debíamos partir.
Ducha compartida, enjabonamientos mutuos, mucho humor, más besos. Y menos mal que ambos somos "gente responsable", porque de otro modo no sé qué hubiera pasado.
Vestirse, peinarse, etc. Salimos del refugio. La acompaño al taxi para su
próximo destino y la despido con un último beso, como a una novia (guarrita tal vez, pero novia).
.-.
Mientras me encamino a mi trabajo, pienso.
¿Qué fue esto?
Obviamente no fue sólo una descarga. Tuvo magia.
No sólo hubo "garra". También hubo entrega. Y fue mutua.
No tengo "tanta" experiencia (pienso que, en realidad, nunca se tiene toda la que uno quisiera).
Pero esto se pareció mucho a eso que se decía allá lejos y hace tiempo que era uno de los objetos de la unión entre varones y mujeres.
Sí. Creo que hice el amor.
(Y ya recomenzaron los sms)