Escort Lucrecia - Quilmes Oeste bairesgirls

Hola, vengo a contar una nueva experiencia, esta vez con la muy comentada Lucrecia de Quilmes. Le escribo un día antes y reservo un turno. El arancel es $xxxx por media hora de bucal y vaginal y $xxxx media hora con anal y beso negro.

Su casa está en Av. La plata al xxxx. Fui en el horario en que los chicos entran y salen de la escuela, así que la zona estaba concurrida. Llego puntual y me abre. Ella es muy simpática, conversadora, le sale muy natural. Es alta, 1,70, pechos más o menos grandes, pelo oscuro, cara normal. Tiene 52 años, pero no se le nota.

Me recibió con un baby doll, lencería y botas negras. Me condujo hasta el cuarto y me mostró el baño. Muy limpio todo, hay ducha, jabón y toalla. Fui a mear y después de limpiarme, fui derecho a la habitación.

El cuarto tiene cama, camilla, y una tenue luz además de la que ofrece la ventana entreabierta. Ella es friolenta, así que hace calor adentro, un lindo refugio para el invierno. Estaba completamente desnuda, tapada hasta el cuello. Apenas entro me invita a meterme con ella, me saco la ropa y voy.

Me recibe con abrazos, besos que da con mucho placer mientras me acaricia el ñoqui. Después de un rato me dice que va a saludarlo y me hace una mamada con suavidad, acelerando de a ratos y dándole lamidas a mis huevos. No raspa con los dientes. En un tris me calza el preservativo y se sube. Me gustaron sus gemidos, como dije antes todo esto le sale con naturalidad, como si disfrutara de verdad de mi diminuta herramienta.

Luego me dice si quería cambiar y le doy un rato en misionero. Acá se notaba un poquito su lado más rollizo, que no me molesta para nada, y además yo tampoco soy Hércules. Tiene un piercing en el ombligo y no tiene tatuajes. Como decía, patitas al hombro, me acerco a besarla, trato de darle fuerte pero casi escupo los pulmones (estoy oxidado). Me dice de volver a petearme.

Empieza a mamar nuevamente y a apurar el asunto con una paja furiosa. Con el forro puesto acabo como un caballo y me da una servilleta y va al baño a limpiarse, luego paso yo. Como quedaban algunos minutos nos quedamos charlando, ella tiene mucha buena onda, te hace sentir cómodo, le pedí un vasito de agua y le di un par de besos y abrazos y me fui.

Muy buena experiencia, simpática, no relojea ni nada. No hice uso del anal ni de la especialidad de la casa (beso negro).

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