Escort Federica - Recoleta - Monumental bairesgirls

Normalmente arreglar con Federica es sencillo, responde al toque o con apenas demora, agenda y listo!
Así arreglamos, whataspp, mensajito de descripción de servicios intercambio de horarios disponibles y listo, salgo para Retiro.
Llego a tiempo, me pide cinco minutos y llamo, es frente a la plazoleta de Cerrito y Posadas, a la vuelta del Patio Bullrich, sin portero, te abren de arriba.
Una chica genérica me hace pasar y me lleva a un cuarto en el que hay un colchón en el suelo, tal vez sea un tatami pero lo vi demasiado grueso para tatami, peeeero cómo no soy masajista no opino.
Enseguida viene Federica: un hembrón, una mujer en sus treinta largos, en un pantalón negro ajustadísimo que resaltaba su figura esbelta pero redondeada, es flaquita, pero de esas flaquitas lindas, con curvas; un sueter oscuro que apenas si ocultaba dos tremendos amigos, grandes como dos cabezas, que no restaban armonía a la figura, un rostro exótico, no de estilo oriental, pero algo de armenio o turco, no sabría decir con exactitud, pero no es una cara simple. Es linda - aunque eso va en gustos - una nariz levemente aguileña, unos ojos grandes y expresivos, unas pestañas bien trabajadas. Federica es linda, pero con una belleza más latina que la de las fotos, su pelo no está reventado de lacio por la keratina, sino que tiene unas ondas latinas, levemente afro que en mi opinión le sientan super bien. La abrazo y se prende al abrazo, dice algo que no entiendo, y sin importarme que dijo, le dije que si. Su voz es aspera, sensual, apenas grave, como si estuviera por cantar un tango después de un par de whiskis. En el abrazo me siento muy cómodo e intuyo que voy a pasarla bien. Ella se entrega al abrazo cómo una amante que te extraña y eso me dio mucha paz. En fin, me resulto un hembrón con una pizca de dulzura y eso, al menos a mi, me encanta.
Para pasar a otra cosa, le doy su regalito y me ofrece pasar al baño, me da un toallón e indicaciones. El baño está bien, nada del otro mundo, bien, ducha con agua caliente que me permite recuperar parte del calor perdido en la tarde y de vuelta al cuartito del tatamichón. Ella se disculpa y se retira apenas unos minutos y vuelve transfigurada, con sólo una tanga negra diminuta y unos scarpin de cómo 20 cm.
Perdón por la disgresión pero como hacen para pararse en esas cosas? Bueno, el asunto es que esos zapatos interminables y esa tanga diminuta resaltaban aún más su bella figura. Federica es un camionazo, con un par de gomas descomunales, con unas enormes areolas onda patys. No se si tiene pezones, no se ven o son muy tenues.
Me paro para abrazarla y con los scarpin era al menos tan alta cómo yo - redondemos en 1,75 - calculo que descalza debe andar por 1,60. La tomo de la cintura, repitiendo el abrazo del principio, pero esta vez sin trapos, y nos enredamos en un beso profundo, que agradece y sonríe. Dice valorar los mimos y quiero creerle. Se siente todo muy cómodo, muy fluido, definitivamente bien llevada es supermimosa. Después de intercambio de franeleos, manoteos y apretujadas me dice que me recueste boca abajo, y obedezco sin chistar.
Me pasa un aceite inoloro y comienza con unos masajes suaves, bastante sedativos que pronto, muy pronto se convierten en sensuales, cuando comienza a masajearte con esos tremendos globos que tiene. Se sienten tibios y suaves, apenas presiona y comienza morder con suavidad mis orejas, me da besos en la nuca y desciende lentamente, besando y masajeando por mi espalda. Es muy lindo sentir la leve presión de esas gomas y la tibia humedad de sus labios, de vez en cuando unas mordiditas suaves. Le digo que se siente muy rico y me dice que aun falta lo mejor. No miente! Continúa bajando y cómo al pasar me acaricia los amigos, tantea un poco al muchacho y de pronto me está masajeando el culo con esas gomas. Es rarísimo y es muy lindo. De pronto se aleja un instante y vuelve a acariciar las bolas y al amigo, para que pueda tomarlo con mayor comodidad levanto un poco el culo y caigo en su hermosa trampa, me chanta un beso negro húmedo y profundo que me deja haciendo equilibrio sobre la verga. Se ríe apenas y se dedica un buen rato a eso. Lo hace muy bien, con mucha pasión, con paciencia. Es cómo si disfrutara darte placer a puro bk. Luego de un buen rato vuelve a subir, masajeando con sus tetas y vuelve a besar la nuca, el cuello y me susurra al oído si quiero darme vuelta.
Ni lo dudo, y me premia con un beso profundo, vuelve a bajar pero esta vez besando el cuello de frente, el pecho, se detiene unos minutos en las tetillas con mucha delicadeza, para continuar bajando y empezar un muy profundo oral sin. Sin en todo sentido, sin pilotín y sin manos, lo maneja sólo con su boca y apenas con sus dientes.
Los dientes de Federica son otro cantar. Son grandes, e inevitablemente rozan, se lo hago notar y se esmera en que el roce disminuya, pero es imposible que no suceda, eso, en mi muy humilde opinión, no desmerece en nada su potente y esmerado oral, al contrario, lo realza y mucho, realmente la piba se empeña en que lo pases bien y en el oral se destaca, mucha saliva y ella misma te agarra las manos para que la ayudes a tragar, te pide con toda su actitud que le cojas la boca, y es hermoso, porque te regala la sensación de control y dominación, una vez que la agarrás de la cabeza podes hacer con su boca lo que quieras, y lo querés es, también inevitablemente, hundírsela hasta la garganta. Se aguanta todas las embestidas y luego de un rato sale a dar unas bocanadas de aire mientras te hace una turca tremenda, para después volver a empezar con ese tremendo oral que hace. Toda despeinada, con la boca babeando y los ojos vidriosos, su cara colorada, apenas quedan rastros de la mujer mimosa que me recibió, ahora es una fiera salvaje que quiere devorarte y que la devores. Así que a ello me dedico, la beso con furia, muerdo suavemente sus labios y la recuesto sobre su espalda. Esta vez bajo yo, con menos suavidad que ella que se retuerce reaccionando a mis besos y mordisquitos, después de todo, yo también tengo dientes y ya no sé del todo que hago. Federica te emborracha de sexo. Muerdo-beso-lamo-chupo sus enormes pechos y sigo bajando, tiene un vientre plano con apenas unos pliegues de una maternidad que no dejó casi rastros, y solita abre sus piernas como las puertas de un templo. Undo mi cara en su conchita tibia y húmeda, beso, lamo y haciendo presión con una mano en su monte de venus perfectamente depilado y suave, mientras con la otra abro su vulva y dejo expuesto su clitoris, que se ve en esa posición como un dedito con forma de corazón. Beso, lamo y chupo su clitoris y me toma de la cabeza para aumentar la presión. Me refriega su sexo en la cara, se arquea, se tensa y hace unos ruidos graves y sensuales que parecen salir directamente de su garganta. Apenas entiendo lo que dice, es como un gruñido que intercala unos muy graves Si! Y estoy de animo obediente. Luego de tensar y aflojar su cuerpo varias veces se arquea para besarme con pasión y me abraza muy fuerte la cabeza y aun con voz grave y algo ronca me dice con una melodía suplicante, que intenta disfrazar de imperativa, cogeme!. Y aun de animo obediente, calzo pilotín y comienza la fiesta. Una fiesta corta, en honor a la verdad. Ella es muy receptiva en un misionero que maneja a su antojo, ella, húmeda y aun excitada - aparentemente, es seguro que mucho es teatro. La humedad no, eso no es teatro-. Era una sopa. Luego de guiar un misionero profundo e intenso hace una pirueta que no logro describir, pero que evidentemente incluye el darme vuelta a su gusto, queda arriba mío, con sus tetas en mi pecho y moviendo alternativamente sus caderas en círculos y de atrás a adelante, como si bailara sobre la verga.
La humedad, el roce, la presión y el espectáculo de ella acariciando sus tetas, mordiéndose de a ratos los dedos y de a ratos los labios, su carita transfigurada y anhelante, sus ojos entrecerrados, su nariz latiendo como la de un animal que corre y sus deditos agarrándome el pecho terminaron con la fiesta en una explosión de semen que la hizo sonreír y la volvió a convertir en la chica dulce y cariñosa que me recibió, aunque ahora despeinada, con el rimel corrido, los labios hinchados y con jugos por todas partes. Con delicadeza me quita el pilotín, limpia el enchastre y me abraza con ternura, pasando una pierna por encima de mi cuerpo. Le acaricio el rostro y la beso, de reojo miro el reloj y había pasado la hora.
Le pido permiso para ducharme y me dice que lo que yo quiera está bien.
Pero estoy agotado, quiero ducharme y dormir cien años, se lo digo, se ríe con su risa grave y responde algo que no entiendo, pero cómo ya no me importa nada de nada, vuelvo a decirle que si. Si.
Ducha, luego me ayuda a vestirme, me dice un piropo que retribuyo con cortesía - aunque ella de verdad lo merece, no cómo yo - no abrazamos cómo al principio, despojados ya de la pasión que momentos antes nos uniera, con dulzura, con promesas de volver a encontrarnos, cómo si yo tuviera opción, como si no quisiera mudarme a esas tetas para siempre. Me abre y salgo al frío de la noche. A lo lejos se escucha un tren.

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